21 de enero 2023. La Riviera, Madrid

 Van pasando los años y cada vez son más las opiniones extra musicales cuando se trata de reseñar un concierto.  Tanto The Iron Maidens hicieron una actuación más que respetable y Accept demostraron que son el heavy metal hecho personas. Esperaba ir con mi amiga Carmen Rubio, pero razones ajenas a su voluntad le impidieron ir. Vamos con los detalles.

Cuando hace más de dos años se vendieron las entradas para asistir al evento, el gancho eran no solo los alemanes, sino también en la posibilidad de ver a Phil Campbell and the Bastard Sons y sobretodo a la locomotora thrasher Flotsam and Jetsam que están en su mejor momento. Pasó el tiempo y cada banda hizo sus planes, pero Accept, como cabeza de cartel, tenía que cumplir con todas estas fechas programadas desde hace años. 

En la entrevista que le hicimos a Wolf Hoffman sobre estos detalles, nos comentó que dos años después, todo es más caro, pero ellos siguen cobrando lo que tenían que cobrar por esta gira. No le iban a pedir a los fans que pagaran más por lo que ya estaba pagado y es algo que pienso que todos debemos comprender. Que, como resultado, en vez de Phil Campbell y Flotsam estuvieran The Iron Maidens, ¡qué se le va a hacer! Estoy convencido de que Accept está haciendo un tremendo esfuerzo para cumplir sus compromisos y lo está haciendo, además, con todo el deseo del mundo para quedar como la banda acerada que son. 

Cuando vimos a The Iron Maidens en el Leyendas del Rock 2022, su actuación fue un desastre. Con esos recuerdos, por poco me quedo fuera hasta que terminaran, pero hacía frio. Tan pronto comenzaron con la misma pista introductoria que usan los Iron Maiden reales para dar paso al concierto, se notó que venían a por todas. Los que las vieron en Villena, deben saber que, comparando, el concierto de La Riviera fue cien veces mejor, sin exagerar. 

Lo primero a destacar es que Linda McDonald tocó su batería con una fuerza y optimismo increíbles. La alegría se notaba en su rostro desde el inicio. Wanda Ortiz, emulando a Steve Harris, no se quedó atrás, y con una sección rítmica sonando de manera tan contundente, las guitarristas lo tenían mucho más fácil. No me atrevo a mencionarlas porque la información sobre esta banda en Internet está bastante desactualizada, pero me atrevería a decirles que Nikki Stringfield fue la voluptuosa y talentosa hacha de la izquierda. 

El repertorio fue toda una pasada, presentando canciones de todas las épocas. Yo jamás pensé escuchar “Ghengis Khan” a estas alturas de la vida. Kirsten Rosenberg cantó con mucha confianza y sus interpretaciones de “Two Minutes to Midnight”, “Fear of the Dark” y “Wasted Years”, donde sacaron un émulo del Eddie de la portada con un casco espacial de los años cincuenta y un arma láser fueron sobresalientes. 

Para cerrar, lo hicieron con “The Number of the Beast”, incluyendo el parlamento de Barry Clayton al inicio de la canción (que yo siempre pensé que había declamado Vincent Price) con la salida del diablo rojo sobre el escenario y terminaron con “Run to the Hills”.  Tremenda actuación, que el público reconoció desde el primer momento, coreando no solo los estribillos sino también muchas melodías. 

Lo de Accept, por su parte, fue sublime. Nadie que haya pagado su entrada habrá quedado defraudado. Quizás falto alguna de tus canciones preferidas, pero en nuestro caso, no importa que se hayan saltado algo pues con lo que ofrecieron y la fuerza del concierto, fue más que suficiente. 

Comenzaron con “Zombie Apocalypse”, una pieza que ya conocía la audiencia, siguiendo con “Symphony of Pain”, canciones que Wolf siempre pensó que podría ser singles del “Too Mean To Die”. No serían las únicas, también cayeron “Overnight Sensation”. Cuando entró la aclamada “Midnight Mover”, nos dimos cuenta que no importa de cuando fueran las canciones, el público se las había preparado bien. 

En las caras de los seis músicos se veía la alegría de estar allí y el batería Christopher Williams no quiso perder la oportunidad de grabar un video de La Riviera intentando cantar la introducción de “Fast as a Shark”. Mark Tornillo también se mostraba muy enérgico y posó con gusto para los fotógrafos.  Entre medias, enlazaron varios pedazos de canciones cuyos nombres no podría repetir.  

Para “Princess of the Dawn” alargaron el tema, pero no con relleno inicuo sino con aprovechando las tres guitarras sobre el escenario: Philip Shouse y Uwe Lulis, aunque Wolf Hoffman se mostró celoso al guardarse para sí los riffs y solos más clásicos de la noche. Lo entendemos, los quiere y los mima porque son suyos.  A partir de aquí lo que cayó fue una dosis ardiente de heavy metal comenzando con la ya mencionada “Fast as a Shark”. 

“Metal Heart” puso a corear hasta los más callados. La timidez voló, azotada por los riffs de esta, aunque “Teutonic Terror” no fue tan recordada. Para la ocasión rescataron “Pandemic”, que cuando publicaron en el “Blood of the Nation” de 2010, nadie pensaba que sufriríamos una pandemia diez años después. ¡Pura premonición!

Nos sorprendió que para los bises eligieram “Hung, Drawn and Quartered” del "Stalingrad", pero no “Balls to the Wall”. Cuando pensábamos que el concierto terminaba la enlazaron con un “I’m a Rebel” que hizo temblar los cimientos de La Riviera. 

Comentaba Wolf Hoffman en otra entrevista que le hicimos que su sueño es seguir tocando hasta que muera sobre un escenario. Con la buena forma física que tiene y el optimismo que se le ve al tocar, eso tardará en suceder muchos años y quisiera desear que nunca ocurriera. Lo que si me quedó claro esta noche es que Wolf no solo toca heavy metal, sino que él es el heavy metal hecho persona. Larga vida a la banda. Cuando toquen de nuevo, volveré una y otra vez. No hay manera de aburrirse con sus andanadas metálicas. 

Gracias a Revolution Shows por la oportunidad de hacer las fotos

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