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Domingo, Diciembre 22, 2024

European Progressive Assault
17 de Octubre 2012
Sala Santana 27
Bilbao

No hay que ser un lince para poder apreciar el enorme potencial que atesoran los noruegos Leprous. Esta más claro que el agua, que dentro de unos años acabaran siendo dioses para los seguidores de los sonidos progresivos. A día de hoy, sin embargo, su bagaje aun no es el suficiente como para rematar una gira española con garantías. Desconozco los datos del resto de su periplo peninsular pero, lo que es en Bilbao, se pegaron un porrazo de los que hacen historia.

Esta misma gira, con estos mismos grupos y dentro de cinco años, a buen seguro que hubiese congregado una audiencia decente. Persefone son una banda con visos de convertirse en algo especial y Leprous, simplemente, son demasiado diferentes como para pasar desapercibidos.

Ni que decir tiene, que el público potencial de este tipo de eventos, no lo entendió así. Antes de abrir las puertas, cuatro personas aguardábamos a las puertas de la sala Santana. Tres habíamos venido en mi coche, al cuarto lo conocí allí mismo. Panorama desolador que no mejoraría demasiado cuando a los grupos les tocó subirse a las tablas. 

No llegaríamos  a quince personas, en el momento en que Orkenkjott abrían la lata. Una banda curiosa en lo musical, y claramente subversiva en lo visual. No dejaron a nadie indiferente a pesar de que solo fuésemos cuatro gatos. Se pulieron algo más de media hora con una colección de canciones, que poco parecían tener  en común las unas con las otras y animaron el cotarro, como si mil espectadores les estuviesen presenciando.

Hay que señalar, que cada uno de los integrantes iba caracterizado de una cierta manera, pero el que se llevaba la palma, era el cantante del conjunto. Primero apareció ataviado como si de Jesus de Nazareth se tratase para, a continuación, disfrazarse de típico redneck yankee. No le faltó ni siquiera el detalle de aparecer con una escopeta de juguete. Mientras todo este circo discurría, pudimos disfrutar con retazos de Black,Thrash, Doom e incluso algo de Hard Americano. Una macedonia musical, en la que todos pudimos encontrar algo que rascar.

Dejando aparcadas las risas que nos pudimos echar con los primeros espadas de la noche, era momento de ponerse serio y Persefone, no habían llegado hasta Bilbao para bromear. Los Andorranos, dejaron con la boca abierta a los pocos que tuvimos la suerte de presenciarlos. Sumaron a su apabullante destreza instrumental, un impecable sentido de la melodía que enganchó sin problemas a todos los presentes. Su propuesta no deja de sonar ciertamente manida, teniendo en cuenta la infinidad de grupos progresivos que pululan hoy en día por el viejo continente. A cada paso, a cada giro, dejan sin borrar las huellas de las bandas que les han marcado, pero lo hacen con tanta clase, que nunca caen en la caricatura. Presentaron dignamente alguno de los cortes de su último trabajo y se permitieron interpretar una instrumental con pedazos de La Guerra de Las Galaxias. Precisamente, de su última creación, rescataron Fall to Rise para que diera carpetazo a su ejemplar actuación.

Nos llegaba el momento en que la noche se iba haciendo larga y las ganas por ver a Leprous, iban en aumento. Ante nosotros, se alzaban Loch Vostok con una propuesta que a priori, parecía razonable. En estudio son una banda notable y me recuerdan bastante a mis adorados Evergrey por lo que, daba la impresión de ser  un grupo que encajaría perfectamente con la velada. Desgraciadamente, no salieron las cosas como se preveían. Contando con todos los miembros de Persefone animándoles desde abajo, los suecos se cascaron la peor actuación de la noche. Sonando mal, metiendo gallos y evidenciando en exceso la falta de su teclista, consiguieron apagar el ánimo de los presentes y pusieron la inevitable nota negativa.

Ni con la ayuda del teclista de Persefone-que les ayudo en un tema- consiguieron remontar el vuelo. Probaron con la opción de bromear, y tampoco aquello dejo de parecer un ensayo. La suerte estaba echada para Loch Vostok . Espero que en la próxima ocasión que tenga para presenciarles, borren de mi memoria el triste recuerdo que me dejaron.Llego por fin el momento que me había hecho acercarme hasta la Santana.Leprous fueron tomando posiciones sobre el pequeño escenario, ataviados con sus habituales uniformes de batalla. Pantalones rojos y diplomáticos chalecos, que en ningún momento enmascaraban la juventud de los músicos. Tras ellos, un par de pantallas que irían proyectando desasosegantes imágenes durante toda la actuación. Oscuridad como principal efecto escénico y la mesiánica figura de Einar Soldberg presidiendo las tablas.

Arrancaron sin mediar palabra con Forced Entry y no tardaron en dejar claro que son harina de otro costal. La clase de grupo que acaba sobresaliendo por que su calidad es innegable. Con un frontman capaz de clavar lo que canta y una banda que ejecuta al milímetro cada nota que esta registrada en sus discos. Si a esto le sumamos la brutal puesta en escena de que disponen, apaga y vámonos. La intensidad de esta gente dejó en pelotas todo lo que acabábamos de contemplar esa noche.

Aunque ya para cuando sacaron a la palestra Restless, comenzamos a apreciar que Einar Solberg no se encontraba del todo satisfecho con su voz, la entrega no bajó ni un ápice. Los tonos más altos se le quedaban cortos al cantante, pero como no es esta una banda en la que esos registros sean vitales, la actuación en ningún momento se vio afectada. Lo que su garganta no podía alcanzar, se lo agenciaba su entrega. Agitando sus rastas como un demente, proyectaba una escena de la que era imposible apartar la vista.

Los temas corrían y el ambiente se iba cargando de dramatismo. La sala Santana parecía el escenario de una extraña ceremonia bizarra, en la que la conjunción de extrañas imágenes, mescolanza estilística y ambiente lúgubre, envolvía a todo el que tuviese interés por viajar dentro de si mismo. Un autentico tripi musical, servido en bandeja de plata e interpretado con  esquiva pasión.

Unos cuantos echaron en falta una mayor comunicación con la audiencia, por parte del conjunto. Considero que ese factor no tiene por qué ser tomado en cuenta cuando uno se enfrenta a bandas del corte de Leprous. Son gente fría y melancólica. Los típicos noruegos chalados que uno se imagina en un pueblo perdido pasándose la mitad del año sin luz solar. No me los esperaba contando chistes entre canción y canción y por tanto, aplaudo la frialdad que demostraron. Es preferible ser quien eres, que una copia barata de lo que se supone que debieras ser.Sin salirse de su propia estela, continuaron presentando su último Billateral y recordaron tibiamente su anterior trabajo. Cortes como MB. Indifferentia o Thorn, demostraban que la mejora que ha experimentado esta banda, se refrenda sobre los escenarios. Mirando al horizonte sin pestañear, iban rematando la velada con la misma sobriedad con la que la habían iniciado. No iba a haber tiempo para ridículas peticiones de bises. Diez temas eran los que habían venido a traernos, y diez temas nos llevamos para casa. La comunión con la audiencia, fue de respeto para con la gente que habíamos pagado nuestras entradas. Algunos se quedaron con ganas de más, pero ni uno solo pudo decir que no mereció la pena acercarse hasta la Santana.

Puede que no vaya a ser el concierto que nos venga a la memoria cuando finalice el año, y hagamos balance. La escasa audiencia y todo lo que ello implica, deslució el espectáculo global, pero la profesionalidad de una banda a la que el tiempo acabara por dar la razón, sigue siendo un buen motivo para rascarse el bolsillo. Esperemos que pronto regresen y puedan disfrutar de una cantidad de público, más acorde con su verdadera valía.

Publicado originalmente en: www.stunt.es

Categoría: Crónicas

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