Música apasionada, vibrante y contagiosa, ideal para un anticipado regalo de cumpleaños…

Ya muchos saben que tengo mis frases favoritas, esas que andan muy relacionadas con actitudes y pasajes de mi existencia, así que si les digo que “los criminales siempre regresan a la escena del crimen” y si evoco mi fecha de cumpleaños como escorpión irremediable y apasionado, algunos recordarán que un año atrás me auto-regalé un concierto de TESIS DE MENTA para anticipar mi onomástico. En esta ocasión no iba a dejar de hacerlo así que cuando abrí mi cuenta de correo internacional (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.) y vi aquel mensaje enviado desde la Agencia Cubana de Rock (ACR), me dije: “¿HABANA ABIERTA en el Maxim Rock? ¡Bingo!”. De inmediato llamé a Reinaldo Porras, emisor del citado aviso y le dije en un tono medio convencido, medio incrédulo: “¿Es una broma o es realidad?”

Y si lo hice es por la constante manía que nos persigue en este país de no promocionar los eventos como es debido. Así de simple. Mientras unos cuantos gozan de un favor mediático que raya en lo desesperante, muchas cosas suceden y una gran mayoría ni se entera… Pero en fin, es algo que parece no tener solución y que yo propondría cambiar para siempre porque constantemente nos recuerdan que “debemos cambiar todo lo que debe ser cambiado, ¿no?”.

Y por ello me lancé, como tantas veces, a la carretera, mientras mi mente viajaba lejos, muy lejos, en aras de intentar recordar un montón de detalles asociados a lo que en esta ocasión sí vería, recordando que en aquella ocasión de inicios de 2003 “razones de fuerza mayor” me imposibilitaron ser testigo de un evento que ha trascendido en la historia musical cubana contemporánea, recogido hasta en un documental… que aún continúo sin poder ver. ¿Parece increíble, eh? Una pertinaz llovizna mientras salía de Vueltabajo y un cielo cubierto de nubes grises con gotas golpeando los cristales del vehículo, no hacía más que hacerme sonreír otra vez por aquello de la lluvia y el rock´n´roll que los que tienen buena memoria pueden recordar… Pero no, la lluvia en la capital parecía haber ocurrido horas antes, evidente en aquello de “todavía quedan restos de humedad…”, lo cual me hizo de nuevo sonreír… mientras apuraba el paso y llegaba al “Maxim Rock” un poco antes de las 8.00 pm y veía, para sorpresa mía, que solo habían unas cuantas decenas de personas en las afueras… Alberto, el productor de la ACR, me esperaba en el lobby del recinto y posterior a los saludos de rigor con parte de su staff, me adentré en la siempre acogedora sala de Bruzón y Ayestarán, contundente frialdad mediante, que de inmediato hizo enfundarme una long-sleeve shirt…

Tres pantallas de buen tamaño coronaban el stage, la central emitiendo constantemente imágenes animadas o fijas sobre la presencia de HABANA ABIERTA en la capital cubana (similar a la que se encontraba en la fachada exterior del recinto), y las dos laterales proyectando clips que a su vez se escuchaban por el audio, un muy atractivo cóctel sonoro tanto nacional como foráneo, repleto de sonoridades compatibles con la música que escucharíamos. Lentamente fue llegando la gente y ya sobre las 9.30 pm la sala estaba a media capacidad pero eso sí, de personas muy conectadas, bailando y descargando cada uno a su forma… El preámbulo de la fiesta marchaba bien aunque yo siguiera imaginando que aquello se iba a llenar… pero al fin y al cabo, era solo curiosidad, porque de seguro sí me iba a divertir aunque solo hubiéramos unos pocos. El festín finalmente comenzó alrededor de las 10.35 pm, provocando la primera algarabía de la noche, mientras yo me aseguraba un lugar en la zona delantera izquierda, entre varias chicas frenéticas que no paraban de cantar y contorsionar sus bellas figuras. La primera dosis correspondía a “Lo bueno no sale barato”, tema del disco Boomerang que provocó a su vez, el primer coro gigante de la noche, sonido funky/rockero y bien soneado, acompañamiento instrumental acompasado y bailadera colectiva, mientras Vanito Caballero empuñaba una acoustic guitar y gritaba al final “¡Buenas noches, rocanroleros de Cuba!”

La segunda sería “La novia de Superman”, también incluida en el mismo disco y en boca de José Luis Medina, ahora pulsando las seis cuerdas, igualmente coreada y bailada por la nutrida sección delantera, en tanto hacía fotos y pequeños vídeos que me permitieron comprobar que el “Maxim Rock” no estaba totalmente lleno…Y como un juego premeditado, pasó esta vez la misma acústica a manos de Alejandro Gutiérrez, quien confesaba emocionado cerrar estos conciertos en su barrio, recordando sus correrías infantiles en Ayestarán y soltando una del mismísimo 24 Horas, “Ella prefiere”, más a tono con esa sonoridad híbrida donde coexisten el son, el funky, la canción de autor, y texturas sonoras compatibles con el pop, en tanto varias parejas bailaban casino en algunas zonas a mi alrededor y yo recordaba el slam que se arma en los metal concerts… ¡qué locura esto!

Muy caliente estaba aquello pero creo que la temperatura subió aún más con otra de mis favoritas, “Como soy cubano”, responsabilidad del pinareño Luís Alberto Barbería, ahora guitarra en mano y aplicando sus múltiples recursos vocales (motocicleta incluida), para poner a brincar al auditorio completo con un ritmo trepidante que la banda liderada por el guitarrista Nam San Fong llevó con mucha soltura, sustituyendo el piano de la grabación original por un limpio solo de guitarra eléctrica que evocó el clásico tumba´o cubano, para llevarnos a una contagiosa timba/funkyrock final, clave cubana incluida. ¡Qué voltaje, señores!

El siguiente manjar respondía al nombre de “Llevándome el río”, otra belleza procedente del 24 Horas que me hizo dejar momentáneamente dejar la cámara, cantando brazos en alto “say,ah, sadsay ah”, mientras la guitarra, roja por más señas regresaba a las manos de Medina y las cabelleras de las chicas se fundían con mis manos. ¡Qué ambiente colegas! De vuelta al son guitarrero (con solo incluido) nos llevó un estreno dedicado a la capital española, cantado por Gutiérrez, cuya voz se me antoja muy emparentada con la que habitualmente emplean los cantantes de la música popular bailable cubana (léase timba y otros derivados sonoros similares), y que le viene muy bien a este ajiaco sonoro que quizás algunos aún no acaben de entender. La siguiente era otra de mis preferidas, “El factor común (son iguales)”, de nuevo cantando a coro colectivo este tema de Vanito tan peculiar y sabroso, y que hizo moverme un poco más al centro y muy pegado a la barrera metálica delante del escenario, regresando con más dosis de son cubano en otro tema que no conozco, cantado por Medina aunque con las voces restantes también en plan protagónico, algo que se repitió durante toda la velada.

Vendría ahora un momento muy especial, donde Barbería se hizo cargo de la situación, solo él on stage, para explotar su amplísimo diapasón de recursos vocales, suerte de scat tropical que provocó más de una ovación y gritería generalizada, muy a tono con lo que escuchábamos y veíamos. ¡El tipo casi no necesita una banda de respaldo!, pues lo hace… ¡casi todo! Vendrían los tres restantes a escena para hacer un tema a cuatro voces solamente, con claras referencias al sincretismo cultural africano, y donde el propio Barbería mostraría con su voz toda la percusión que puedes imaginar, incluyendo hasta los tambores batá, ¡qué bárbaro!

Otra sorpresa para mí sería el ver en escena al primer invitado de la noche, recibido igualmente por un nutrido aplauso: El mismísimo Roly Berrío, el de la Trovuntivitis santaclareña y a no dudar, uno de los cantautores más espectaculares que hay en Cuba, descargoso e inquieto como pocos, quien, acústica en ristre, disparó un tema lleno de guitarrazos muy rockeros y energéticos, preámbulo para otra pieza que me encanta, “Corazón Boomerang”, y de nuevo Vanito poniéndonos a gritar eso de “fue un boomerang mi corazón, no es tan fácil, y lo lancé con ilusión kamikaze”, en uno de los momentos culminantes del concierto sin dudas, coro gigantesco mediante: ¡cómo chillaban las chicas! José Luis Medina regresaba a la voz protagónica con “Ángel de paciencia”, muy en la clave del latin rock más vacilable y sensual (“súbeme, súbeme, súbeme la referencia!”), saltando todos mientras Barbería imitaba un gűiro y Vanito se lanzaba hacia nosotros en plan hip-hopero. El termómetro, ya roto, presagiaba una temperatura aún mayor con la entrada de otro invitado explosivo, David Torrens, “el rock´n´roll de Guanabacoa”, gritos femeninos al por mayor en toda la zona aledaña a mí y el “Chocolate con churro” en la misma tónica de rocanrol tropical, cha cha chá sonea´o con guitarras eléctricas y vehemente solo de Nam San. ¡Qué sabrosura colegas!, anticipo ideal para uno de sus temas emblemáticos, “Por ti seré”, otro “estado orgásmico-sonoro colectivo”, mostrando las contorsiones de Torrens en escena y griterío generalizado que de seguro habrá despertado a más de un vecino en las afueras… ¡Ay Dios!

Justo a la medianoche y entrando ya en la madrugada del día 26 (¡Feliz cumpleaños!) vendría una muy especial para mí, “Divino guión” (“¡un poco de lo que hay, un poco de lo que hace falta!”), comenzando en una cuerda cercana al reggae mientras todos confesábamos junto a Vanito conocer en voz alta a una nena bonaerense (¡le dije, cállate y sube a la cama, que esta película ya se en que acaba…!), suerte de apoteósica catarsis colectiva que quizás definitivamente haya despertado no a unos, si no al vecindario completo por el alarido generalizado y aquello de “que rico suena un rock´n´roll con timba, Habana Abierta te lo trae de pinga!”, además de la ira desatada por aquello de “por si sospechas, ¡chivatón!”, que puso el ambiente… ¡muy caliente!, con Vanito diciéndonos finalmente, “que siga la película, que salga el Sol por donde salga, que lo malo que tiene esto es… lo bueno que se está poniendo!!!”

Era casi el final del festín con Barbería dirigiendo el “Dime si te atrapo”, funky explosivo y bailable, palmadas colectivas y un Roly Berrío en escena también muy inspirado, espacio adecuado para los solos de rigor del bajista, baterista y Nam San, también muy bien respondidos por los presentes, conduciéndonos al “Rockason” de LUCHA ALMADA (la banda que tenían Vanito y Alejandro en los ´90), igualmente sincopado y marchoso, y con la voz de Gutiérrez recordando aquello de “estoy bailando rockason con los muchachos, estoy sintiéndome mejor”, para despedirse a todo tren con una muy coreada “Habana a todo color”, igualmente energética y catártica que nos puso a brincar (de nuevo)… ¡a todos!

Era lógico pensar que tendríamos encore, por la cantidad de temas que todos queríamos de seguro escuchar y pensando también, en los pertenecientes a los miembros ausentes o ex– miembros (como usted lo considere,,,) de este colectivo, además del coro gigantesco pidiendo “¡otra, otra!”. La respuesta fue “La natilla”, sin dudas la más solicitada y otra bomba en directo, a no dudar otro de los momentos cumbres de la noche, orgásmico diría yo, con tanto brinco, headbanging, y gritería colectiva, aunque después les pidiéramos más y finalmente no saldrían, pero bueno, yo estaba feliz…

¿Y qué te pareció?, me dijo finalmente Yuri Ávila, guía de la ACR, alrededor de la 1.00 am en tanto todavía quedaba gente bailando dentro de la sala al compás del tecno de moda… “¡A mí me encantó”, le dije, agradeciendo esta iniciativa de la Agencia para hacer realidad este concierto, y todavía vibrando con esta música que nos pertenece, como uno de los símbolos inherentes a las últimas dos décadas en un entorno peculiar (el nuestro), donde varias generaciones de cubanos buscamos constantemente que nuestra existencia no pase en vano. ¿Alguien lo duda?

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