Fotos: Unai Endemaño
Martes 11 de Febrero
Kafe Antzoki - Bilbao
Volvían a visitarnos los Americanos con un gran disco bajo el brazo “Up the dosage” y una cada vez más extensa lista de clásicos. Definir el estilo de los de Atlanta (Georgia) se antoja como mínimo algo imprudente, puesto que es una banda que toma influencias de un sinfín de estilos y bandas. Entre sus predilectos “Hard rock”, “Southern rock”, “Heavy metal” o “Punk”.
Los huestes de Blaine Cartwright y Ruyter Suys han demostrado sobradamente seguir en forma a todos los niveles y los esperábamos con impaciencia. La banda chapada al estilo clásico de lanzamiento y carretera, nos visitaban para deleitarnos con la presentación de su nuevo disco. Este cuarteto sabe más que nadie lo que es trillar la carretera y machacarse el lomo yendo de ciudad en ciudad derrochando sus potentes riffs y escandalosas letras. Pertenecen al grupo de bandas que uno tiene que tener apuntadas en el calendario y esta es sin duda una de las que tienen que estar en rojo fosforito.
Desde que iniciaran su andadura allá por 1998 con “Let them eat pussy” se han labrado un nombre a base de buen y honesto trabajo, unos discos más acertados, otros quizás menos certeros, pero raro es que escuchemos algo de ellos, que nos deje indiferentes. Si a esto sumamos sus proyectos paralelos, “Nine pound Hammer” o “Kentucky Bridgeburners” pronto observaremos que estos músicos no paran de componer y tocar.
Centrándonos en el concierto que les emplazaba a Bilbao, tras un entretenido aperitivo de sus invitados BC Bombs quienes mostraron una muy acertada combinación de hard rock y su punk enrocado, salían a escena los americanos. Podemos comenzar destacando que siguen fiel a su estilo, con un escenario sobrio donde solamente colgaba un telón con el nombre del grupo.
La banda salió con brío y furia a las tablas a demostrar el porqué de su cada vez mayor número de fans en sus conciertos. La realidad es que la banda viene a menudo, y su buen hacer les hace sumar nuevos seguidores en sus diferentes presentaciones, a los que mantienen y vuelven a ver en sus conciertos una y otra vez. En algunos países europeos tienen su legado ganado desde hace muchos años, en otros se lo van forjando día a día, y poco a poco adquieren una capacidad mayor de poder hacer una gira europea más compleja y extensa. El público siempre soberano sabe agradecer su esfuerzo y las tardes redondas que nos bridan con su espectacular directo.
Los músicos nos deleitaron con la crudeza y energía de siempre, demostrando que la actitud es uno de los pilares de este movimiento que tanto nos gusta y mostraron rápidamente de que pasta están hechos. Enseguida estaban armados y encarados con un público que ocupaba buena parte de la sala y que no estaba nada mal para ser un Martes. Los años pasan y van mermando un poco el físico pero aún aguantan el tipo de sobra para calzarse un show de algo más de setenta minutos a todo trapo. Entre medias, algunos temas del nuevo álbum combinados con los indispensables. Así fueron cayendo “Rub it to death” o “Everybodys fault but mine” y los más conocidos por la audiencia como pueden ser “Why why why”, o “Go mother fucker go” de sus favoritas.
La gente no paró de moverse con el ritmo que imprimían, de reírse con las jugadas que hacia Blaine Cartwright (todo un auténtico personaje este tio), de aplaudirle a rabiar y de flipar con los solos que se hacía su mujer.
Nada mal desquitarse de la realidad de entresemana, con una noche tan espectacular como esta. Acabamos algunos semejante pelotazo, bañados por Jack Daniel’s cortesía de la señora Ruyter Suys quien tuvo a bien escupírnoslo encima. Nada que desentone con lo podíamos, debíamos, queríamos y queremos volver a esperar de ellos.