Rock clásico del bueno. Eso, sin mucho más que explicar, fue lo que ofreció Casablanca a su paso por la Sala We Rock del centro de Madrid, la noche del jueves 23, como parte de su gira por España en enero de 2014.
En tiempos de mucho djent, un revival tardío del thrash más puro, con el progresivo y el art-rock con sus lugares perennes entre el público español, y muchas otras percepciones de la escena del metal actual, en ocasiones es reconfortante encontrarse bandas que vuelven a lo originario, sin mucho más que la sencillez que se basa en el talento musical.
Casablanca, una banda por denominación de origen sueca, pero en realidad el proyecto paralelo de Ryan Roxie, guitarrista de la banda de Alice Cooper, ha incluido las fechas en Madrid casi como colofón del tour, y teloneados por unos jóvenes Mr. Wilfred y unos menos jóvenes Phase II Phase, demostraron que habrá sleaze para rato, aunque haya grupos en Facebook para salvarlo como si de una especie endémica en extinción se tratara.
Mr. Wilfred, madrileños con un EP probatorio (Rocket, abril 2013) y un álbum en estudio recién financiado a través de crowfunding (Super-Octopus) cocinándose ahora mismo, entregaron a un desafortunadamente escaso público (menos de 50 personas) un hard rock desde el alma, con su vocalista Ale dándolo todo y haciendo ejercicios vocales bastante complejos, que me recordaban a un Sebastián Bach más melodinámico.
En escena desde 2009, no mentían estos cinco cuando invitaban a ir a sus presentaciones tras el lanzamiento de su EP, y decían que se tomaban cada concierto como el último. Abrieron con toda la energía posible, poco después de las 20:30h, con “Party Stripper”, y a pesar del poco lleno, tanto a ellos como al público nos quedó claro que nos la pasaríamos bien.
Las guitarras de Pablo (el más setentero en cuanto a look) y Mario sonaron en perfecto empaste, junto con el retumbar del bajo de Manu (un poco más alto que el resto de los instrumentos) y la batería de Mateo, todos menos el bajista y el guitarrista principal haciendo coros. Así deshojaron temas propios como “Fly High, Sky Dive”, una animada “We Love Rock & Roll” y “Don’t Let Me Down”.
Como a toda banda de poco rodar, al frontman Ale podría pedírsele más interacción con los seguidores, más allá del consabido “todos queremos ver al cabeza de cartel”, por demás en mi opinión una línea que plantea comparaciones para las que abridores no están, en la mayoría de las ocasiones, en una posición ni por asomo cómoda. Pero estuvo bastante a la altura, teniendo en cuenta que la cantidad de personas en la sala no invitaba a más.
Los de Rivas Vaciamadrid terminaron su parte cerca de las 21:15h, con el tema que da nombre a su nuevo álbum, “Super-Octopus” (del que debo decir que la pronunciación de la palabra octopus, pulpo en inglés, siempre les delatará como hispanohablantes), y un cover por todo lo alto, “Tie Your Mother Down”, de Queen, que puedo asegurar los dejó bien satisfechos.
A las 21:30 le siguió otra banda de hard rock madrileña, más AOR, Phase II Phase. También cinco, pero esta vez, a diferencia de los anteriores, además de tener más años y más horas de vuelo, incluyen un teclista. Bastante cohesionados, en ocasiones los vi más cercanos a Van Halen que a Journey, posibles claras influencias.
Quizás no era la mejor noche para Zalo Lopez (guitarra y vocalista), al que oí desafinar un par de veces, aunque, entre conversaciones e interacción con el público, en general lo hizo bien. Jorge Gómez (teclados), Alfredo Clemente (guitarra), Jose L. Gallera (bajo) y Stelian Cotet (batería) acompañaron de las mejores maneras, y desde la intro “Phase II Phase”, se suceden “Panic In the Street”, “Walking Away”, “Destiny” y “Right Between the Eyes”, todos extraídos del álbum Origin lanzado en octubre de 2013.
Los chorros de las máquinas de humo matan tanto la visibilidad como las ganas de moverse de su lugar, y apenas nos dejan más que escuchar la presentación del tema “Under Pressure”, que según Zalo es uno de los años noventa, reciclado para estos tiempos.
Probablemente sea “Yesterday's Lie” uno de los mejores temas de los de Alcorcón, al que le sigue “Leaving It Up”, donde cuentan con la colaboración del cantante Alberto García (Beethoven R) en el escenario, que se queda también para “Wild Horses”, el tema final del segmento que acaba a las 22:15h, con la sala casi llena y en espera de Casablanca.
Ryan Roxie y compañía se subieron en escena cerca de las 22:40h, ante los aplausos de los asistentes. El vocalista Anders Ljung, con una botella de vino tinto (apostaría que era un D.O. Rioja) en la mano, me recordó la última vez que vi a Eddie Vedder en Madrid, con la misma costumbre libatoria.
Ljung es un cantante con personalidad, como Steven Tyler o Axl Rose, y la personalidad, como diría ese inolvidable personaje de Pulp Fiction que es Jules (Samuel Lee Jackson), “la personalidad cuenta”.
Mats Rubarth, ex-futbolista profesional que llegó a formar parte de la selección de Suecia, no lo hace nada mal al bajo y Erik Stenemo, el otro guitarrista de la formación, le pone más. ¡Hay que ver cómo le pega Josephine Forsman a su batería! Creo que es la mejor baterista mujer que he visto nunca en vivo. Espléndida.
Dos álbumes, Apocaliptic Youth (2012) y el más reciente, Riding the Black Swan (2013), estuvieron repartidos en el setlist de Casablanca. Abrieron con una fanfarria, que siguieron con “Deliberately Wasted”, para empezar bien arriba.
Haciendo un gesto al estilo ‘Karate Kid’, Ljung adornó “Riding a Black Swan” con sus poses, mientras cantaba. Tras una invitación de Roxie a vivir el comienzo del fin de semana, sonaron los acordes de “Some Misty Morning”, seguida del tema principal del primer disco de Casablanca, “Apocalyptic Youth”.
“The Giant Dreamless Sleep” parecía un tema de New Wave Of British Heavy Metal. Continuaron con “Hail the Liberation”, “No Devil in Me”, “Just For the Nite” y “Love and Desperation”, intercalando alguna que otra anécdota sobre las noches de hotel durante la gira, chistes, halagos al público madrileño, sin dejar de dar las gracias constantemente por la presencia de tanta gente.
“It's Alright” incluyo un duelo de guitarras (literal, pues hacen ademanes de golpearse el uno al otro y batirse con los mástiles de las guitarras) en el que el cantante y el bajista se apartan y dan espacio a los guitarristas. Al culminar, una merecida ovación del respetable.
Ahí se marcharon, para volver con un encore de tres temas, entre chistes y risas: “Downtown”, una movidísima “Rich Girl”, que incluye coros muy participativos. Ljung aprovecha para bromear con la canción “Fernando” del grupo-orgullo nacional sueco (Abba), y se aventura a cantarla y todo, para cerrar de una vez y por todas cerca de la medianoche, con “Barriers”, e inclinarse ante un público que ha disfrutado hasta la saciedad de estos grandes del sleaze.
Una mención especial para Sandra de Info Kivents quien además de ofrecernos la invitación al concierto tuvo tiempo para intercambiar unas palabras ya una vez en el local. Muchas gracias.