El heavy metal es un plato que se sirve mejor en grandes cantidades durante un período de varios días en una mezcla heterogénea, o al menos esa es la filosofía de los promotores del Hell & Heaven Open Air Metal Fest en la bulliciosa ciudad de Toluca, México. Aunque el lugar en sí cuenta con una población de aproximadamente un millón, hubo una gran afluencia de turistas que llegaron para presenciar una increíble cantidad de artistas de heavy metal y hard rock durante los tres días del festival. Tristemente, Hell & Heaven Metal Fest hizo honor a su nombre en más de una forma, con un lado positivo compuesto por las actuaciones de las bandas involucradas, y un lado opuesto, donde un sinfín de deficiencias organizativas convirtieron la experiencia tras bambalinas, para los miembros de la banda y el equipo en una pesadilla “real”.

 

Metal Injection contó con un equipo completo en el sitio como socios de medios del evento, y experimentamos de primera mano ambos escenarios. Por lo tanto, si quieres saber sobre el Cielo sigue leyendo, mientras que si prefieres saltar a la parte del Infierno, al final de lo acontecido el 4 de diciembre lo hemos condensado. 

 

 

 

Debido a algunas dificultades organizativas imprevistas que impidieron que la prensa y los fotógrafos accedieran al foso de prensa temprano en la tarde, nuestra cobertura comenzó aproximadamente a las 4:00 p. m. del viernes 2 de diciembre en el Heaven Stage con el debut en México de la banda canadienses del metal alternativo Spiritbox. La banda repasó un breve conjunto de 40 minutos y proporcionó una muestra temprana de la experiencia ecléctica que se desarrollaría durante el resto del día. Baste decir que la respuesta del público fue favorable y que la líder de Spiritbox, Courtney LaPlante, cambió rápidamente de atuendo para cada entrega de su set de ocho canciones, mientras que el resto de la banda demostró ser una presencia muy animada en el escenario.

 

 

No mucho después, en el Hell Stage, el icono neoclásico y maestro del espectáculo Yngwie Malmsteen llevaría su repertorio virtuoso a una multitud ruidosa. Aunque con el apoyo de un grupo de músicos de respaldo altamente competente, resultó ser un verdadero espectáculo de un solo hombre mientras recorría sin problemas clásicos como "Rising Force", "Far Beyond The Sun" y "Blackstar", junto con algunas ofertas selectas de su último álbum "Parabellum". Las funciones vocales se dividirían entre el propio ícono shredder y el teclista Nick Marino, una decisión apropiada dado que eran las presencias virtuosas más activas en cada canción, con este último clavando las líneas vocales más difíciles de los días de gloria de Rising Force mientras el barítono estridente y conmovedor de Malmsteen demostró ser una lámina formidable en el material más nuevo incluido.

 

 

Cuando la luz en el cielo se desvaneció alrededor de las 6:00 p. m., el evento giró hacia la potencia del death metal melódico de Arch Enemy rompiéndolo en el Heaven Stage. La vocalista Alyssa White-Gluz gritó con la fiereza de la diosa de las amazonas Artemis, mientras que el ataque con hachas gemelas de Michael Amott y Jeff Loomis sacudió el escenario hasta la médula. Las ofertas destacadas incluyeron varias entradas de su último álbum "Deceivers" y una interpretación desgarradora de su clásico himno de 2001 "Ravenous". Sería negligente no notar la actuación verdaderamente grandilocuente de la sección rítmica a través del bajista Sharlee D'Angelo y el baterista Daniel Erlandsson, particularmente en himnos imponentes como "Sunset Over the Empire" y la entrada más antigua "Nemesis", que también vio a Alyssa emulando sin esfuerzo la fuerza bruta y la energía de su predecesora Angela Gossow.

 

 

Mientras tanto, en el Hell Stage, los titanes del metal sinfónico Epica mostraron un esplendor visual que no tenía rival. El uso intensivo de pirotecnia, luces multicolores y una pantalla colosal detrás que muestra imágenes que pasan amplificarían aún más un ejercicio ejemplar en actuaciones de calidad que rivalizan con la calidad de su material de estudio y elevan el listón en términos de trabajo de multitud. Entre la exhibición operística elevada y serena presentada por Simone Simons y el trabajo de riffs y contrapunto vocal bestialmente áspero proporcionado por el cerebro de la banda Mark Jansen, se establecería una sincronía perfecta de opuestos que solidificaría su estatus como uno de los mejores actos en vivo a los ojos de todos los asistentes.

 

 

A medida que avanzaba la noche, el carácter teatral del festival cambiaría de majestuoso a oscuro y surrealista. En el Heaven Stage alrededor de las 8 p.m. estuvo el líder de Rammstein y proveedor de rarezas industriales Till Lindemann, quien llevó sus interpretaciones musicales en solitario con toda su fuerza. Ataviado con pintura roja y ropa de escenario, y acompañado por su grupo de músicos que vestían atuendos igualmente extravagantes y extraños, Lindemann desdibujó las líneas entre lo bello y lo extraño en todos los aspectos. Sin embargo, entre los movimientos animados y a menudo sugerentes de la banda hasta los ritmos pesados pero de tendencia pop de "Skills In Pills", "Fat", "Golden Shower" y una serie de piezas en alemán con mensajes atrevidos/absurdos, la multitud estaba enganchada.

 

 

Mientras tanto ver en el escenario de True Metal a los maestros suecos Marduk hicieron llover el mal sobre las masas apiñadas sobre las que atronaban odas frenéticas y explosivas de oscuridad mientras lucían su combinación característica de pintura cadavérica y ropa monocromática. El tono era de puro horror entre los cánticos monótonos del nombre de la banda por parte de la multitud y el espectáculo de luces cegadoras mientras bombardeaban a la audiencia con grapas de black metal como "Those of The Unlight" y "The Hangman Of Prague". A menudo era difícil comprender los desvaríos enloquecidos del vocalista Mortuus, y las ráfagas borrosas de riffs y tambores con ritmo de ametralladora parecían volar a la velocidad de la luz, pero una gran impresión quedó cuando terminaron de golpear a esa multitud.

 

 

La noche llegaba a su eventual conclusión, y cada espectador tomaría decisiones difíciles en cuanto a qué cabezas de cartel elegir para rematar esta fascinante primera ronda. Para este fotógrafo y una buena parte de la multitud, se tomaría la clásica ruta teutónica, comenzando con una gran presentación del ícono del metal de los 80, Doro Pesch y su banda de gira alrededor de las 9 p.m. en el Hell Stage. Acompañada por el virtuoso guitarrista brasileño-estadounidense Bill Hudson de Circle II Circle y NorthTale, junto con el bajista de gira recién contratado Stefan Herkenhoff, demostró una vez más a todos los asistentes de qué se trata el concepto de heavy metal de los años 80 y solidificó su estatus como la Reina del Metal de facto. Pesch derribó la casa con interpretaciones conmovedoras de los clásicos "I Rule The Ruins", "Burning The Witches" y la poderosa balada "Fur Immer". La única pregunta que quedó en la mente de quienes presenciaron el espectáculo fue cómo esta experimentada heroína del metal todavía tenía la calidad vocal que la puso en el mapa durante la carrera original de Warlock a mediados de los 80.

 

 

Se hizo historia en el Heaven Stage cuando el primer espectáculo del tributo a Pantera (o celebración, elige el sustantivo que prefieras) con los miembros originales Phil Anselmo y Rex Brown comenzó a presentarse frente a los ojos de un público completamente repleto. Una crónica aparte se ha escrito para este concierto. 

 

 

Continuando con la conquista alemana del Foro Pegaso, los estadistas más antiguos del antiguo imperio teutónico, Scorpions, llevaron el fuego al Hell Stage alrededor de las 11:30 p. m. Sería un año excepcional resumido en un solo set para estos titanes del rock, ya que la banda recibió las llaves de la ciudad de Toluca por parte de funcionarios locales en una breve conferencia de prensa previa al show. Scorpions haría en gran parte una recapitulación de la misma variedad de canciones que presentaron a las masas durante su actuación principal en los Estados Unidos. A pesar de la edad todavía estan rockeando con lo mejor de ellos. El vocalista Klaus Meine fue una viva imagen de la pasión y la exuberancia mientras entregaba su corazón y su alma a éxitos clásicos como "The Zoo", "Bad Boys Running Wild" y "Big City Nights", al mismo tiempo que aportaba una emoción increíble a baladas más expuestas en "Send me an Angel" y "Wind of Changes". Por supuesto, los guitarristas Rudolf Schenker y Mattias Jabs aportaron sus vigorosas habilidades a cada himno del hard rock, cuyo punto culminante serían las rimbombantes interpretaciones encore de "No One Like You" y "Rock You Like A Hurricane".

 

Lo ocurrido el sábado lo puedes ver aquí  y el domingo 4 de diciembre aquí.