Drunken Buddha - II (2020)

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Domingo, Diciembre 22, 2024

Drunken Buddha - II (2020)

Escrito por Jesús Eli

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Tracklist:

1. March to Dementia 1:16

2. Sea of Madness 4:33

3. Devil's Breath 3:37

4. Purple Skin 5:05

5. Hang 'Em High 5:18

6. Back Where I Belong 6:11

7. Throw Your Life Away 4:50

8. The King 3:42

9. Three Shots 6:29

Con algo de retraso y con una sección rítmica renovada, Drunken Buddha sacan su segundo disco a finales de diciembre. Si ya nos leías hace dos años cuando sacamos reseña de su disco debut titulado simplemente Drunken Buddha, recordaras que quedamos muy contentos con el disco y también entrevistamos a la banda. Ahora estamos igualmente contentos aunque hemos perdido el factor sorpresa porque ya sabemos cómo suena este proyecto.

Y por ahí comenzamos, pienso que la banda ha cambiado algo su sonido, no puedo asegurarlo del todo, pero quizás también lo que ocurre es que siendo un segundo disco, los músicos que para el primero aportaron todos sus sueños e influencias, aquí están ya un poco más centrados sobre cómo quieren que suene el grupo, ¿Están buscando el sello Drunken Buddha quizás?

“March to Dementia” es una introducción que, en estos tiempos en lo que las “intro” más que una moda son casi una obligación muy bien pudiera apuntar hacia cualquier referencia musical, aunque sabiendo que es una formación de sonido vintage, me apuntaría que me recuerda los primeros segundos de la cara A del LP 'In Rock' de Deep Purple. Fuera de eso, ya Michael Arthur Long se encarga de marcar la diferencia con su timbre vocal y la fuerza de “Sea of Madness” aunque Mario Herrero continúa usando el timbre de teclados vintage que tanto llena la música de Drunken Buddha.

Poderosos riffs y un teclado omnipresente marcar el timbre de las canciones. Los riffs son herederos de aquellos de los años setenta aunque lejos de copiar, solo recuerdan esa época. Las influencias de Deep Purple / Rainbow se mantienen presentes y no lo decimos porque haya una pieza titulada “Purple Skin”, sino por riffs como los de “Hang’em High” luego de esa introducción a guitarra española de Diego Riesgo. Pero volvamos un poco atrás. La letra de “Purple Skin” es moderna en el sentido que el sujeto lo mismo puede ser una mujer que un hombre que ha sido objeto de otro hombre. ¡Vamos a imaginar! Y lo pienso porque ¿cómo va a estar una mujer sola en un bar sin que se le acerquen ligones y moscones?

Aunque en la batería está el “nuevo” Kay Fernández, sigue apegado al estilo setentero que a veces acompaña y a veces sale volando libre mientras el resto de los instrumentos mantienen el tiempo. Como es habitual en estos tiempos, el sonido del bajo de Fran Fidalgo a veces está muy enterrado por detrás de guitarras y teclados, pero no tanto en “Hang’em High” como para no sentir que también se despega del ritmo para lanzar notas atravesadas. También aquí el melancólico solo de teclado cambia el timbre y suena como un hijo bastardo del acordeón.

“Back Where I Belong” es la pieza que gustará a casi todo el mundo. Es la balada vintage que entiendo es la del músico que se retira para darse cuenta de que le falta la mitad de sí mismo cuando no está delante de su instrumento. Lo mismo ocurre cuando hay que preguntar “Where is the King of the party?” en la canción “The King”, un rockanroll clásico. Cierran con “Three Shots” recordando que la banda también mira a otros compañeros de las Islas Británicas, pues esto me recuerda lo mismo al “All the Young Dudes” que a algunos refinados momentos de Roxy Music. Han invitado a un compositor externo, el letrista Ángel Manuel González, y dos de estos textos nos han llamado la atención y escribimos sobre ellos aquí.

Los redactores de reseñas usualmente terminan con una conclusión o algo así. Aquí no hace falta conclusión, sino desearle a la banda que no se rinda. Han logrado hacer una formación diferente en Oviedo y tratar exitosamente un estilo que poco de pródiga en la geografía española. A ver si el próximo disco lo saca una discográfica alemana, que al parecer más al norte la gente tiene otro gusto, y lo digo pensando en DeWolff que es similar a Drunken Buddha pero más herméticos en su propuesta.