Gracias a mi amigo Ariel Llauger Rabasa, pude ir al concierto de Yes en La Riviera, el viernes 4 de noviembre. Fue un fin de semana importante ya que el día cinco se anunciaba a Obus y el día seis a Peter Frampton.
Sobre las siete de la noche comenzamos a entrar a La Riviera, mientras en la calle un vendedor de camisetas de Yes disponía de ellas en varios colores y diseños, y a precios módicos. A las ocho de la noche comenzó el concierto que duraría unas dos horas y media.
La alineación que venía esta noche era la de Steve Howe en guitarras, Chris Squire al bajo, Alan White en la batería, Geoff Downes a los teclados y el nuevo vocalista Benoit David, quien aunque se quede en Yes los próximos 10 años seguirá siendo el nuevo vocalista. También ha asumido un duro riesgo al entrar al un grupo donde siempre será comparado con el incomparable Jon Anderson.
El concierto comenzó con “Your is not Disgrace”, para gran regocijo de todos los presentes quienes evidentemente eran fanático de Yes y se sabían las canciones bastante bien teniendo en cuenta que los españoles no han aprendido a hablar inglés.
Benoit David tiene un registro bastante similar al de Jon Anderson, como se puede apreciar en el disco, y en directo se escucha mucho más parecido. Por su parte Steve Howe continúa demostrando que es indudablemente el mejor guitarrista del progresivo (con permiso de Steve Hackett), con una gran versatilidad, y utilizando lo mismo su famosa guitarra Gibson, que las Fender más ligeras.
A continuación iniciaron “Tempus Fugit”, una canción que por pertenecer al Drama, nunca fue cantada en directo por Anderson, y que ahora esta alineación rescata. “Your Move - I´ve Seen All Good People”, nos devolvió a los momentos más clásicos del grupo, mientras todos veíamos con asombro que las canciones en directo sonaban idénticas al disco y que ninguno los músicos es capaz de perderse ni medio compás.
El sonido de la sala no era perfecto, y los detalles, mínimos detalles que en nada afectaron al concierto, perjudicaron ligeramente, como algunos momentos en que los teclados sonaron demasiado altos, o porque la voz de David se perdía un poco entre los instrumentos. También se veía que los músicos por momentos no se escuchaban si bien me llamó mucho la atención que Downes y Howe no se veían entre sí y sin embargo guitarra y teclados siempre cayeron en tiempo y sonaron al unísono cuando correspondía.
“And You And I”, a pesar de ser una pieza bastante suave, sonó magistral y levantó la ovación más grande de la noche solamente superada por la despedida que le brindamos al grupo.
Steve Howe hizo un sólo con par de temas. O sea, que no fue un solo anárquico sino algo previamente ensayado y estudiado. Al terminar el grupo se atrevió a tocar “Fly From Here”, la pieza de aproximadamente 30 minutos que da título a su último disco. De esta manera demostraban que no quieren que se les vea como un grupo que ya lo han dado todo de sí. Pienso que fue una decisión valiente, ya que es un tema poco conocido aun, de difícil ejecución, y que el grupo tiene que afinar para próximos conciertos.
Una vez terminado este maratón comenzaron con “Wonderous Stories”, a la que continuó “Into the Storm”, mucho más acelerada. A pesar de que Steve Howe siempre toca con mucha seriedad y es bastante estático, con el paso de los años sus ojos claros han aumentado la expresividad (o será que al usar gafas de aumento, se ven más grandes).
Viéndolo en este concierto me di cuenta de que es una persona de carácter noble, y sentido del humor británico. Cuando le molestaba la luz de frente hacía un gesto con la mano derecha como de intentar agarrar la luz y echarla a un lado, gesto que no siempre fue comprendido por el luminotécnico, que insistía una y otra vez en ponerle en la cara un seguidor blanco.
Lo mismo ocurrió con el humo, cuando comenzaron a liberarlo, Steve Howe hizo gestos para llamar la atención sobre las molestias que le causaba el mismo. Como no lo entendieron, se hizo el que tosía con mucho aspaviento, y así fue que se dieron cuenta y detuvieron la salida de humo.
Quien sí tosía, aunque alejaba el micrófono, por supuesto, era Benoit David. Ya a estas alturas de concierto había pasado la prueba que todos los presentes fuimos allí a aplicarle. Además de cantar muy bien, defiende los temas de Yes con maestría, y tiene un timbre muy similar. También una buena presencia escénica, y la capacidad de conectarse con el público y el grupo.
Le tocó el turno a “Heart of sunrise”, que también fue magistralmente interpretada. Cuando Benoit fue a presentar “un tema del Yes álbum”, Howe le dijo que no, que nos iban a dar una sorpresa y comenzaron los primeros acordes de la muy aplaudida “Owner of the lonely heart”, que fue la única canción que no fue interpretada con seriedad. Siendo uno de los temas más fáciles de Yes, fue el momento de tomárselo de manera festiva e incluso el sólo de guitarra en nada se pareció al solo original.
Al finalizar llegó el momento de “Starship Trooper”, donde también alargaron los primeros compases, mostrando una espectacular fuerza durante el desarrollo de la canción que nos dejó a todos impactados. Fue el único momento en que David tuvo que concentrarse para poder llegar hasta el fin, ya que la tos no lo abandonó, y llevaba más de dos horas cantando.
El grupo se retiró pero regresó por un bis, que indudablemente no podía ser otro que “Roundabout”. Una de las canciones que yo nunca pensé que escucharía en directo cuando vivía allá en mi lejana isla, de uno de los grupos que nunca pensé que escucharía en directo. En la historia del rock hecho en Cuba, ya sea original o de versiones, no recuerdo haber escuchado nunca a ningún grupo tocar un tema de Yes. Sin embargo todos los discos de este grupo circularon tanto en placa como en cinta.
Al terminar, se retiraron, y a pesar de la atronadora y extendida ovación, no volvieron a salir. No nos molestamos, porque fueron dos horas y media de conciertos y porque estamos seguros de que el más joven del grupo debe estar llegando a los 60. Incluso cuando al final se juntaron para despedirse, creí notar en la cara de Alan White, una sensación de cansancio cercana al dolor.
Al salir era mucho más los puestos donde vendían camisetas de Yes, aunque no vi en ninguna parte de la sala una mesa donde se vendiera merchandising oficial. No me compré una camiseta, porque además de imaginarme que eran de poca calidad, muy finas, y con un negro poco intenso, este concierto lo recordaré sin necesidad de camisetas, homo mismo los recuerdo a todos ustedes, los que hubiera querido que compartieran este momento a mi lado.
(las fotos son de Alfredo Pérez Lemus)