Conocimos a Endernity gracias a su disco debut, “Disrupted Innocence”. Aunque han pasado par de años, el grupo ha tenido tiempo de cambiar lo suficiente como para ofrecer algo que sigue sonando a Endernity pero es diferente. Uno de los detalles que aprecio son ligeras orquestaciones, a veces algo forzadas según mi punto, pero siempre agradables de escuchar.

El disco tiene muchas capas, muchas influencias mezcladas, es metal moderno en el amplio sentido de la palabra. De hecho, la mezcla en varias de las canciones es una de las características de este disco.

Todas las canciones me parecen muy interesantes. No solo los singles elegidos, que son ya de por sí muy diferentes: “Goddess Ihstar”, “Cozy Bubble” e “In the Name of God”. También hay piezas muy curiosas, con diversos cambios que como mínimo te harán prestar atención a las mismas. Entre ellas, “It’s Raining Again” con ese cambio extremo del tiempo dentro de la canción, “Ignorance Celebration”, que me ha recordar otra canción de los ochenta en sus inicios. Se nota que ha habido un trabajo de experimentación y arreglos. Incluso me imagino a los músicos comentándose los unos a los otros: “¿Qué tal quedará este cambio aquí?”

En cuanto a las letras, los músicos han querido reflejar algunos de los momentos más tristes de la historia de la humanidad, intentando vincular la música con la letra. En este trabajo me gustaría destacar “Darkness and Shine” que parece ser la canción más genérica del disco, con un espectacular trabajo de guitarras. También resalta uno de los singles, “Goddess Ishtar” con in interludio de cuerdas, y que habla sobre la prostitución como lacra. Pienso que para escribir canciones como esta habría que conocer un poco más ese mundo en la actualidad, aunque la letra habla de Babilonia, y no me refiero como cliente, sino como parte del engranaje que comienza con las propias personas que se prostituyen, porque aquí, como ocurre siempre, solo piensan en las mujeres y dejan atrás a los chicos que ejercen el oficio, o al menos eso me parece.

Preciosa “Bite me Hard”, composición que muestra, como ninguna otra, las influencias de bandas como Trivium y otras de la misma hornada. El riff de guitarra es sumamente efectivo, y los solos del instrumento son, en todo el disco, gloriosos.

Hay quien dice que los discos actuales deberían ser cortos, que no tenemos tiempo. ¡Chorradas! Los cincuenta minutos de esta obra valen cada segundo, y “Stand Up” es una muestra, con un trabajo vocal intenso, como lo es la trabajada al detalle, “A Part of us All” que pudiera pensarse es una pieza de relleno, de no ser por los arreglos, el sensible trabajo vocal, la colaboración de un coro infantil de la Escuela de Música Moderna de Leganés, y los agregados de cuerdas.

Hasta el último instante nos sorprenden con “Hell is Where I do Belong” que nos hace pensar que el infierno está en Oriente, pero no es de extrañar, porque las melodías de esa zona se han estado escuchando desde la primera pista. ¡Mensajes subliminales! Me hubiera gustado que así fuera.

Este disco también fue grabado, mezclado y masterizado por Álex Cappa en los conocidos The Metal Factory Studios. Sin embargo, suena algo diferente, y es la magia de alguien como Álex Cappa. La preciosa carátula la ha diseñado el batería Santiago Arroyo, que regenta los Obnubil Studio.