Noches del Botánico, lunes 18 de julio.

Fotos de José Rojo y Victor Moreno

Gracias a Lorenzo Sanz de Top Artist Promotion quien tuvo la gentileza de invitarme a este concierto. Es la segunda vez que vemos al guitarrista como parte de Noches del Botánico (la primera te lo contamos aqui) y también es la segunda vez que vemos a Tony Hernando de Lords of Black entre la audiencia. También se encontraba el guitarrista de Lujuria, que me aventuraría a decir que es Nacho de Carlos, aunque está algo cambiado su color de pelo. No podía faltar Ray Alder, quien estuvo invitado por su compañero de trabajo en la banda A-Z, Philip Bynoe, bajista de Steve Vai desde hace años y ahora unido a la nueva aventura del súper batería Mark Zonder, en un disco que saldrá el 12 de agosto simplemente titulado A-Z. Bynoe también fue miembro de Warlord en una de sus más recientes encarnaciones. 

Vai está girando por Europa, comenzando en Berlín el día 8 de julio. Una muestra de su popularidad en España son las seis fechas en Chiclana, San Javier, Valencia, Vigo, Madrid y Barcelona. Precisamente este lunes de sol implacable, las cosas no fueron del todo bien. El autobús de gira se rompió, el chofer tuvo un inconveniente, algunos de los que venían en la gira enfermaron (espero que no de COVID) y Steve Vai llegó a Madrid con tres horas de retraso. Todos los involucrados en la organización, malos de los nervios, dando gritos y explicaciones incomprensibles, mientras el guitarrista comunicaba que el concierto iba adelante. Vamos, que para eso es un profesional.

El telonero fue El Twangero, quien para los rockeros a muerte resultaría alguien agradable. Canto en solitario con su guitarra eléctrica y aunque lo desconocía por completo, esto no me impidió disfrutar de sus bromas, sobretodo la de “tocar guitarra para meditación”. 

Con solo unos veinte minutos de retraso, entró la banda de Vai y el músico en último lugar, siendo ovacionado por la audiencia (una gran mayoría desconocedora de todo lo que tiene que estar a punto para que el milagro se dé) y Vai arrancó con “Avalancha”. Los videos en la inmensa pantalla trasera y las dos laterales animaban mucho, proyectando imágenes psicodélicas en gran medida. Increible como podían aguantar el calor bajo esa potente iluminación. El sonido impecable, tal parecía que estaba reproduciéndose un disco compacto. 

Desde el inicio, el batería Jeremy Colson mostró que está ahí para brillar, sin embargo, mucho más discreto en cuanto a imagen, el segundo guitarrista Dave Weiner mantiene un pulso y destreza imponente, y qué decir de Bynoe. Indudablemente, si Steve Vai fuera el tipo de estrella que para ahorrar dinero contrata a músicos locales, como recientemente hizo Ripper Owens en México y habitualmente hace Glenn Hughes cuando pasea en solitario por Europa, el concierto aun hubiera sido bueno, pero cuando viajas con músicos fijos, empastados tras muchos ensayos, esas locuras de Vai e improvisaciones que lanza por momentos, son seguidas por la sección rítmica y resultan impresionantes. Solo una mirada, y a veces ni eso, es suficiente para que guitarra y batería se lancen a correr a la par en más de una ocasión o cierren abruptamente un compás.

Las primeras piezas interpretadas fueron de su nuevo disco, “Inviolate”, comenzando con “Avalancha” y tocando cuatro canciones más, entre las que destacó “Greenish Blues”, quizás porque entre tanto virtuosismo acelerado hubo un momento de “relajación”. Los solos de bajo, guitarra (a cargo de Dave Weiner) y batería, fueron cortos e impactantes, sobretodo muy entretenido el de Colson tras los tambores. Lleva años detrás del maestro y sabe muy bien cuándo y cómo Vai hará alguna variación. 

Para los que no fueron al concierto con el “Inviolate” estudiado, Vai les ofreció canciones intercaladas en las que asirse, comenzando por “Giant Balls of Gold” y como punto culminante las piezas del “Passion and Warfare”, “Liberty” y “For the Love of God”, aunque para cerrar escogió momentos del “Fire Garden Suite”, del disco del mismo nombre. Un detallazo fue que para "For the Love of God"  le diera espacil en el escenario a su ingeniero de monitores, español y cantante excepcional según puedes apreciar en el video. 

La opinión general a la salida fue la de “tremendo concierto”. Eso impulsó a muchos a dirigirse al stand de merchandise y llevarse algún recuerdo. Cuando salíamos, más que cola lo que había era un tumulto, pero pude apreciar que estaba disponible una edición del “Flex-able” en vinilo. ¡Joyas de colección! Una sola pega: la Hydra no apareció en todo el concierto (me refiero a la guitarra de tres mástiles)

• < Anterior
• Siguiente >