Desde el principio me pareció extraño que Michael Bruce (Arizona 1948) estuviera girando por el mundo con un repertorio de Alice Cooper, donde militó en los primeros años de la banda, pero el mundo está dando muchas vueltas. También me resultó cuando menos curioso que ese mismo día se presentara el libro Por un Billón de Dólares.
La respuesta la encontré en el artículo de Diego A Manrique publicado en El País bajo el titulo “La banda más truculenta del Rock”. Ahí me entero de lo que son las casualidades de la vida. Resulta que el estudioso más profundo de la vida de Alice Cooper está en Barcelona, se llama Sergio Martos, y es quien presenta el libro ese día en la Sala Moby Dick.
Resulta, además, que la hija de Bruce vive en Madrid, y encontró por casualidad el libro de Martos. Resulta que como consecuencia, Michael Bruce se ofrece a venir a España a tocar con los Schizophrenic Spacers, que además es la banda del propio Martos. Y para que no todos los astros se alineen perfectamente, resulta que ese mismo día, sábado 26 de octubre, se juega el clásico Madrid – Barcelona, por lo que mucha gente prefiere dedicarse a entontecerse mirando como los millonarios corren detrás del balón, como cada día ocurre en este país, en vez de disfrutar de un espectáculo que posiblemente no se repita en mucho tiempo.
Así que allí estuvimos pocos, pero los que estábamos disfrutamos por los que no fueron. El Real Madrid cayó ante Barcelona y los madrileños que no fueron a ver a Michael Bruce por ver el partido, sufrieron en vez de gozar, y gozar estaba garantizado en el concierto.
El concierto comenzó con los Schizophrenic Spacers calentando a la audiencia con “Hello Hooray” para continuar acto seguido con “Public Animal Nº 9” y “You Drive me Nervous”. La banda se ve muy profesional y confiada, pero no es hasta “Elected” que el publico comienza a responder, para continuar con “Halo of Flies” con su extensa parte final instrumental que rezuma años setenta por cada compás y suena tan vetusta y clásica como ella misma, haciéndonos sentir como si hubiéramos retrocedido en el tiempo.
Durante el momento instrumental, Sergio se ausentó, para regresar una vez finalizado el tema con Michael Bruce. A partir de aquí el repertorio se hizo en base a lo más conocido de la obra de Vincent Furnier en sus primeros años, cuando Bruce era tecladista y guitarrista en la banda. El primero tema fue “No More Mr. Nice Guy” que está fresco y siempre será una canción que se escuchará. Aunque Megadeth le hizo una versión, aun se oye la original en las emisoras que programan música de los setenta.
“Caugh in a Dream” es un tema conocido por los melómanos y seguidores de la carrera de Alice, al igual que “Be my Lover”, “As Rock Rolls On” y “Is it my Body?”; canciones que Alice Cooper ha desterrado de sus set list en los últimos diez, o quince, o incluso hasta veinte años (discúlpenme los conocedores si me equivoco pero es mi memoria la que está en juego). Al igual que “Desperado”, todas sonaron con mucho feeling y corazón, canciones mágicas donde Bruce hizo algunos solos de guitarra y compartió voces con Sergio, quien a propósito, tiene una dicción perfecta.
Un buen subidón lo provoca “Muscle of Love” y es que ya la banda comienza a entrar en la sección más popular. Cuando anuncian “Billion Dollar Babies” el embelesamiento que mostraba el público cambia y comienza la acción, con todos siguiendo el estribillo, y los más osados cantando el resto de las estrofas. Martos saca una espada llena de dólares que va lanzando al público, y yo que estoy en primera plana me asusto pensando que de esta pierdo un ojo, pero la sangre no llega al río y me rio de mi mismo.
Sombrero de copa y chaqueta de brillo son elegidas por Sergio para cantar “School Out”, invitando a dos chicas para que vengan a hacer los coros y cantar algunas estrofas. Asumo que una de ellas sea Mikaela, la hija de Bruce, pero no se anuncian así que disfrutamos de un himno de varias generaciones, coreando y cantando, y algunos del publico equivocándose en la letra, pero eso también es parte de la diversión. Saltan al escenario balones rellenos de confeti y algunos explotan entre nosotros. La banda se retira pero sabemos que es una jugada de engaño, y regresaran en breve.
Lo hacen con “I’m Eighteen”, canción que también ha marcado a mas de una generación, y que en la versión que de ella hicieran Hurricane queda sublime. Hurricane es la banda de los hermanos de Rudy Sarzo y Carlos Cavazo, músicos de Quiet Riot en aquellos momentos, Robert Sarzo y Tony Cavazo. Escucha la versión de Hurricane, aunque comprendo que está canción tiene magia cántela quien la cante, y los Schizophrenic Spacers la bordan, dejándonos la garganta junto a ellos a pesar de que los “eighteen” pasaron hace tantos años para el 99,8% de los presentes, y no me arriesgo a decir 100% por las chicas de la barra, que si no…
El concierto cierra por todo lo alto con “Under my Wheels”, y ese verso inicial que para mí siempre fue “California’s rain” resulta que es en realidad “The telephone is ringing”. Rectifico y canto como los demás, despidiendo un concierto fresco a pesar de su esencia clásica, y es que lo bueno nunca muere. Magnífico concierto, y espero que los músicos hayan disfrutado del mismo tanto o más que el público, que la pasó “en grande”.
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