Tracklist:
• Dave Martone - Guitar and Vocals
• David Spidel - Bass
• Gary Grace - Drums
1) The Goodie Squiggee Song
2) Bossa Dorado
3) Angel Fish
4) The Devil Went Down To Georgia
5) Got Da Blues
6) Dinky Pinky
7) Crush Of Love (with Glen Drover)
• Glen Drover - Guitar and Vocals
• Jim Gilmour - Keyboards
• Paul Yee - Bass
• Chris Sutherland- Drums
8) Frozen Dream
9) Illusions Of Starlight
10) Colors Of Infinity
11) Filthy Habits
12) Ascension
13) Ground Zero
14) Symphony Of Destruction (with Dave Martone)
"Live At Metalworks" es una entrega en CD/DVD que se revela 100% fiel a lo que la independiente disquera Magna Carta nos ha acostumbrado al filo de todos estos años: música rock tocada por virtuosos, con buen gusto y con una producción al menos decente, que se dirige sobre todo a una audiencia conocedora, ávida de consumir y leal.
Grabado en vivo y transmitido sobre internet el 25 de Septiembre del 2011 a 25000 oyentes localizados en 63 países diferentes, este álbum se trata en realidad de dos conciertos en uno, ofrecidos respectivamente por los canadienses Dave Martone y Glenn Drover y grabado en Mississauga, Ontario.
Martone abre el disco, con su estilo muy en la vena de Joe Satriani y, en alguna medida también, de Neil Zaza. Nada demasiado novedoso nos puede decir ya este monstruo de la guitarra eléctrica; pero como monstruo al fin, el hombre demuestra un control total de su instrumento, un sabor melódico y armónico rayanos en el pop y a la vez un alarde de recursos guitarrísticos (tappings, arpegios, palancazos, saltos de cuerdas...) que no por espectaculares se nos hacen fuera de lugar. De hecho, si un mérito tiene Martone es que sabe dosificar su virtuosismo de una manera más que inteligente.
Todos los temas están muy bien aquí, aunque debo quizás destacar la versión de Martone de "The Devil Went Down To Georgia" de Charlie Daniels Band, por intensa, rítmica, "full shred" y porque tiene hasta elementos de rap -pero no se preocupen, que ese rap no molesta. A mi juicio, esto es lo más interesante de todo lo que interpretó.
Otro momento a señalar también es cuando Martone, antes de partir, invita al escenario a Glenn Drover para tocar un tema de Satriani, "Crush Of Love", en el cual ambos guitarristas se dan gusto "disparando". Si eres amante de la guitarra eléctrica altamente técnica, esta pieza te deleitará seguramente.
Así Glen Drover se queda como único dueño de la escena al llegar la pista número 8, titulada "Frozen Dream"; y aunque el cambio de estilo es notable, el ambiente general se mantiene compatible con las primeras seis canciones interpretadas por Martone. No obstante, Glenn Drover, ex-King Diamond y ex-Megadeth, y hasta ocasionalmente guitarrista de gira de Testament, tiene un vocabulario musical evidentemente más metal y a la vez más fusión que Martone. Su banda es también mucho más dinámica, con una presencia importante de los teclados (magistralmente tocados por Jim Gilmour, de la banda Saga), una batería bien activa en manos de Chris Sutherland y arreglos muy ricos en detalles. De este modo, poco a poco el disco se va orientando hacia el "heavy" progresivo y el jazz-rock, en manos de un Drover a la vez sobrio, potente, elegante y capaz. Mis piezas preferidas son la ya mencionada "Frozen Dream" (con su thrasheo desde el medio hasta el final), la dulce "Colors Of Infinity" y la muy fusión "Ground Zero", estas dos últimas del disco "Metalusion", reseñado por mí en estas mismas páginas en el momento de su salida.
Mención aparte merita la versión de Drover de "Symphony Of Destruction", con el propio Drover en las voces y Martone de vuelta sobre el escenario, con la que el disco concluye. Creo que es una manera acertada de finalizar el concierto. Esta canción de Megadeth, enriquecida con teclados y con un intercambio de solos entre Drover, Martone y Gilmour, todos apartándose libremente del solo original de Marty Friedman, pero todos ejecutados con fineza y excelente técnica, debe ser escuchada y apreciada en toda su grandeza. ¡Bravo!
Conclusión: "Live At Metalworks" te hace sentir como que estuviste presente en el show, tiene una muy buena producción, el altísimo nivel de los músicos es incuestionable y el repertorio fue elegido de manera muy certera. Y aunque debo decir que no hay nada de revolucionario ni de innovador en este álbum, los fans del buen guitarreo técnico se sentirán en el cielo igual. Martone y Drover son unos musicazos, no hay dudas. Cuatro sólidas estrellas entonces, dedicadas a los amantes de las 6 cuerdas en particular, y a los de la buena música en general. ¡Gracias, Magna Carta!