Hay bandas que conoces de toda la vida y en ese período de tiempo no ocupan los primeros puestos en tus preferencias, pero están ahí en algún lugar de tu cerebro y reconoces que son un magnífico grupo que siempre te gustaría escuchar. Es lo que me ocurre con los alemanes SuidAkrA, que siempre han estado en un segundo plano para muchos, aunque reconocen que se trata de una banda única.

Lo anterior se ratifica cuando escuchas “Wolfbite”, un disco cargado de energía y creatividad. La banda ha ido cambiando sin temor a que sus inquietudes sean incomprendidas. De hecho, los cambios han sido parte constante de su crecimiento como músicos, así como también lo ha sido la evolución en su arte musical.

Escuchando este disco me viene a la mente una banda que ha hecho cambios similares, Amorphis. Ambos grupos comenzaron con un estilo de tipo áspero, violento, rabioso y feroz, pasando principalmente por el Black Metal, el Melodic Death Metal, y el Folk Metal. “Wolfbite” entra directamente en esta categoría, con ambientaciones folklóricas, algunas hechas con instrumentos autóctonos, logrando con ello un disco verdaderamente asombroso.

Curioso que hayan elegido un narrador para dar inicio a “A Life in Chains” y presente en otros momentos como “Faoladh”, o eso imagino al escuchar una frase en medio de la pieza con un timbre similar, una de las piezas más versátiles del CD. Mezclan los sonidos folks con una base de melodic death metal. Desde el primer momento, la batería de Ken Jentzen suena elegante. Tiene muchos blastbeats, pero estos no suenan burdos ni están calzados a la fuerza en las composiciones. Cuando hay que usarlos se usan y cuando no, pues ahí están momentos como los de “Crossing Over” y sus constantes variaciones en las líneas de la batería. Esta es una canción muy especial, donde la banda incluye todo lo que son y lo que, además, no son, pero saben hacer.

Eso es parte del sello de la banda, el uso de las guitarras para protagonizar diversos estados de ánimo que van desde momentos ambienta hasta la fuerza de los riffs más metaleros.

El otro músico que destaca es indudablemente Arkadius Antonik, quien canta con una aparente falta de esfuerzo, a pesar del su timbre rasposo y gutural, el canto fluye de manera a veces más agresiva, a veces más suave, como si fuera agua que cae bajando la montaña mientras en lo alto llueve copiosamente.

Un disco maravilloso para escuchar en una tarde lluviosa y fría, imaginando los pasajes del norte de Europa. Si no los tienes al alcance, baja los visillos y dale rienda suelta a tu imaginación.