Si bien es cierto que Marea lleva veinte años sacando disco y es una banda famosa y reconocida y de los pocos grupos españoles que tiene bandas tributo viviendo de su legado, esta es la primera vez que escuchamos un disco suyo. En los últimos diez años había oído algunas colaboraciones de Kutxi Romero en discos de terceros y a veces si resultaba y otras no, pero es que muchos querían tener a Kutxi en su disco.

Pero si vamos al acontecer musical de los últimos veinte años, no cabe duda que Marea es una banda importante. Una banda que defiende y revitaliza el legado del rock urbano desde Leño hasta acá, incluyendo a Barricada y Extremoduro. Lo que si debe estar claro para cualquier melómano es que una banda como Marea siempre sonará como Marea. De hecho el rock urbano ibérico es bastante homogéneo, la musicalidad amplia no es lo suyo e incluso cuando escuchamos algunos coros en piezas como “La Noche de Viernes Santo” resulta una excepción más que una norma. A veces me recuerdan a una banda con timbre de voz similar pero letras muy distintas, que es Insolenzia.

La entrada de “En Las Encias” me hace pensar que la influencia de AC DC es mucha en España, pero pronto veras que no es así en el caso de Marea, que es solo el detalle de usar pocos acordes de manera inteligente para que sea pegadizo y fácil de recordar.  Y no es que sean músicos que no han querido ahondar más en el estudio de su instrumento. Escuchar los arreglos, el trabajo de guitarras y los solos en “Hierro sin Domar”, “8 Mares” y muchas otras, te da la pista de que los músicos no solo son profesionales porque ganen dinero de su trabajo, sino que la esencia esta oculta tras algo que aparenta ser sencillo. Y además, que Kolibrí es un tesoro de músico.

Donde realmente radica el caudal de Marea es en las letras. La música te podrá sonar sencilla o básica, aunque hurgando en los detalles no es del todo así, pero las letras, esa si son únicas, y en un mundo donde los grandes medios trabajan incansablemente para aumentar el nivel de ignorancia, son un oasis que acaricia los oídos. He leído que hay quien se queja de la complejidad, y es algo que también veo cada vez más y es que el ignorante no quiere aprender, sino que se lo den todo a su nivel, el de neurona ausente. Y creo que no, que no se le puede hacer el juego a quien de verdad se beneficia de tu ignorancia. ¡Que el rebaño está un poco desordenao!, ¡qué hay quien piensa y eso no puede ser!

Para este tipo de persona, que de seguro no está leyendo esta reseña, decirles que hay en las letras de Kutxi cierto amago lorquiano sería como ahuyentarlos con fuego. Y lo hay desde la primera pista del disco, que realmente es impactante.  A veces de manera clara y concisa, a veces de manera irónica, las letras son un compendio de sabiduría callejera secular, de esa que nació en las tabernas pero también en los lavaderos de pueblo.

Cada canción tiene verdaderas joyas de lirismo, a veces épico, a veces soez. Con un amplio vocabulario y pensamientos que a veces están adornados de símiles y metáforas y a veces totalmente despojados de brillo intelectual. Un ejemplo es “Jindama”, donde “La ciencia llegó de Plasencia y de Carabanchel” recuerda, por si ya antes no lo tenías claro, a  Rosendo Mercado y Robe Iniesta.

No es el único homenaje, “Pajaros Viejos” dedicada a Ventura Ángel Díaz, alias “el Mariachi”, padre de Kolibrí fallecido en 2017,  recuerda a algunos de los que han hecho grande a España de verdad, los que con su cultura han puesto a este país en un lugar cimero:  Paco de Lucía, Lola Flores, Juanito Valderrama, El Torta, Panero, Bambino,  Enrique Morente, Pasos Largos y otros. Unos los conozco y otros no, pero indudablemente pertenecen a la tradición más hermosa de este país que muy pocos se atreven a llamar Patria.

El Azogue se grabó en los Estudios Sonido R-5 de Orikain (Navarra) en rigurosísimo directo por Jesús Martín “Txutxín” durante los días 20, 21 y 22 de junio de 2018. Fue en diciembre cuando Kutxi grabó su voz con las letras definitivas del álbum y Kolibrí añadió las pistas adicionales, lo mezcló y lo masterizó entre los meses de enero y febrero de este año. La portada fue creada por Fernando Lezaun. Un disco al que hay que prestarle atención.