Cuando comencé a escuchar este disco de Qantice y el track numero uno comenzó, tuve deseos de dejar el disco y pasar a otra cosa. Es melosa orquestación de introducción que se titular “Gone Astray” es bellísima, pero yo lo que quería era caña, la fuerza del metal, el poder de las guitarras. Afortunadamente tuve paciencia y a partir del segundo track fui ampliamente recompensado por ella.

Qantice es más que una banda de symphonic metal hecha por músicos virtuosos. Además de ser un grupo espectacular, se trata de una banda que te cuenta una historia de ciencia ficción envuelta en atmosferas cinemáticas bastante alocadas. Me recuerdan a esa joya oculta que es Rapheumets Well cuando los escuché con Exile en 2016

Sabiendo que por momentos se asocian con el afamado vocalista Pellek, pensé que eran nórdicos, pero no, son franceses. Pellek no pudo hacer la gira del segundo disco con ellos y buscaron a un nuevo cantante que es David Åkesson (Aldaria, Vivaldi Metal Project, Six Foot Six, ex Moonlight Agony)  y que nada tiene que envidiar al pasado.

En este, su tercer disco, Quantice sigue avanzando en su estilo personal, mezclando la fuerza del power metal con elementos sinfónicos. No usan samplers sino que tienen en realidad a la violinista Alexandra Laya mientras que para este disco utilizan además, flauta, gaita, oboe, fagot, bombarda y piano.

La música es enérgica y por momentos muy complicada. Cada pieza está cargada de matices y aunque hay momentos como “Cosmic Sway” donde el aire épico melancólico progresivo de la canción hace que la flauta y el oboe suenen como una progresión lógica de la música, la banda se atreve, y esto me parece realmente audaz, con insertar unas notas de violín en la fortaleza de “Once Upon a Sun” o lo que es más peligroso, romper la rítmica en medio de "Once Upon a Sun" y caer todos en el compás exacto. 

Pero también provocan contrastes con los propios instrumentos básicos del metal. La entrada de “Little Knight’s Oath” con ese toque medieval rompe de repente con una fuerza arrolladora, algo que será una de las señas de identidad de la banda.

La producción la realizó Kevin Codfert (Adagio, Myrath) y entre los invitados está Riccardo Cecci de Luca Turilli’s Rhapsody, así como otros que encontraras al final de la reseña. Una banda con un presente hermoso y que desearía tuviera el empuje para seguir adelante.