Masscre Records

Tracklising:
01. Sounds Of Evil
02. Lifetime In Hell
03. Tomorrow’s Child
04. Crash & Burn (Idiot’s Delight)
05. Seizure
06. Johnny
07. The Calling
08. River Runs Black
09. Blackout
10. Fall From Grace
11. Suicidal Daw

Los neoyorkinos Wicked Maraya son una de las tantas bandas de metal que tenían cierto potencial al inicio de los años noventa, pero que sucumbieron ahogadas bajo la aplastante ola del grunge.

Habiendo publicado en 1994 un notable disco mediante la mítica disquera belga Mausoleum, titulado "Cycles", se aparecen en este 2016 con "Lifetime In Hell", veintidós años más tarde, aparentemente queriendo aprovechar la curiosidad que despiertan en el público metalero algunos viejos grupos obscuros.

Así, este nuevo álbum se compone primeramente de nueve viejas canciones que fueron grabadas en 1991 en los estudios de Jim Morris, el avezado productor de legendarias bandas como Savatage y Crimson Glory. Aquellas grabaciones habían sido engavetadas antes de la salida de "Cycles", y es ahora que finalmente salen a la luz pública.

El grupo además le añadió al disco original dos nuevos temas que lo cierran, grabados especialmente para la ocasión (las números 10 y 11), pero de esos dos hablaremos más tarde. Caigámosle primero al material que ha sido "reciclado":

Musicalmente estamos ante nueve pistas curiosamente atractivas y bien producidas. Los nueve viejos temas se apoyan en riffs de guitarra bastante sencillos pero muy contundentes, con tonos ricos en el registro grave, a lo cual se le suma un cantante de voz potente y melódica y tesitura de barítono, lo cual le añade un sabor especial a la receta. Desde el abridor "Sounds Of Evil" hasta el noveno "Blackout" (nada que ver por cierto con el tema de Scorpions), la música que se nos presenta se deja escuchar con fluidez. Tiene mucha fuerza y clase, a pesar de su aparente simplicidad.

Retuve especialmente  la canción que le da titulo al disco y "Crash & Burn", porque ambas, sin caer en imitación alguna, e incluso explotando capacidades mucho más limitadas que las que poseen los grupos de "Grandes Ligas", destilan igual un aura de Crimson Glory, Fates Warning o de Queensrÿche que les da mucho lustre. De hecho, ningún tema entre los nueve yo lo consideraría un "relleno". Todos están buenos, sea gracias a los riffs pesados de "The Calling", o a la intensidad más metálica que encontramos en "Johnny", "Seizure", "River Runs Black" y "Blackout". La obra entera está apoyada por una sección rítmica muy capaz y, como ya mencioné, por un cantante con personalidad propia que sin embargo encaja perfectamente en el estilo.

Reflexionando, creo que los Wicked Maraya son maestros en sacarle el máximo a lo que saben hacer. Sin alardes de virtuosismo, sin exceso de agresividad, con melodías de buen gusto pero no demasiado pegajosas y con habilidades instrumentales tan solo decentes, logran construir una atmósfera de excelencia, progresividad y majestuosidad que atrapa al oyente. Esto solamente me parece más que meritorio, y el álbum hubiese calificado hasta como esencial... si no hubiese contenido los dos nuevos temas. Hablemos de ellos, pues:

"Fall From Grace", el primero de los nuevos, empieza con un riff prometedor que se integra bien con el viejo material, pero en cuanto cae el en estribillo, se desgracia. ¿Qué diablos hacen aquí estas melodías lloronas y quejumbrosas concediéndole tanto al "nu-metal" de los adolescentes emo de hoy en día? ¡Esto suena a farsa! Y el otro, el que le sigue y cierra el disco, y de cuyo nombre no quiero ni acordarme, está todavía peor. Otra vez viene ese estilo de canto y esas vueltas melódicas plañideras, que me hacen detestar tanto a bandas como I Killed The Prom Queen y Bullet For My Valentine. ¡Qué mal sabor me dejan los Wicked Maraya fingiéndose "los modernos" con estas dos canciones cerradoras!

De modo que se termina mi reseña con mucha amargura. Creo que fue un error garrafal unir en un mismo disco el material sacado del baúl de los recuerdos, que es muy sólido y potente, con las dos nuevas propuestas. Estas últimas denotan una intención demasiado explícita de quererse actualizar, algo que en el contexto no pega. Concluyo recomendando el disco a los aficionados del power metal americano tradicional, pero con ciertas reservas; porque las viejas canciones parecen cederle su lugar al final a una reencarnación del grupo desabrida y carente de testículos, de identidad... y de futuro. Entonces, 4/5 para los primeros nueve temas, y 0/5 para los dos últimos. Saquen la cuenta ahora si desean adquirir el disco completo... o no.

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