A pesar de que este año era la edición del décimo aniversario, el cartel no me parecía tan atractivo como debió ser o como al menos para mí debió ser. Aun asi nos fuimos una vez más de viaje para el que es no solo el mejor festival de Francia, sino uno de los mejores de Europa.
El viernes por la mañana, nuestra primera visita fue al centro comercial para aprovisionarnos, y ahí fue donde comenzó el Hellfest, pues había una banda de versiones punk que a plenas 11 de la mañana arrancó con su set en el parking del mismo. También había una zona de mercadillo en el exterior del local. Comenzaron con el “Hey ho, let’s go” de los Ramones y otras versiones ante un público más que asombrado.
Sylosis fue la primera banda que vimos en el Mainstage 2, presentando su disco Dormant Heart, del cual tocaron, entre otros temas, “Leach” y “Mercy”. Continuaron The Quireboys, banda muy famosa que nos dice poco y que dio un intenso repaso en cuarenta minutos de su amplia carrera de poco más de 30 años. Spike se veía muy alegre.
A continuación We Are Harlot desgranaron su set, incluyendo una versión de “Tie you mother down” de Queen, dando paso a uno de los platos fuertes de la tarde, Armored Saint, quienes a pesar de su pericia no conectaron del todo con el público. Venían presentando Win Hands Down, cuya canción titulo fue la primera en escucharse, interpretando también clásicos como “Can you deliver”.
Sin embargo, Godsmack fue mucho mejor recibido desde su entrada con “1000 hp” de su nuevo disco. Momentos como “Awake” fueron muy bien tomados. Una banda compacta que sonó muy afilada y donde el baterista Shannon Larking mostró su pericia. En esta ocasión Sully Erna no se acercó a la percusión como hacía años atrás. “Keep Away” fue otro de los momentos cargados de adrenalina, cerrando con “I Stand Alone”.
Me sentía curioso por ver a Billy Idol en directo, presentando Kings and Queens of the Underground, y sobretodo por ver al espectacular guitarrista Steve Stevens, a quien habíamos entrevistado hace algunos meses. ¡Qué chasco! Billy no solo no tiene voz, sino que a veces ni tiene melodía. Stevens se mostró salvaje a las seis cuerdas, pero la audiencia estaba más bien fría a pesar de que tocaron éxitos conocidos como “L.A. Woman” y Billy interactuaba con ellos.
Así que antes que terminaran y para que el aburrimiento no me atacara me fui a ver a una de las bandas permanentes en las ediciones del Hellfest: Dying Fetus, mas teniendo en cuenta que Anthrax se habían caído del cartel y en su lugar venía Sodom. No me arrepentí, los DF son una apisonadora aun siendo un trío, y el volumen y grosor de la música son letales. Momento cumbre en el escenario Altar se dio con “From Whom to Waste”.
Regresamos al Mainstage 2 en los minutos finales de Sodom. A pesar del entusiasmo que levantaron canciones como “Agent Orange” los músicos se mostraban fríos y como para cumplir el relleno, lo cual fue comentario dentro del público.
En estos momentos, cualquiera puede ser el concierto final de la carrera de Motorhead, banda que sin Lemmy no tendría razón de ser, así que estuvimos presentes para constatar más que nada que la batería de Mickey Dee, con más de veinte años en las filas de la banda, rellenaba mucho más que en anteriores conciertos, mientras el guitarrista Phil Campbell estaba mucho más tranquilo que de costumbre y Lemmy, pálido verdoso (y no eran las luces), se encontraba a nuestra derecha posicionado como en un segundo plano. La banda demostró por qué tiene millones de seguidores en todo el mundo. Sonaron montones de clásicos: “Stay Clean”, “The Ace of Spades”, “Orgasmatron”, “Overkill”…incluso canciones nuevas como “Lost Woman Blues” de su anterior Aftershock fueron recibidas con igual cariño.
Y ya la gente estaba caliente, pero se pusieron al rojo vivo con Lamb of God. Concierto crudo. Divulgaron la salida de su próximo disco para el 24 de julio con Nuclear Blast y anunciaron una de las nuevas canciones del disco, dedicadas a bandas como Obituary, Eyehategod, Mastodon y titulada “Still Echoes”. “Now you’ve got something to die” y “Lie to rest” marcaron el tope de la noche con todos entregados en la música.
Alice Cooper comenzó con fuegos artificiales, “Department of Youth” nos descolocó un poco pero a partir de la segunda canción, la eterna “No more Mr. Nice Guy” conectó fuertemente con la audiencia. La banda que lo respalda es magistral, con tres guitarristas, entre ellos Ryan Roxie, Tommy Henriksen y la descomunal Nita Strauss, que tuvo varios momentos de lucimiento, mostrando su destreza con el trémolo. Acompañándolos al bajo por Chuck Garric (Beasto Blanco) y Glen Sobel.
“Welcome to my Nightmare” nos llevó a un momento dramático para continuar con “Goes to Hell” y Alice sacando su látigo. Ahí me di cuenta que los músicos están muy al tanto para evitar un latigazo. “Feed my Frankestein” nos llenó de alegría. Henriksen llevaba una camiseta diciendo “yo no soy Johnny Depp”. En esta composición, cuyo solo original fue hecho por Steve Vai, sacaron un muñecón grande que cantó el estribillo con voz semi gutural. No faltó la enfermera, la guillotina y toda la parafernalia antes de acabar con “Eighteen”, la muy aplaudida “Poison” y la despedida con “School Out” incluyendo “Another Brick in the Wall II” de Pink Floyd. Al final fue casi la mitad de las canciones que aparecen en su más reciente DVD, Raise the Dead Live from Wacken.
Muchos que me incluían pensábamos que Five Finger Death Punch en directo no eran tan rotundos como en estudio. ¡Otro error! Un cambio total con respecto a lo escuchado solo cinco minutos antes. El baterista Jeremy Spencer salió, erróneamente a mi parecer, vestido de manera muy similar al sujeto de la portada de lo nuevo de Slipknot mientras Ivan Moody llevaba una camiseta de Judas Priest de la gira del Epitaph.
Ivan es un magnifico cantante y un buen animador, se pasó parte de la actuación quejándose de una luz que le torturaba de frente, pero lo decía en tono jocoso. Me gusta que no den la espalda al legado del rock, y allí estuvieron interpretando el clásico “Bad Company” aunque desde “Burn it Down” ya la gente estuvo entregada al máximo.
“Burn Motherfucker”, “Here to Die” y “The Way of the Fist” sonaron como cañonazos, con un Zoltan Bathory cambiando de guitarras a cual más espectacular junto a su colega a las seis cuerdas, Jason Hook, mientras el bajista Chris Kael nos mostraba su imagen a lo Piratas del Caribe. Cerraron con otro clásico, “House of the Rising Sun”.
Judas Priest también entraron a golpe de fuegos artificiales. Halford se unió con la canción ya avanzada, “Dragonaut”. La quinta en caer fue la difícil “Victim of Changes” donde Rob lo bordó, aunque al final tiró un poco del delay para poder alargar sus gritos. En general mostró un estado vocal más que envidiable, “Jawbreaker” fue otra de sus magistrales demostraciones, llegando al final del concierto con muy buena respiración.
“Redeemer of the soul” fue otro acercamiento a los discos más actuales en un repertorio cargado de clásicos, incluyendo la Harley de “Hell bent for leather”. Otro que se mostró amplio de virtud fue Scott Travis, cerrando con su habitual intervención oral preludio a “Painkiller”.
Para cerrar estaba Slipknot, cuyo telón de fondo estaba puesto desde casi el mediodía. Su show comenzó con los dos percusionistas: Chris Fehn y Shawn Craham, uno a cada extremo del escenario, en un set que subía y bajaba abriendo con “XIX” y “Sarcastrophe” de su más reciente obra, 5. The Gray Chapter. La nueva mascara de Corey Taylor es realmente impresionante, y no se quedan atrás las de algunos otros músicos.
No tiraron solo del pasado, su nuevo disco estuvo representado por nada menos que cinco canciones que fueron interpretadas al comienzo, de forma tal que para el cierre dejaron las reconocidas “(sic)” y “Surfacing” en otro magnífico concierto marcado por la buena música y la pirotecnia.
Eran las dos de la mañana y nos fuimos a dormir para estar bien temprano el sábado 20 de junio. Les dejamos con una muestra del publico que alli asistió.