Sábado 23 de noviembre de 2019
Sala Santana 27, Bilbao

23 años sin editar nuevo disco son muchos años, y más en estos años de jodida inmediatez en los que vivimos. Pero en esta gira pudimos comprobar que los Sacred Reich siguen teniendo un lugar en el corazón de muchos fans del thrash metal más clásico.

La anterior vista del combo de Phoenix, Arizona a Euskadi fue en Bergara en 1991, acompañados de Sepultura. Mucho ha llovido desde entonces, pero se notó que había muchas ganas de ver a Phil Rind y compañía, aunque supongo que el buen álbum que recién publicaron, titulado 'Awakening', terminó de espolear al personal nostálgico de los mejores tiempos del thrash metal.

Como banda soporte venían los heavys californianos Night Demon, unos viejos conocidos que les hemos visto con esta cuatro veces por estos lares. Siempre dan buenos conciertos y con ellos la energía heavy para calentar la sala está garantizada. Asistieron unas 700 personas calculo yo.

Saltaba a escena el trío conformada por el bajista y cantante, Jarvis Leatherby, el guitarra Armand John Anthony y el batería Dusty Squires, y desde los primeros compases se les vio como de costumbre desenfrenados, un auténtico torbellino heavy que arrancó con "Welcome to the Night", seguida de "Full Speed Ahead", sonido correcto y como siempre Jarvis dándolo todo.

El "Overkill" de Motörhead sirvió como introducción para "Dawn Rider". Muy mal iluminados, por luces cutres, muy cutres que les acompañaron durante todo el recital, no les ponían luz ni cuando Armand de ponía a despachar solos al borde del escenario. Seguían con la maidenesca "Hallowed Ground" del LP 'Darkness Remains', que empalmaron con "The Howling Man". Mientras Jarvis y Armand intercambiando posiciones todo el rato, bueno al menos cuando Jarvis no tenía que cantar. En un momento de la actuación pudimos ver al frontman de Sacred Reich, Phil Rind disfrutando desde un lateral de la descarga de los Californianos, con una gran sonrisa en su cara y luego se pasó el batera Dave McClain.

Un fluido set que continuó con la ganchuda "Heavy Metal Heat", que coreamos junto al trío, vaya temazo. Otros dos himnos del álbum debut, la que le da titulo "Curse Of The Damned" y la pegadiza "Screams In The Night", una autentica gozada. Una que también salía en su EP homónimo y tocaron "The Chalice", luces rojas y salía la mascota caracterizada de la muerte cáliz en mano, como sale en la portada del 'Darkness Remains'. Justo la pieza que tocaron a continuación, extensa y complejo medio tiempo denso, que enfrió un poco el concierto, yo la hubiese usado para cerrar o hubiese escogida otra movida, teniendo en cuenta que eran teloneros.

Se marcharon del escenario y no tardaron mucho en regresar para cerrar la actuación con el trepidante tema homónimo, "Night Demon", que volvió a re-conectar con la entregada audiencia. Pero ese fue el punto y final. Se despidieron con una gran ovación, ni en este momento hubo luz para ellos. Increíble. Se ganaron unos cuantos fans esa noche y eso que para mí es la ocasión que menos me han gustado, de las 4 veces que les he visto.

Bueno pues ya era la hora de ver a los Sacred Reich y nos acercamos al foso cuando sonaba “The Boys Are Back In Town” de Thin Lizzy a modo de introducción mientras los músicos comenzaban a tomar posiciones, primero el retornado batería Dave McClain, el nuevo y joven guitarrista, Joey Radziwill (23 años), y los veteranos Wiley Arnett en la guitarra líder y el frontman Phil Rind en el bajo y las voces. Atacaban directamente con "Manifest Reality" uno de los temazos del nuevo larga duración 'Awakening', sonidazo muy sonido nítido pero poderoso.

Tras la primera ovación soltaban un clásico de 1990, como "The American Way", Phil Rind con una cara sonriente aunque parecía sorprendido gratamente por la respuesta que estaban teniendo. Estuvo muy animado durante toda la descarga, comentando algunos de los temas antes de presentarlos e incitando al personal, que tampoco le hacía falta mucho para gozar de la descarga Thrashica. Supongo que también le venía bien para tomar un poco de aire.

Otra de las nuevas la trepidante "Divide & Conquer", uf que buena, madre mía. El joven hacha Joey Radziwill no paró de hacer headbanging todo el tiempo mientras repartía riffs grooveros y molones junto al maestro Wiley Arnett, al que se le vio en gran forma, despachando solos punzantes marca de la casa. Enorme Dave en la batería, me alegró mucho cuando salió la noticia que había vuelto a Sacred Reich.

Sacaban un poco el pie del acelerador con "One Nation", más densa y groovera. Vuelta al material actual con la pieza que da título al redondo “Awakening”, que dicho sea de paso el material nuevo parece grabado hace 30 años, se diferencia muy poco de lo que hacían antes, y por otro lado su material más añejo resiste muy bien el paso del tiempo. Como por ejemplo "Love…Hate", otra del 'The American Way' de 1990. Brutal verles tocar "Free" en directo, como sonó, vaya gozada. El bajo de Phil marcaba el ritmo de "Crimes Against Humanity", mientras Joey continua meneando su melena. La peña aprovechaba hasta los acelerones de "Who's to Blame" para calentarse en el mosh pit. Aunque la auténtica locura llego con "Ignorance", que grandes, la madre que los parió.

Phil aprovechaba para presentarnos a sus compis, recalcando la juventud de Joey y la alegría que suponía para la banda contar de nuevo con Dave en la batería. Daba paso a otra de las nuevas "Salvation", un tema complicado de cantar y se le vio contundente todo el rato. No me pude resistir y "canté" el estribillo. Otro clasicote "Independent", en los que la banda al completo se pone con el headbanging mientras Dave azota su kit si piedad. Aún resuena el solo de Wiley. Nos íbamos acercando al final del concierto pero quedaba otra recién salida del horno, "Killing Machine", que también fue muy bien recibida. Peo la locura total llegaba con "Death Squad", un clasicazo que termino de calentar el buen ambiente que hubo durante toda la velada. El mosh pit se terminó arremolinar con “Surf Nicaragua”, la joya de la corona, así cerraban una gran presentación por todo lo alto. Glorioso final para un gran concierto.

Estuvieron buen rato despidiéndose y lanzando púas y baquetas, mientras Phil aplaudía, agradecía y miraba con una gran sonrisa la buena acogida que había tenido su banda tantos años después en Euskadi. Un regreso triunfal que dejo satisfechos a todos los fans de la banda. Ojalá que vuelvan pronto.

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