Si Usted, que lee esto ahora, es un lector perspicaz y con buena memoria, se habrá percatado que en varias ocasiones durante los últimos dos años he reseñado grabaciones de épocas pasadas que han sido reeditadas por algunos sellos discográficos que no necesariamente han sido los mismos en haberlo hecho con anterioridad, ya sea mucho o poco tiempo atrás. En esta ocasión les quiero comentar sobre un disco de WITCHCRAFT que viera la luz originalmente a través de Rise Above Records, disquera asociada a esa gran banda llamada CATHEDRAL, y que ha salido de nuevo en este 2012 a través del muy conocido sello Metal Blade: Me estoy refiriendo a Witchcraft, álbum homónimo del cuarteto europeo, sobre el cual les voy a comentar algunas ideas.  

Pues Witchcraft representó en el año 2004 el álbum debut de esta formación sueca, formada cuatro años antes y de seguro conocida por aquellos que siguen las sonoridades asociadas con estilos como doom metal, el stoner rock y toda la conexión que ambos mantienen con el hard rock más oscuro y denso. Escuchando esta música, si es que no lo habías hecho antes, te darás cuenta (si tienes años de carretera como melómano rockero) que la misma parece… de otro tiempo. De otra época, cuando se grababa de otra forma y no había tanto truco tecnológico. Es como volver a las raíces, a la sencillez de las guitarras, el bajo y la batería… Es, sin dudas, el rock desnudo.

“Witchcraft take 1” se escucha justo al mismo comienzo, y bienvenidos entonces a un ritmo acompasado que mucho le debe al legado del rock de fines de los ´60 e inicios de los ´70 (léase CREAM, BLACK SABBATH, BLUE CHEER, el primer FLEETWOOD MAC, HUMBLE PIE, y un larguísimo etc), donde incluso aflora un espíritu cercano al blues/rock más tenue y a la psicodelia más delicada, cambiando de estructuras y tempos en el mismo title-track inicial, y siempre sin enfatizar en la distorsión desmesurada, terminando ambas guitarras a dúo de forma muy contagiosa. Y de hecho ambas abren al unísono el segundo corte “The Snake”, más sabbath (¡Solo falta la voz de Ozzy!) pero sin tanta distorsión, aunque dejan caer un intermezzo medio fussion que me recuerda también a mucha gente. Esta tónica está presente en los temas que siguen, “Please, don´t forget me” (versión del conocido tema de otra banda pionera, PENTAGRAM), “Lady winter” (con contrapunteo entre ambas electric guitars, muy en la estética setentera), “Shyssta Logner” (con buenas guitarras y sección rítmica), y “You bury your head”, con otro pasaje medio muy sosegado, seguido de abundantes guitarras disonantes.

En “What I am” baja aún más el tempo, casi pegado al blues/hard de antaño y con esas voces que parecen grabadas 40 años antes, de igual forma que en la pegadiza “It´s so easy”, respetando una estructura muy sencilla que lleva mis sentidos mucho tiempo atrás… “No angel or demon” es un poco más movida y a su vez, con la voz de Magnus Pelander (también guitarra) un poco menos dramática, mientras “I want you to know” muestra interesantes bloques sonoros con un drums impetuoso, cerrando con la muy interesante y extensa “Her sisters they were weak”, con un inicio apelando a recursos sonoros propios del british folk y muy en la estética de aquellos años, con esos riffs de ultratumba que reiteran cíclicamente al final terminando con una tierna music box…

Álbum que ha sido reeditado en Norte América a través de Metal Blade Records durante este verano y que fuera concebido por la banda como un tributo a los ya citados PENTAGRAM, presenta un diseño de portada con una versión ligeramente alterada de la obra “Merlin”, un dibujo de Aubrey Beardsley original de 1894. Música oscura, sombría y con mucha melancolía interna aunque no lo parezca inicialmente, ideal quizás para escuchar en casa en uno de esos día invernales y grises, o mirando las hojas del bosque caer… mientras bebes un hot tea y concluyes que WITCHCRAFT muestra la virtud de sonar como antes, a la usanza de muchos grandes clásicos, pero desde nuestros años. ¿Cómo lo hacen? Creo que además de lo que hagan, que es lo mismo que hacen todos… le ponen mucho sentimiento, y eso se nota. Recomendado para coleccionistas y melómanos amantes de la música que se gestó durante las décadas de los ´60 y ´70, que de seguro les va a encantar.