El sábado estaban concentrados tres platos fuertes y algunos entrantes muy sugerentes.

 Llegamos a tiempo para disfrutar del concierto de Baroness a quienes conocíamos desde Purple en el 2015. De hecho, aun es lo más reciente. Su sonido es sludge sureño de Georgia, emparentado con el sonido NOLA y agregando algo más de melodía. Comenzaron con “Take my Bones Away” para calentar a una audiencia que estaba ahí mayormente para cuidar su puesto y estar listos para Volbeat. Quizás por ello se veían que algunos disfrutaban y otros se tomaban más en serio lo de la posición en vez de la música. Entre las mejores composiciones, “The Sweetest Curse”, y “Morningstar” contrastando con la melodiosa “Chlorine & Wine” y el hecho de que la banda intenta ser tan amplia que no encaja entre los puristas del Groove.

foto por Alfredo Arias

The Hellacopters es una banda que en directo es una aplanadora. No importa si te gustan sus discos o no te gustan, si te gusta su música o no te gusta, en directo lo dan todo. Por un efecto visual a Dregen se le veía la guitarra más grande que su propio cuerpo. Cuando comenzaron a tocar “Hopeless Case of a Kid in Denial” eran blancos. Al terminar el concierto, una hora más tarde y con el sol de frente, más que seres humanos parecían unos tomates sudorosos rodando sobre el escenario. Aun así, Dregen tuvo energías para dar un salto a la base de la batería, otro encima de las bocinas, y comenzar a tocar “By the Grace of God” con coreografía incluida donde el vocalista y el otro guitarrista se arrodillaban para adorarlo.  

Genial los Hellacopters. Espectaculares, soltaron todo lo que tenían y seguro que al llegar al camerino se quitaron las camisetas y las exprimieron para quitarle sudor. Lo reitero, si no te gustan sus discos no importa, te gustaran en directo.

Volbeat se han ganado a la audiencia con esa capacidad que tienen de tocar desde riffs thrasheros hasta melodías de Johny Cash.  Apostaron sobre seguro desde el inicio, abriendo con el fresco exitazo de “The Devil’s Bleeding Crown”. También atacaron con versiones como ya decíamos, siendo la primera incluida en el medley  “Heaven nor Hell” / “A Warrior’s Call” / “I Only Want to Be with You” de Dusty Springfield, que quedó muy bien en medio de tanta alegría. Del disco de los forajidos que tú debes conocer cayeron “Lola Montes” y “16 Dollars”, mientras su fresco “The Everlasting” se va por la senda del heavy potente.

Michael Poulsen, quien tiene siempre la buena costumbre de saludar y mencionar a las bandas que tocan ese dia, mencionó a Judas y Ozzy pidiendo aplausos para ellos y no para su banda, algo que siempre deja a nuestra discreción. El o estaba recién pelado o le han crecido las entradas, se veía algo diferente, mientras Rob Caggiano llevaba su cabello bien atado, (metiendo unos solos de guitarra apabullantes, ha encajado muy bien aquí), y lo más importante es que se sentía el buen rollo y la alegría camaraderil que se respiraba sobre el escenario. “The Chosen One” les quedó espectacular. Para los gilipollas que dicen que no hay relevo, Volbeat es ya el relevo.

fotos Volbeat por Alfredo Arias

Pensé que todos querían ver a Judas Priest, y efectivamente, había más gente que nunca. Los más conocedores buscaban al nuevo guitarrista, que hay quienes piensan que el nuevo es aun Richie Faulkner, pero no, es el productor Andy Sneap. La escenografía es la más agresiva que han tenido en los últimos años, con grandes pantallones mostrando fuego sobre el que se alzan las cruces que ha adoptado la banda.

Los que hace unos años decían que se despedían y luego que no iban a girar más pero si hacer discos, demuestran estar en una forma envidiable. Además, abrir con  el reciente “Firepower” es la muestra de que hay banda para rato. Rod Halford cantó mejor que las veces anteriores que lo he visto. ¡Muy bien! Está claro que por momentos utiliza un timbre ligeramente más grave y que su micrófono tiene eco, delay y posiblemente suba alguna octava, pero aun así, canta creyéndose de verdad que es The Metal God, y nosotros también nos lo creemos. El hombre está como nuevo.

foto de Judas Priest (cabecera) Alfredo Arias / foto Halford por Sergio Albert

Comenzaron alejados del mismo repertorio de toda la vida, que ahí si hay para escoger, y escogieron “Grinder”,  “Sinner” y “Lightning Strike”, canciones que se les escucha poco en el caso de las antiguas. Pero no abusaron, que la gente siempre quiere lo mismo y tú y yo también lo sabemos, así que arremetieron con la coreada “Turbo Lover”. Cantar “Freewheel Burning” a mes y medio de cumplir 67 años y hacerlo como si la vida no hubiera pasado tiene indudable mérito. “Bloodstone” nunca me ha llegado mucho, pero a otros si por lo que pude apreciar.

Pero antes que el ánimo de alguien decayera, ahí estaba “You’ve Got Another Thing Comin’”, “Hellbent for Leather”, (Harley incluida) y “Painkiller” con dos sorpresas, la primera que Rob cumplió vocalmente y la segunda que Tipton apareció en pantalla para tocar el solo. Pensábamos que este iba a hacer el máximo homenaje al anterior guitarrista, pero la emoción nos embargó cuando vimos entrar a Glenn Tipton en persona para tocar “Metal Gods”. Momentazo único que puso sentimental a muchos corazones de metal allí presentes. Para cerrar la banda supo restar emotividad con una dupla de canciones algo más sencillas pero efectivas: “Breaking the Law” y “Living After Midnight”. Y Halford se aprendió una frase para despedirse: “Sois de puta madre”.

Mientras Judas Priest realizaba su actuación, en uno de los escenarios pequeños se presentaba In This Moment. Los que se fueron con dolor de su alma a ver a los californianos gustándole Judas, supieron desde el primer momento que no se iban a desengañar. La escenografía cuidada, las coristas a juego con Maria, y esa mezcla de misticismo y sensualidad son la combinación perfecta para arropar un setlist con ligeros toques de metal industrial mezclado con gótico y metalcore.

Curioso cómo mientras esperábamos por In This Moment, la música de fondo incluía piezas como “Don´t Stop Believing” de Journey y otras joyas del AOR. Las coristas entraron en procesión y comenzaron con “Blood”. Tanto en esta pieza como “River of Fire” usaron esa imagen virginal que tratándose de mujeres tan sensuales resultará chocante a algún cristiano ortodoxo que se ofenderá incluso. Sobretodo con el vestido abierto hasta la cadera de María Brink.

foto de In This Moment por José Alberto Puertas

También aquí finalizaron con un púlpito al estilo Manson, este más pequeño pero sin altibajos en la música. Y a la vocalista le pusieron su gorro cónico para cantar “Oh, Lord” y una pieza dedicada a todas las mujeres, que en boca de Maria resulta un elogio en vez de una ofensa: “Whore”. Otro concierto impresionante y una vez más tengo que decir esta idea que he ido reiterando los tres días: Para los gilipollas que dicen que no hay relevo, In This Moment tiene todas las papeletas a favor para en unos años ser el relevo.

Iba a ser la tercera o cuarta vez que veía a Ozzy Osbourne. Incluso la reunión de Black Sabbath. Ninguna de las veces esperé que cantara bien, ni siquiera que cantara, de verdad. Un icono del metal y todos sus excesos, que este año cumplirá 70 de locura y de hacer todo lo que los médicos te han dicho que no hagas desde hace siglos.  

Y esperando lo peor comienza el concierto con “Bark at the Moon”, y resulta que no, que viene cantando como hace treinta años al menos. Mantuvo su personal escena, con esos saltitos de liebre y  las mismas frases de siempre como “lets get fuckin’ crazy” o alentarnos con las manos para que les gritemos el “Ozzy, Ozzy”, y hasta se atrevió con un cubo de agua lanzado a la audiencia, pero solo fue una vez.

Algo que quedó claro a medida que transcurría el concierto fue que Zakk Wylde está hecho para estar aquí.  “Mr. Crowley” y “I Don´t Know” fueron cayendo ante una audiencia que en las zonas más cercanas al escenario estaba sencillamente macerada en el calor y la humedad que ella misma generaba. Para una de mis canciones favoritas de todos los tiempos, “Fairies Wear Boots”, el Madman comenzó a desafinar y me imaginé que vendría lo peor, pero solo fue un momento puntual que no se repitió hasta el final. “No More Tears” la clavó y todas las demás también.  Fue en esta canción donde me convencí que Zakk es el hombre, aunque Gus G realmente es un magnifico guitarrista pero Wylde aporta un extra de alma que embellece a las canciones.

foto Alfredo Arias

El tecladista Adan Wakeman también toca la guitarra en algunos casos y fue un gran refuerzo con “War Pigs” muy coreada con el público que terminó con Ozzy retirándose y dejando a Zakk bajarse al foso de fotógrafos para caminar y hacer un extenso y entretenido solo de guitarra. Fue muy interesante ver como desde una distancia que podía ser muy bien 50 metros, era Wylde quien dirigía los momentos, levantando la mano aparentemente como parte de la coreografía para avisar a los músicos cuando debían entrar mientras enlazaba fragmentos de “Crazy Babies”, solo de guitarra, “Perry Mason”, solo de guitarra y solo de batería.  Tommy Cufletos toca muy bien y como parte de su sello personal está el de dar a ambos platos frontales con la baqueta derecha creando un torbellino mientras su izquierda y sus piernas van por otros caminos sin perder la sincronización.

Con “Shot in the Dark”, interpretada de manera algo más acelerada y con distintos timbres de teclados con relación a la original  y “Crazy Train”, aquello parecía terminar, pero Mauricio mi amigo estaba seguro que iban a terminar como realmente lo hicieron, con “Paranoid”. Siempre me digo, ¡fuera prejuicios! Ha sido el mejor concierto que le he visto a Ozzy Orbourne: buen estado vocal, locuras controladas y una banda engrasada y cronometrada al milímetro.

foto por Alfredo Arias

L7 no dieron respiro y atacaron mientras Ozzy nos despedía con la grabación de “Changes”. Salí a moverme un poco para recuperar elasticidad, busqué algo de comer y beber, me pasé por el stand contra el abuso a ver como habían ido las circunstancias, y cuando vive a ver, ya era el momento de ver a Carcass.

Como siempre que tocan, aquello estaba lleno. Recuerdo no haber podido verlos en el Hellfest sencillamente porque ya no cabía más nadie en el escenario Altar siendo el concierto a la una de la mañana. Una muestra de que no importa si la música es metal extremo o pop, si es buena, llenará.  Jeff Walker lo agradeció mientras descargaba canciones como “Buried Dreams”, “Unfit for Human Consumption”, “Exhume to Consume” y “Captive Bolt Pistol”. Siempre esperaba que le dieran más caña al Swan Song, pero de este disco solo cayó “Keep On Rotting in the Free World”. Nos despedimos del Download con mucha alegría por lo vivido y el cuerpo necesitado de reparaciones severas por el cansancio.  

foto por Sergio Albert

Era tiempo que Madrid tuviera un evento como este donde pudimos compartir directamente con ingleses, franceses y griegos (no nuestro amigo Yorgos Goumas a quien no pude ver, sino uno que vino de Grecia para el Download), además de la fauna metalera de Madrid que vemos poco. A ver si finalmente la noticia de la despedida no es más que un amago y se resuelven los problemas para 2019.

Conocí casi en último momento a Ana y Marisa de Live Nation quienes muy amablemente me ofrecieron todo su apoyo el cual le agradezco al igual que el de Sara Moreno de Background Noise y los fotógrafos y redactores con los que coincido y converso. Mis mejores deseos para todos. También hice algunas pocas fotos de flora y fauna. la organización nos comenta que hubo 105 500 personas, para redondear, a ver si se encuentran aquí alguno de los lectores.

Una chica confundió a este chico con Joe Satriani

El tatuador es Alberto Maestro de Palencia. El modelo se me puso delante mientras veia In This Moment y cubrió todo el escenario

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