Viernes 27 de septiembre 2019
Sala Groove, Portugalete.

En cuanto supimos que los holandeses Gold volvían a Bizkaia un par de años después de su primera visita, marcamos esta fecha en el calendario. Tener una segunda oportunidad de disfrutar de su ecléctica propuesta musical, se antojaba demasiado tentador como para dejarlo pasar. Deleitarse en una sala con mejor sonido como la Groove, resultó ser una experiencia muy completa cargada de profundas emociones.

Cuando tocaron en 2017 en el Pub Mendigo de Barkaldo, hubo una floja entrada. Esta vez los números no fueron tan diferentes. Una pena que su propuesta siga sin conseguir una mejor respuesta de público en estas tierras. También era una fecha complicada, ya que habían varios eventos esa noche.

Como banda soporte estuvieron los bilbaínos Meido. Un trío que se mueve entre el noise rock y el post hardcore más ácido. Llevan 14 años en activo y tienen tres discos publicados y algún EP. Sus canciones están cantadas en euskera y aunque no les conocía me causaran una grata impresión.

En directo mucho mejor que las grabaciones que escuche mientras preparaba esta crónica. La contundencia del power trío quedaba patente desde los primeros temas. Una sección rítmica que empuja, encima están las partes cantadas y pasajes cambiantes.

En esta banda el bajista y el guitarra se reparten las voces, algo que dota de cierta variedad a sus composiciones, para nada facilonas. Se dirigieron al público en euskera. Tocaron un set de 10 canciones, muchas de ellas muestran bastante personalidad. Fue una descarga que duró algo más de 40 minutos de duración. Le gustaron hasta a un colega que no le van demasiado las bandas nacionales. Lo cierto es que cuajaron un buen concierto y se despidieron entre aplausos.

Tras el cambio de equipos en el escenario y algunas pruebas de sonido el ambiente se tornaba gris e intrigante con tenue iluminación y el humo que envolvía a los integrantes sonaba una pista grabada y comenzaban la descarga con “Wide-Eyed”, lo primero que nos llamó la atención en comparación con el concierto de 2017, fue que ahora tenían una chica en el bajo y un guitarra adicional. Es decir la vocalista Milena, tres guitarras, bajo y batería.

La frontwoman, Milena lucía ese chaquetón enorme que le llega hasta los tobillos, que luego se remueve y convierte en otra pieza que deja ver sus brazos. Su último y cuarto LP, 'Why Aren't You Laughing?', editado en abril de este año, fue el principal protagonista de la noche, tocaron hasta 7 temas. La percusión de Igor Wouters, da pie a "He Is Not" una de sus composiciones más pegadizas, con ese triple enfoque guitarrero, liderado por Thomas, comienza a hipnotizarnos mientras Milena recita las letras de forma cautivadora y hace suaves movimientos con sus brazos.

No menos evocadora es "Things I Wish I Never Knew", otra de las nuevas, que te encandilan a la primera, las capas de guitarras susurran una y otra vez. Mientras la batería aporta ritmos cambiantes. La introducción para "Summer Thunder", primero con las guitarras y luego entra la batería con la fuerza justa para romper los hermosos paisajes sonoros que crean. Esta pieza es del anterior álbum 'Optimist' pero en directo la han apañado y está muy cerca a lo último que han grabado.

Turno para la repetitiva, "Old Habits", de su álbum 'No Image' de 2015, un insistente recordatorio de las miserias humanas. Volvemos al 'Optimist' con “I Do My Own Stunts”, Milena bebe de una especie de botella o cantimplora, y retoma los movimientos elegantes. Me encanta como suena la batería de Igor. Llega "Taken By Storm" una de las grandes piezas del nuevo redondo y de la carrera del combo de Rotterdam. Con ese arranque intimo con la voz de Milena, hasta que entra la avalancha post-black, una gozada, que en directo fue bestial. Sin duda uno de los grandes momentos de la noche.

Pero el goce no había acabado, pegaban fuerte con la sublime, “Please Tell Me You’re Not the Future”, otra enorme pieza, que combina la delicadeza y la oscuridad, consiguiendo remover tu alma. Sencillamente brutal, tras el abrupto final, fueron muy aplaudidos. El bajo de la "nueva" Leyla Overdulve sonaba en solitario para introducirnos en la tranquila, "You Too Must Die", la calma tras la tormenta. Pero sigo flipando con Igor en la batería.

La cautivante introducción triple guitarrera de “O.D.I.R.”, es un claro ejemplo de lo beneficios de las tres guitarras en la banda. Aunque es una composición del álbum 'No Image' de 2015, al escucharla con esta nueva formación descubres nuevos matices. Otro momento intimo con la dulce voz de Milena y sus delicados movimientos, en "Till Death Do Us Part", la atmósfera inquietante termina también de forma abrupta.

No lo sabíamos, pero había llegado el final, con “Mounting into Bitterness”, donde las guitarras comparten protagonismo con las partes cantadas de Milena, una hermosa canción, tal vez de las más accesibles que tengan. Con ella cerraron un corta pero intensa actuación que me dejó un gran sabor de boca. No había llegado ni a una hora, pero la verdad que no hacía falta nada más. Tan fríos y solemnes como llegaron, se marcharon del escenario, consiguiendo un fortísimo aplauso de los presentes.

Una soberbia actuación, que gozó de muy buen sonido, pena que la interesante propuesta musical de la banda no consiga atraer a más público. Agradezco a la promotora Madness Live por apostar y arriesgar en traer bandas diferentes como los Gold, con mucho que aportar a estos mediocres tiempos.

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