Aun sabiendo que Victor Wooten es uno de los mejores bajistas del mundo, no estaba preparado para el concierto que vi esta noche.
Luego de más de dos horas de actuación, aun no me lo puedo creer.
Y si algo me llamó la atención, fue ver como Victor Wooten y su banda, Derico Watson a la batería, Anthony Wellington al bajo y Regi Wooten a la guitarra, son capaces de mostrar el más alto virtuosismo musical como si fuera algo sin importancia. Con un simple ego cero, como mostró en la entrevista que le hicimos y que puedes ver en nuestra web, el hombre más sencillo del mundo la pasó muy bien sobre el escenario, jugando con compases y tiempos musicales imposibles como si fuera lo más fácil de este mundo.
Ya lo decía la promoción de estos conciertos por Madrid: “innovador, compositor, arreglista, productor, cantante y multi-instrumentista. Él es un naturalista experto y maestro, un mago, esposo y padre de cuatro hijos y un ganador del premio Grammy en cinco ocasiones.”
Y luego de ver el concierto, los adjetivos se multiplican. Hablar del setlist es imposible, pues, o alguien más rápido que yo tomó todas las hojas del suelo, o simplemente improvisaron su setlist durante más de dos horas, lo cual es sencillamente inhumano.
A memoria podemos comentarles que la pista inicial fue “Two Timers”, sin piano como en el original y sin vientos. Con la parte compleja a dos bajos y guitarra.
La banda hizo una improvisación sobre ritmos y letras de conocidos temas de pop, funky y soul, comenzando por “I Want you Back” de The Jackson 5 y mezclándola con ritmos de James Brown, (“Get on Up”), Otis Reding y otros, es que de hecho me parece que Derico tenía grabado el famosos grito de Mr. Brown, ese que lanza antes de “I Feel Good”, y a veces lo utilizaba. O Derico es capaz de gritar como el Padrino del Soul, eso me temo. Y hablando de él, fue el músico al que la gente más atención le prestó dspués de a Victor. Incluso pidiéndole fotos de pose al final.
Victor presento a Marcela Pinilla, una cantante colombiana que los acompañó en algunas canciones. Hubo quien pensó que no cubriría las expectativas al verla sobre el escenario, casi tímida, pero cuando la mujer comenzó a cantar, todos supieron lo inevitable, que con Wooten solo tocan los mejores.
También fue sorprendente ver al impávido Anthony Wellington bromear, bailar y moverse con sensualidad en algunos momentos del show, aunque por lo general tocaba pegado a la pared para dar más espacio al resto. Otro músico impresionante.
La primera vez que Victor utilizó el micrófono para cantar fue con la curiosa “My Life”, aunque luego volvería para hacer la impresionante “Me and my Bass Guitar”
También fue muy graciosa la presentación de Regi Wooten. Victor dijo que era su hermano mayor, que cuando el tenia dos años Regi, que tenía ocho, le enseñó a tocar el bajo. Que también enseñó a su otro hermano a tocar los teclados, y al otro el saxo, y al otro la batería… que le enseñó todo lo que sabe sobre el bajo. Y que tanto él como sus hermanos se preguntaban, “¿y quien enseñó a Regi?” Entonces Anthony tomó el microfono para decir en broma que el no se creia que Victor hubiera aprendido todo lo que sabe de Regi.
Y Regi entró a saco. No solo no hizo un solo de guitarra apabullante y aburrido, sino que fue mezclando ritmos, solos, riffs, notas…y terminó nada menos que con el “Kashmir” de Led Zeppelin, mientras cantaba algunas estrofas de las canciones escogidas en su improvisación con más voz de músico que de cantante.
Para “The Lesson”, la banda dejó solo a Victor, en esta canción de líneas algo románticas. Fue toda una lección que terminó con el bajista utilizando todos sus pedales para hacer overdubs y otras mezclas, grabado líneas de bajo una sobre otra, aprovechando toda la tecnología de punta con la que cuenta.
Cerca ya del final atacaron con “Me and my Bass Guitar” y un ejercicio improvisatorio donde Victor contaba los tiempos de los compases de forma regresiva, de diez a uno. Algo que el público difícilmente podía seguir y que los músicos estaban haciendo allá arriba con una pasmosa facilidad.
Luego de los bises, Victor se acercó al micrófono con cara muy seria y dijo que quería decir algo, algo muy importante. Estaba muy serio y el público se fue callando. Un gracioso le dijo que no tuviera vergüenza y él le contestó que no la tendría. Con todo el mundo en silencio dijo: “quería decir que yo… soy Victor Wooten”, y esta fue la entrada de la canción final: “I’m Victor Wooten…just in case”. Alegre cierre que dejó a todos satisfechos. Y en mí caso, sabiendo que había visto un espectáculo que simplemente no es de este mundo.
No creo que la impresión de ver tanta demostración de buena música, buenos músicos y alegría se me apague en corto tiempo. Ni a los que llenaron los tres conciertos, lo que nos hace pensar que para la próxima Victor tendría que estar en un recinto mayor. Si no es así, es simplemente porque la vida es asi, ¡para qué vamos a filosofar en profundidad!