Los suecos Avatar regresan tres años, después de publicar 'Hunter Gotherer', con este demoledor trabajo ‘Dance Devil Dance’. Un disco impregnado de su mejor esencia sonora que les pone directamente en la lanzadera para ocupar y liderar las primeras posiciones de la escena metalera más internacional. Ya que son varios trabajos con los que han sabido reunir lo mejor de la puesta en escena dentro de su universo Avatar Country con su atrayente apuesta sonora que muy pocas formaciones a día atesoran en este nutrido panorama musical. Donde se mezclan melodías, rabia, intensidad, contundencia, destreza y mucha pasión. Dando como resultado un potente cóctel de varios estilos que vienen todos ellos bien mezclados en un mismo redondo. 

 

Las hostilidades sonoras comienzan con el corte que da título al disco. Donde el vocalista y frontman, Johannes Eckerström, se mueve como pez en el agua, demostrando toda su amplio registro vocal, en un corte contundente pero a la vez melódico que contiene varias fases diferentes en los cuatro minutos que dura. Destacando la pegada que atesora el baterista John Alfredsson. En “Chimp Mosh Pit” la garra permanece a base de los latigazos guitarreros de ejecutan Jonas Jarlsby y Tim Öhrström, quiénes son los principales directores de este intenso y denso corte. Para después regresar en “Valley Of Disease” a sus inicios con el death metal que tan bien practicaban y que van dejando de lado a cuentagotas.  Siendo éste un tema enormemente rabioso en el que se incluyen las voces guturales junto con la tremenda pegada de batería y bajo pero sin dejar de lado sus partes melódicas. Facturando una potente y agresiva canción que se convertirá en un terremoto en sus próximos directos. Y con un giro de 360 grados pero manteniendo la dureza en su composición aparece “On The Beach”. Un tema que contiene ese ritmo y esa pegada tan atrayente que es el típico rompecuellos, a pesar de poseer pequeñas partes melódicas muy cercanas al pop, funk o reggae. Para después derivar en “Do You Feel In Control” en otro intenso y desquiciante tema. Contando con una soberana pegada por parte del baterista que es de lo más destacado en esta primera parte del disco. 

 

Con “Gotta Wanna Riot” regresan a la senda más comercial y más accesible a través de otra memorable interpretación donde la garra y las melodías van de la mano. Convirtiéndose en una canción muy gamberra. Para después en el medio tiempo de “The Dirt I’m Buried In’ encontramos una melódica composición muy divertida con ciertos ramalazos pop pero con el particular sello de Avatar. En cambio con la cruda “Clouds Dipped In Chrome” regresan a su parte más densa y crujiente. Convirtiéndola en otro rompecuellos y en otra muestra de la amplia gama vocal que atesora este peculiar vocalista. Quién deja un pequeño hueco a los guitarristas para que tengan su preciado medio minuto de oro. Y tras pasar por las profundidades del Avatar Country volvemos a ver la luz con la densa y energética “Hazmat Suit”. Que contiene cierto parecido a lo ofrecido por los añorados Mötorhëad pero llevado a su propio terreno quedándoles de lujo. En la décima posición se encuentra la extraña “Train” que recuerda de algún modo a ciertos artistas como Leonard Cohen pero es un mero espejismo ya que posee pequeñas partes oscuras. Para despedirse por todo lo alto con la memorable “Violence No Matter What”. Que cuenta con la participación de la vocalista de Halestorm, Lzzy Hale y que posee un videoclip digno de visualizar a todo volumen.

 

Dando así por concluido uno de los mejores discos de Avatar. Una banda que con cada trabajo se va ganando el respeto por parte del exigente público metalero a base de ofrecer un estilo diferenciador al resto de las formaciones. Eso sí, si entras en el Avatar Country con la mente abierta y predispuesta, te puedo asegurar que no podrás salir de él tan fácilmente. Y seguramente caerás rendido a su atrayente y demoledora propuesta musical.