Como parte de su gira europea, Amon Amarth llegaba a España con 4 fechas, para continuar presentando Deceiver of the Gods. Su presencia en Madrid sería el domingo 8 de febrero en La Riviera.
Les tocaba abrir a Savage Messiah, joven agrupación de heavy metal con toques thrash que, como nos comentaba el baterista Andrea Gorio momentos antes de la actuación, basaron su repertorio exclusivamente en su más reciente disco, The Fateful Dark.
La banda sonó magnifica, sin fisuras, y aseguramos que con el paso del tiempo se hablará mucho de ella. Canciones “Cross of Babylon”, la grabada en video “Hellblazer” y la rápida “Scavengers of Mercy” fueron calentando a la amplia audiencia, terminando con composiciones más cercanas a la NWOHM, como la canción título del disco, “The Fateful Dark” y “Minority of One”. Con solo seis canciones convencieron.
No era la primera vez que Savage Messiah tocaba en España, en el pasado formaron parte del paquete junto a Angelus Apatrida y Havoc. Tampoco era la primera vez que Huntress llegaba a España. Lidereados por Jill Janus, su música es una mezcla de heavy con elementos doom e incluso black metal.
Jill, con una amplia educación dentro de la música clásica, pude subir y bajar varias octavas dentro de su registro, sin aparente esfuerzo. También su cuerpo esbelto contradice las normas del canto, que por lo general definen a las mujeres de voz inacabable más bien tirando a obesas. Días atrás, Jill Janus tuvo que sustituir a Johan Hegg en Amon Amarth y dio la talla, anécdota que sirva de ejemplo para valorarla.
Ya tienen casi finalizado el tercer disco de la trilogía The Maiden, the Mother, The Crone, e interpretaron dos canciones del mismo. Entre las ya conocidas estuvieron “Senicide”, “Destroy your Life” y “Spell Eater”. Momento de atención fue la interpretación de “Zenith”.
El guitarrista Blake Meahl, quien era quien se entendía con el personal de La Riviera en su español a la mexicana, nos ofreció unos agradables momentos de risa cuando Jill le pidió, en dos ocasiones, que tradujera al español. El gringo hablaba con un acento más mexicano que los mismos mexicanos, y lanzaba sonidos onomatopéyicos de estilo charro, muy graciosos.
En la segunda ocasión, Jill le pidió que tradujera la historia de cuando le pidió a Lemmy que compusiera una canción de amor para ella, y como el bajista se apareció con “I Want to Fuck you to Death”, mientras Blake traducía al español “chingar”. También Jill demostró su buen carácter, algo que habíamos comprobado dos horas antes cuando nos invitó a su camerino para conversar un poco. Terminaron con “Eight Swords”, pero nos sentí que fuera un cierre redondo.
Amon Amarth, después de casi veinte años de carreteras, se ha convertido en una máquina precisa, lo cual se hizo sentir desde los primeros compases. El baterista Fredrik Andersson nos comentaba que a la banda le gusta mucho que el público español coree las canciones. Y efectivamente, la audiencia no paro de repetir los riffs de las canciones con sus bocas.
Por otra parte Johan Hegg además de tener una voz grave y retumbante que nunca acaba, tiene un tamaño impresionante, que hace que las miradas se fijen en el. Los vikingos regresaban de su eterno viaje, comenzando con el potente single “Father of the Wolf”. La intro de Deceiver of the Gods fue coreada a pleno pulmón por todos los asistentes, mientras que “Live for the Kill” fue la elegida para continuar una vez Johan hubo saludado al respetable.
Es de agradecer que Hegg hablé español en la mayoría de los casos en que se refería al público, además, lo hace con una perfecta dicción. Otras veces recurría al inglés básico que todos comprendemos.
“Free Will Sacrifice” y “Asator”, continuarían el show. La banda instaló cuatro maquinas de humo frente a ellos, que lanzaban columnas inundada en luces rojas a tal punto que por momentos imaginaríamos a la banda envueltos en un mar de sangre.
Después de “For Victory or Death” Johan tomó su compañero de mil conciertos, el cuerno que se ciñe en su cinto y brindó por nosotros, apurándolo hasta el final y comenzando “As Loke Falls”. Posteriormente volvería a brindar, y en ambos casos, apura todo el contenido.
“War of the Gods” y “Victorious March” nos iban acercando al final del concierto. Mientras Joahn nos preguntaba si queríamos más atacaron con “Twilight of the Thunder Gods”, donde Hegg sacó su reproducción del martillo de Thory “The Pursuit of Vikings” que fue el punto culminante con una canción que hasta el gato conocía. El concierto en general fue apabullante. Se pudo escuchar hasta el más mínimo detalle, con un sonido y unas luces exquisitas.
Fue un concierto intenso, y los amantes de Amon Amarth quedaron contentos y agradecidos. Fue un buen momento además, para volver a valorar la propuesta de Huntress que a muchos, amantes de sonidos más básicos, les parece bastante arriesgada, y Savage Messiah tuvo una segunda oportunidad que supieron aprovechar bien y los hará crecer poco a poco ante nuestros ojos.