Metal Blade Records

Tracklist:
1 - The Art of Loss 5:22
2 - Slouching Towards Bethlehem 8:06
3 - Damaged 4:56
4 - Hope Dies Last 10:33
5 - That Golden Light 4:54
6 - Thirty Silver 6:25
7 - The Center of Fire 7:55
8 - Love Reign o'er Me 5:08
9 - At Day's End 22:33

Nunca pensé que Redemption, proyecto de metal progresivo del guitarrista y tecladista Nick van Dyk, llegase a un sexto álbum en estudio. Contando en su alineación con el excelentísimo Bernie Versailles (Agent Steel, guitarrista de gira con Fates Warning) en la guitarra líder, y desde el segundo álbum con Ray Alder (Fates Warning) en las voces, me parecía improbable que esta banda sobreviviese a largo plazo, dados los múltiples compromisos que músicos tan ilustres suelen tener.

Encima de eso, la realización del álbum precedente, "This Mortal Coil" (2011), estuvo profundamente influenciada por la leucemia de la que padeció Nick van Dyk, de la cual aparentemente se ha totalmente recuperado.

Pero, para colmo de males, cuando todo parecía estar estable, el fundador Bernie Versailles sufrió por su parte un aneurisma cerebral que le impidió participar en la grabación de este último disco que os presentamos hoy. ¿Habrá caído una maldición sobre esta banda? Por suerte, tres ilustres guitarristas cuyos nombres se asocian con Megadeth (Chris Poland, Chris Broderick y Marty Friedman), más el guitarrista Simone Mularoni (Empyrios, DGM, Vivaldi Metal Project) se encargaron de los solos de guitarra, mientras esperamos que el amigo Bernie se recupere.

Este nuevo disco, "The Art Of Loss", continúa más o menos dentro de la misma vena que el anterior. Los incondicionales de la banda encontrarán en él los elementos estilísticos que caracterizan a Redemption: voces limpias y naturales de Alder, cambios rítmicos y armónicos múltiples, melodías bien construidas (ver por ejemplo la excelente "Thirty Silver"), agresión correctamente dosificada, y por supuesto una buena hemorragia de solos de guitarra que en este caso, tratándose de una constelación de estrellas en las hachas, se convierte en una de las grandes atracciones del disco.

Por ejemplo, en el tema homónimo que abre la entrega, Simone Mularoni y Chris Poland se sirven a sus anchas, con mucho shred neoclásico el primero y con frases coloreadas de fusión metalera el segundo. Estos dos monstruos reinciden en la segunda pista, la bien lograda "Slouching Towards Bethlehem", otra vez llena de buenos solos. La más convencional "Damaged" recuerda vagamente al Fates Warning del "Inside Out", pero Marty Friedman le descarga un solo con su estilo característico que le da algunos puntos extras. En "Hope Dies Last" otra vez Chris Poland vuelve a la carga sobre un tema también reminiscente del "Inside Out" de Fates Warning, luciéndose con su impecable técnica y su interesante fraseo sobre los devaneos progresivistas de Van Dyk y el resto; mientras que la ya mencionada "Thirty Silver" cuenta de nuevo con los servicios de Chris Poland, pero con las ayudas suplementarias de Marty Friedman y del super-shredder Chris Brodrerick, cuya aparición se suponía que fuese al principio menos fugaz, pero que debido a su proyecto Act of Defiance solamente pudo contribuir con un único solo aquí.

Cabe destacar también el cover de The Who "Love Reign O'er Me", cantada por John Bush, vocalista de Armored Saint, que le pone de verdad mucho corazón a su interpretación.

El disco cierra con la extensa "At Day's End", una de esas piezas kilométricas que los progresivistas suelen utilizar para lucir impúdicamente sus capacidades de endurar el tocar sin detenerse por más de veinte minutos. Hay pasajes tiernos en esta, con su guitarrita acústica; pasajes más fuertes, momentos en los que parece pop, momentos en los que se torna más agresiva e intensa, momentos en que se orquesta con grandiosidad… Pero a pesar de su heterogeneidad, no defrauda, pues la composición se mantiene coherente y las variadas partes trabajan bien juntas, aunque a mí en lo personal termine por agotarme un poco, incluso si el cierre de la canción se vuelve melódicamente muy atractivo, casi épico.

Entonces, para concluir, este álbum está muy bien, aunque me ha dado la impresión que repite un poco los recursos del precedente. No obstante, sin ser una obra maestra ni mucho menos, no defraudará a los amantes del género. Sus ricas instrumentaciones y sus alardes bien colocados de virtuosismo, la buena producción, los arreglos equilibrados, más la cantidad de buenos solos tocados por esos excelentes guitarristas que dieron un paso al frente durante la ausencia forzada de Bernie Versailles, hacen que valga la pena escucharlo. Nota final: Tres y media estrellas sobre cinco. ¡Gracias por el buen rato pasado!

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