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Tracklist:
01 El Valor del Tiempo
02 Ser Real
03 Todo lo que soy
04 Sucubo
05 Charlie
06 Retroevolución
07 Sonrisas y Lagrimas
08 Nunca Olvides
09 Semilla
10 Invierno

Tercer disco de Otra Cara, banda de Torrejón de Ardoz (Madrid) con 18 años de fundada. Una banda que sigue la línea de letras poéticas e intensas, arropadas por una música contundente y agresiva por una parte y por maravillosas melodías por la otra. Ellos se definen como una banda de rock alternativo

Y aunque es su tercer disco, es el primero que cae en nuestras manos. No los conocíamos pero el encuentro no ha podido ser mejor.  Es una banda que indudablemente recuerda a Sober, aunque el estilo vocal de Jesús Pina es bastante diferente no solo en timbre sino también en cuanto a cadencia vocal y uso de las melodías.  De hecho si eres de los que escuchas a la banda por primera vez te quedaras con el timbre de Sito en el alma. Es un vocalista de amplios recursos técnicos, y con un timbre de voz muy agradable, que sabe utilizar bien para dotar de sentimientos a las letras de este disco.

Tras él una banda que trabaja más al unísono que  para destacar a alguno de sus miembros.  Desde que comienza “El Valor Del Tiempo” sentimos el trabajo de equipo. Una entrada de cuerdas de reloj y un sonido que imita el “tic-tac” da paso a unas guitarras que a dúo se van metamorfoseando de riff a punteos y de estos a arpegios. Bueno gusto en cada segundo.

El primer single es  “Ser Real”, con unas guitarras algo más heavys, pero la fuerza se apaga en los inicios de “Todo Lo Que Soy”, un medio tiempo que se ira acelerando por momentos. Es con “Sucubo” donde comenzamos a pensar en las similitudes con Sober.  No solo por la manera de cantar la canción sino por el refinado uso del “wah wah” en el solo de Raúl Medina.

 En “Charlie” se hace sentir más la fuerza de la batería de  Franco Carella,  y aunque a veces la comparación no habla por sí sola, encontramos ciertas influencias de bandas como Skunk D.F. en la manera de proyectarse los riffs de guitarra. Hay ciertos arreglos de programación que le agregan fuerza a la pieza.

Curioso el título escogido para la siguiente canción, “Retroevolución”,  otra de las piezas que aposta por la belleza con fuerza.  Es una canción muy atractiva al oído y la manera en que se cantan los coros resulta interesante. Mantienen ese aire en “Sonrisas y Lágrimas”, que si hubieran estado unidas por un preludio no hubieran sonado para nada dispares, aunque aquí la belleza gana cuerpo en detrimento de la fuerza.

 Si bien hasta el momento valorábamos más la poesía de la lírica y no hemos profundizado en el contenido, “Nunca Olvidés”  desde el primer verso te llama la atención. Una letra dura contra el acoso, que nos indica suavemente y hasta con cariño, “qué no debemos olvidar”, y llega tanto al corazón que la primera vez que lo escuché pensé que el sonido del plato de la batería antes del coro era el sonido de un golpe en la cara de la víctima. 

Si el disco hubiera terminado aquí, me hubiera quedado conforme, pero la banda nos tiene dos cortes más, la contundente “Semilla”, con esos timbres de teclados en segundo plano, que siempre han estado asociados a la música de baile y ahora se lo han apropiado los cultores de los sonidos más fuertes. Teclados que se escuchan más en la entrada de “Invierno”, aunque más enfocado a los timbres del Kraut Rock

La producción la hizo Pablo Domínguez con mezcla de Álex Cappa y masterizado en Rogue Planet por Mike Kalajian. La caratula la realizó Mónica Cornejo, y vaya qué manera de encajar con el contenido del disco. Si fuéramos a definirlo con pocas palabras, para este disco usaríamos palabras que ya antes habéis leído: fuerza, belleza y equilibrio.

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