Escrito por Carlos Crespo
01. The Dreaming City
02. Cold Star
03. Terminus
04. The Lurker Beneath
05. Pagarna
06. At The Threshold Of Dreams
07. This Lonely World
08. October Ballad
09. The Tower
10. A Desperate Man
11. The Key
12. The Watchman On The Walls
En la última década poca atención le hemos prestado a esa banda que debería estar entre los clásicos del progresivo y que se llama Glass Hammer. Varios discos han grabado en esta década que recién acaba. Aun así, después de más de veinticinco años de carrera, sus seguidores se han maravillado al escuchar 'Dreaming City' tildándolo de impresionante. Y como no somos seguidores de la banda pero si del buen gusto hemos decidido agenciarnos el disco y asumir su estudio.
El miembro fundador y bajista, Steve Babb comentó en una entrevista que asumieron riesgos. No sé muy bien, pero estoy seguro que los que sí saben podrán apreciarlos apropiadamente. En nuestro caso, comenzando por la portada, es pura fantasía, y como comenta Babb, era lo que él y Fred Schendel querían engendrar con este lanzamiento.
La música no es metal progresivo sino rock progresivo. Escuchando el disco pienso si los músicos lograran vivir de su música. Si es así, es una muestra de que nadie debe ponerse barreras. El “Do What You Can´t” de Casy Neistat una vez más se demuestra con la música de este disco. Una amalgama de ritmos y ambientes que no intenta complacer a nadie, solo a ellos.
El álbum fluye sin espacios entre las pistas y "The Dreaming City” literalmente viene de la nada con un monstruoso riff mientras entra la batería y las voces forman parte de un viaje emocionante y oscuro donde la sección de teclado extendida de Fred Schendel es simplemente genial. La entrada de guitarra de “Cold Star” muestra que esta banda es una obra colectiva.
La influencia de Rush post- Signals se escucha por primera vez en “Terminus”, moderno, vanguardista y funky al estilo de los 90. Una canción en toda regla. Mientras que “The Lurker Beneath” es un instrumental oscuro que muestra que otras de las influencias de esta banda es el Kraut Rock que abre paso a la poderosa “Pagarna” con unos interesantes cambios en la segunda mitad y un intenso solo de guitarra que por momentos se dobla, y que tienen un ligero sello a lo Jimmy Page.
“At The Threshold Of Dreams” de nuevo demuestra que bandas como “Tangerine Dream” fueron estudiadas por estos músicos. Tengo algunas dudas sobre la alineación del grupo, porque en algunas fotos veo una chica que se acredita como “lead vocal”, Susie Bogdanowicz sin embargo el timbre vocal predominante es masculino, pero finalmente la descubrimos en “October Ballad”, una canción melancólica y gentil, una balada.
“The Tower” es otra “Kraut song” con mucho que ver con la música de los 70, y que nos recuerda esas películas de ciencia-ficción que ahora serían de segunda pero que nos hicieron soñar con los marcianos. Luego viene una de las pistas más intrigantes de todo el álbum, las voces estentóreas y los sintetizadores le dan a “A Desperate Man” un aire hipnótico. A par de canciones del final viene otra sorpresa cuando la banda entra con un ritmo que nos recuerda la canción de Extreme “Get The Funk Out” en la introducción de “The Key” que resulta ser como una pieza comercial dentro de todo este tinglado musical. Es la canción que mezcla todo lo que hace Glass Hammer fuera de sus influencias TD.
El cierre en estos discos es casi siempre una canción larga, extensa, a veces épica y “Watchmen On The Walls” lo es. Con una letra de cuentos de espadas y hechicería con héroes y heroínas más grandes que la vida que luchan contra bestias innombrables y villanos despreciables para completar actos increíbles. La letra que dejara a cientos de adolescentes soñar, y espero que así amen la música junto a los videojuegos, de verdad. Hay una sorpresa en la música, que es más cinemática que el resto del disco.
Aun disfrutándolo mucho, considero que es un disco para amantes de
Glass Hammer y para los que disfrutan de la música ampliamente. La banda es muy amplia en su concepción música y esto puede desorientar a quienes están acostumbrados a que cada disco este hecho de un solo ingrediente, como mucho dos, pero no más de una docena.