Epic / Sony Music

Esta claro que los años pasan para todo el mundo y ahora que Ozzy ha declarado que este nuevo álbum ha sido facturado en un estado de sobriedad absoluto, los resultados en líneas generales son altamente satisfactorios ya que dentro de “Ordinary Man” hay varias canciones con bastante huella Osbourne. Y es eso mismo lo que toda legión de fans que posee en todo el mundo quería escuchar. Y así ha sido y así se ha publicado. Un álbum que demuestra que a pesar de los años y de sus últimos achaques de salud, Ozzy ha vuelto, ha regresado para el bien de la comunidad del metal y es precisamente el momento de disfrutar de la nueva música que nos ofrece el gran Ozzy Osbourne a través de estos diez cortes.

La oscura y la contundente ‘Straight To Hell’ es la encargada de abrir el álbum que cuenta con un efectivo riff de guitarra, obra de Slash, junto con varios estribillos vocales marca Ozzy que recuerdan de algún modo su etapa en Black Sabbath. En ‘All My Life’ los decibelios se rebajan para presentarnos un medio tiempo donde destacan los solos de guitarra por parte de Andrew y que cuenta con un sencillo estribillo vocal destacado. La oscuridad y la densidad sonora se apodera en la canción ‘Goodbye’ en otro medio tiempo con bastante ritmo doom, y que a mitad del tema se acelera el ritmo para desembocar en un compendio de guitarras aceleradas. En la canción que da nombre al álbum se cuenta con la primera colaboración destacada siendo el elegido, el también británico Elton John, quién aporta su clase en el piano y en la voz. Una balada efectiva donde destacan ambas voces bajo un suave ritmo que desemboca en otro efectivo solo de guitarra por parte de Slash. La canción coge mucha fuerza y sentido si es visionada a través del videoclip que ha lanzado Ozzy Osbourne donde se da un amplio repaso a su carrera musical.

Como era de esperar la etapa en solitario de Ozzy se tenía que mostrar en este disco. ‘Under The Graveyard’ es la encargada para ocupar dicho papel. Una canción con esencia Ozzy en todo su esplendor que cuenta con unas letras muy profundas y duras. Un claro testimonio por parte de nuestro admirado Madman. Otro de los cortes destacados del disco es la posesiva “Eat Me” que tiene ese repetitivo estribillo que te anima a cantarlo mientras lo escuchas y en el que participa Kelly Osbourne en los coros. ‘Today Is The End’ es un tema bastante distinto a lo escuchado en anteriores trabajos, ya que se trata de un tema alegado del rock más tradicional. Puede encajar o no pero sin duda alguna cuenta con esta versatilidad que posee esta gran estrella del metal. Con ‘Scary Little Green Men’ se regresa al clásico universo Ozzy en una canción que navega por varios ritmos sonoros donde destaca la figura del gran guitarrista y compositor, Tom Morello. Los medios tiempos se apoderan de este “Ordinary Man” y en ‘Holy For Tonight’ volvemos a encontrarnos con otra sencilla y emotiva balada que va ganando cuerpo con una orquestación y coros que se van apoderando según transcurren los segundos.

Para el tramo final se ha dejado dos temas donde uno de los protagonistas es el rapero Post Malone. ¿Cómo, un rapero en un disco de Ozzy? Pues sí y la prueba y la colaboración tiene un lado positivo y otro negativo. El positivo viene con la rapidísima ‘It's A Raid’ que no pararás de ponerla una y otra vez. ¡Adición a tope! Un corte con mogollón de efectos que cumple su misión: estar atrapado dentro de la locura musical de Ozzy Osbourne. La negativa llega con el bonus track ‘Take What You Want’ con Post Malone y Travis Scott. Una canción con las miras puestas en las radios comerciales y música disco. Nada más que decir.

En resumidas cuentas, Ozzy Osbourne ha regresado con un gran trabajo bajo el brazo. Un álbum que refleja y que engrandece la figura de esta famosa estrella del metal. Estos diez nuevos cortes, no cuento con ese maldito bonus track, hacen que al menos podamos disfrutar de la reciente música que ha facturado Ozzy junto a Andrew y de todas las colaboraciones que acompañan a este “Ordinary Man”, dejando una buena sensación a nivel musical a pesar de toda la sobreproducción que conlleva dicho disco.

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