Terminando de trabajar, me fui directo a la Sala Clamores para ver el primero de los dos conciertos que daría Javier Vargas Blues Band. Esta sala lleva muchos años ofreciendo actividades diarias y, a veces, dos conciertos en una misma noche. No es un local lindo ni recién pintado y ni siquiera está de moda, pero tiene ángel, y una experiencia de decenios. Sus paredes están ambientadas con fotos de jazzistas y músicos en directo, pues poco rock and roll se ofrece en un local hecho para que vayas a sentarte y disfrutar de un espectáculo. Ojala que aguante muchos años más, es un emblema de la cultura en Madrid.
Con unos 40 minutos de retraso respecto al horario que estaba impreso en el ticket, salió Javier Vargas modestamente vestido para comenzar presentando su más reciente disco, Heavy City Blues, con la canción “Rolling in Trance”, continuando con “Texas Tango”.
Durante el concierto, la intención de promocionar el Heavy City Blues fue evidente, llegando a tocar siete canciones del mismo. Es una demostración, además, de que el guitarrista no se duerme en los laureles ni vive del pasado. Muchas “estrellas” deberían haber estado allí esa noche a ver si despiertan de su sueño añejo.
El concierto continuó con dos temas de su nuevo disco, “Rock and Roll Circus” y “Searching for Love”. Javier Vargas presentó cada uno de estos temas personalmente, así como a su banda donde lo acompañan el bajista y vocalista argentino Luis Mayo, el baterista y vocalista Peter Kunst y con el vocalista me he liado pues aunque por lo que escuché me pareció que se llamaba Gaz Persons, luego de buscar en sus páginas oficiales no lo encuentro, pero quedémonos con ese nombre.
Luego de una sentida “My Younger Days” le tocó el turno a la graciosa, (de esa que uno no sabe si reír o llorar –por la letra) “Banker Blues”, dedicada a los banqueros. Continuaron con “Palace of the King” y volvieron al Heavy City Blues para tocar la alegre “Sin City”, dedicado a Las Vegas y con un cierre espectacular. Comenzó “Black Cat Boogie” y esta la enlazaron con el clásico de The Doors, “Love me 2 Times”, cantada por el bajista Luis Mayo.
Una vuelta a los años noventa, con “Riding High”, del disco del 91, All Around Blues, para continuar recordando con “Scratch me Back” del Gipsy Boogie del 97 y un “Baby Ride Baby” del Texas Tango del 95.
Las canciones más actuales son algo más fuertes y rockeras, es algo que los amantes del blues llamarían blues blanco o blues eléctrico. Y Javier Vargas siempre ha sido un guitarrista rápido con múltiples recursos, que en composiciones melancólicas y tristes posiblemente no lleguen al máximo de posibilidades.
Llegó el único momento dedicado al disco de Vargas, Bogert and Appice, recordando a Gary Moore, fallecido el pasado año, uno de los mejores guitarristas del mundo sino el mejor, y no porque haya muerto porque ya en vida se le reconocía que fue el único guitarrista que ha destacado brillantemente en tres géneros musicales: el jazz, el rock y el blues. De él, “Parisienne Walkaway”, dedicado a esta noche a otro de los grandes, Paco de Lucia, el mejor guitarrista de flamenco, quien llevó este género a su reconocimiento universal.
Vargas tiene un proyecto para este año de grabar un disco Tributo al Rock Argentino, tal vez por ello ya incluye en sus conciertos “Blues Local”, un clásico del blues de esa tierra, o tal vez porque Mayo es de por allá. El la canta en español (el único momento en que se canta en nuestro idioma) y suena muy acorde con el resto del set list.
La banda está caliente y se lanza con unas canciones que van enlazando, mientras los solos de Javier Vargas siguen siendo explosivos y caen “People Get Ready”, “Hush Don´t Cry”, “Shake Baby Shake” y “Man on the Run” antes que la banda se dé un pequeño respiro solo para anunciar “Back Alley Blues”. Gaz Persons, vestido de traje al estilo setentero y con una abundante cabellera rubia rizada, tiene la voz garrasposa del bluesman que muy bien le viene a esta música, y se retira del escenario cuando canta Mayo.
Este hace un solo de bajo donde intercala algunos acordes de “Voodoo Chile” de Jimi Hendrix, solo que hace con pedales para darle a su instrumento un sonido diferente y a continuación es el rítmico Peter Kunst quien hace un solo que Mayo acompaña por un momento antes de dejarlo realmente solo.
El primero en entrar fue Javier Vargas, quien inicia una canción, y mientras va tocando su guitarra se acerca al bajo que Luis Mayo había dejado sobre un piano de cola en el escenario y con la derecha sigue tocando la guitarra mientras con la izquierda toca algunas notas al bajo. Nos dejó asombrados, y eso no lo hizo por alarde de virtuosismo sino para dar el aviso a que regresaran los otros músicos.
Ya era el momento del cierre, a cargo de “Same Old Thing” y “Do You Believe in Love”, luego de lo cual anunciaron la venta de merchandising de la banda y un bromista de la Sala se ocupó de decir que el disco costaba solo cinco euros, más cinco euros de IVA, recordándonos la brutal subida de impuestos a la cultura y el poco interés por ella por parte del actual gobierno. En total el disco costaba 15 euros, y me consolé pensando que no soy el único que es malo en matemáticas.
Fue un maravilloso concierto de cerca de dos horas de duración, que marca los inicios de una gira que dará Javier Vargas por España e Inglaterra y posiblemente más allá. Blues Rock del mejor que se pueda disfrutar. Una entrevista a Javier Vargas puedes verla pinchando aqui.
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