Como había sucedido con el paso de la gira nacional de Polito Ibáñez por la más occidental de las provincias pinareñas hacía menos de un mes, me había enterado casi por casualidad de la visita de los capitalinos Síntesis, una emblemática agrupación cubana que celebraba 35 años de vida artística y a su vez daba cobertura promocional a su disco más reciente, Traigo para Dar. Y si menciono esto de nuevo los que me leen a menudo podrían pensar que se debe fundamentalmente a dos (evidentes) razones: Mi actual desconexión de la vida cultural en Pinar del Río y la mala promoción que persiste en Vueltabajo… Sobre la primera les confieso que no es tanto… y la segunda, pues continúa de mal en peor.

Y sí, de nuevo al Teatro Milanés aunque ésta vez la compra de boletos transcurrió en un ambiente apacible, nada que ver (comparada) con la visita de un ex-Síntesis (X Alfonso) meses atrás (reseñada por mí en este mismo sitio web), cuando cientos de personas ocuparon temprano en la mañana las inmediaciones de la conocida instalación. Mejor así pensé, irán los que deben ir, más allá de furibundas multitudes de ocasión, en tanto recordaba las muchas ocasiones en que he visto en directo desde los ´80 a la banda que encabezan el bajista y vocalista Carlos Alfonso, y la siempre explosiva Ele Valdés. El comienzo con “Obbatalá” pasadas las 9.00 pm ante un teatro lleno, me devolvió a unos Síntesis en formato de sexteto que contrastaba un tanto con la sonoridad e imagen que había tenido yo de ellos en la última década, donde la nómina había llegado a tener hasta nueve músicos y lograban un andamiaje sonoro en vivo impresionante, con una dupla de teclados impetuosa, unidas a las siempre energéticas batería y percusión en perfecta relación con la guitarra, el bajo y las más que atinadas voces, a no dudar una de las marcas registradas de este grupo.

Fue en sentido general, un reencuentro con sus clásicos, algunos más enraizados en el gusto popular como los incluidos en la trilogía Ancestros, y otros no menos importantes como “Si yo fuera” y “Amanda”. Musicalmente, viajaron como es costumbre en primera clase y por terrenos diferentes, esos que pudieran aglutinarse todos en la etiqueta de música étnica que simplifica demasiado la amplitud genérica del grupo, cabalgando entre el rock más o menos ligado al mainstream, lo experimental llegando al prog (muy marcado en esta ocasión por la enorme cantidad de exploraciones y texturas de Esteban Puebla en los teclados), colindando en ocasiones con ambientes más jazzeados, sin desdeñar todo el componente afrocubano multicultural, y la mixtura entre la canción y el pop, el r´n´b y el ritmo funkero, y esa “sonoridad Síntesis” que se ha convertido en sello distintivo de toda la música cubana gestada en los últimos cuarenta años.

Para destacar, la bien engrasada (como siempre) sonoridad, los solos del guitarrista Andrei Martínez y el baterista Hugo Cruz (primera vez que lo veía tocar), además del ya imprescindible Esteban Puebla (uno de los más notables músicos del patio), la energía y voz de Ele Valdés, un ejemplo de constancia para todos a pesar del tiempo pasado; y por supuesto del relevo que viene en la figura de su hija Eme, gracia, belleza y talento, quien hizo un tema suyo además. Terminaron a todo tren con la conocida “Oppatereo” con el teatro completo de pie, agradeciendo Carlos a todos por nuestra presencia y a los locales Tendencia por la ayuda con el audio para la realización del concierto, mientras yo me iba de nuevo a los ´80, a los ´90… y agradecía el hecho de que agrupaciones como Síntesis se mantengan fiel a su credo y estética a pesar de los vaivenes del destino.

Manuel Santín Valdés
Producciones MSV.

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