Pure Steel Records © 2012

Tracklisting:

1. Run and hide
2. Rough times
3. Madness
4. Searching man
5. Running too hot
6. Hidden killer
7. Devil in me
8. The train
9. Sister mean
10. Heart of rage

Stallion Four es otra joven y prometedora banda sueca de hard rock, y ya comienza a preocuparme cómo es posible que un país con poco más de 9 millones de habitantes es capaz de producir una andanada de bandas de magnífica calidad en todos los géneros y estilos musicales.

Este quinteto practica un fresco hard rock que vocalmente recuerda a bandas como los suizos Krokus o a los AC/DC de la época de Brian Johnson. Musicalmente, se despega de estos grupos, no es una simple copia de ellos, y su música tiene mucho gancho y suena bastante zeppeliana.

El sonido de este, que es su disco debut ya que anteriormente sólo habían hecho tres demos y un EP, resulta muy convincente con simples y sencillos riffs de guitarra, algunos de ellos con añoranza hacia los años 70 y otros con regusto sureño, una manera de tocar la batería directa y contundente, y un profundo sentimiento de rock and roll. Las canciones suenan honestas y refrescantes y el ejemplo más claro está en el video clip que puede ver al final de este texto “Madness”, y que también demuestra que no es necesario tener muchos recursos para poder hacer una obra decente. En un simple paso peatonal techado, con tres o cuatro luces y posiblemente una sola cámara, el grupo demuestra de lo que es capaz y también de lo que deberíamos aprender.

En un disco cuya primera canción, “Run and hide”, posiblemente no te enganche, pero a medida que va escuchando y pasas a “Rough times”, encuentras la esencia musical que, independientemente de lo que cuentan las letras, que tampoco son pretenciosas, el sentido es el de disfrutar la música y divertirte ya sea escuchándolo sólo o entre amigos. Algunas melodías también parecen sacadas de otros lugares no totalmente desconocido para ti, y que te harán recordar algo, como “Hidden killer”. Los solos de guitarra son cortos y efectivos y en ellos predomina más que el virtuosismo, el deseo de adornar la melodía con algunas variaciones.

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