Mercenary + Orion Child + Unbreath + Black Ocean Witness
Viernes 7 de Febrero
Sala Sonora (Erandio)
De la misma forma que una vez tras otra os estamos contando los descalabros que se pegan los sufridos promotores, en ocasiones tenemos la oportunidad de relatar verdaderos triunfos que nos alegran doblemente. Frutos del buen hacer y de la planificación niquelada, a los que la suerte les acompaña y acaban por convertirse en fiestas absolutamente incuestionables. Así tendríamos que catalogar la visita de Mercenary a Erandio, una velada que ni los más optimistas se la imaginaban saliendo tan rodada.
Ya desde el inicio apuntaba maneras la jarana, con cantidad de gente en los alrededores y varias cuadrillas numerosas rodeando la sala. La idea de incluir a tres grupos locales con tirón había surtido el efecto esperado, atrayendo a colegas y conocidos a cascoporro. De todos modos no sería esta la única formula que explicaría la estupenda entrada, lo poco vistos que estaban Mercenary por estos lares actuaría como detonante definitivo.
Una vez dentro serían Black Ocean Witness los que nos recibirían, instando a la peña a que se arrimase al escenario, tratando de que los huecos fuesen empequeñeciéndose de manera tempranera. Sonaban a lata por desgracia, contra todo pronostico estábamos escuchándoles faltos de fuerza desde todas las esquinas de la Sonora. La banda que yo mismo había votado para que estuviese ese día sobre las tablas, la que hace no mucho se cascó un concierto sobresaliente durante el Arrowsnight Fest, estaba desdibujando los recuerdos que sobre ellos conservaba.
No tendrían tiempo para la mejora por desgracia, para ellos estaban asignados treinta minutos contados y no iban a concederse prorrogas. Su cantante se afanaría por animar el ambiente, pero la cosa no terminaría por fluir, daba la impresión de que aquel no fuese ni el momento ni el lugar para los Black Ocean Witness. Terminarían de malas maneras, cuando trataron de rematar su comparecencia y encontraron la negativa por parte de la organización. El cronómetro mandaba y el frontman del conjunto saldría escopetado por la puerta de emergencia, perdiendo en parte las formas y emborronando aun más una noche que en ningún instante les había sonreído.
Un día después la banda emitiría un breve comunicado sobre lo ocurrido en la Sonora, aludiendo a que habían tenido escasos minutos para probar y a que sus tiempos no habían sido oportunamente respetados. En cualquier caso, y sin entrar a valorar de quien fue la culpa del pinchazo, nos quedamos con las ganas de admirar las enormes posibilidades que el conjunto atesora.
Las segundas espadas de la noche se subirían al tablao con un par de telones adornando las esquinas, otorgando importancia a los detalles y personalidad a su puesta en escena. De espaldas dejaron que su introducción les presentase, pasando velozmente a quemar sus naves sin esperar a que viniese un tercero con la gasolina. La cantante de la formación rompería hostilidades de manera salvaje, berreando guturales justo cuando nos poníamos a inmortalizarles con las cámaras, de ahí que el primer golpe me pillase por sorpresa mientras apuntaba en sentido opuesto.
Neska conseguía impresionarnos con sus tonos farrucos, mucho más poderosos de lo que uno podría imaginarse viéndola con la boca cerrada, las partes opuestas serían sin embargo las problemáticas, sonando ahogadas y sin recorrido, haciéndonos imaginar como podría crujir esta banda si se dejasen la voces limpias aparcadas. Dejábamos de elucubrar cuando nos deteníamos en lo que el resto de la formación estaba ofreciéndonos, era sencillo apreciar lo contundentes que se mostraban, sobresaliendo uno de los guitarras y el batería por su excelencia. Concretamente lo de Alex de Benito me pareció de categoría especial, manejando su instrumento con una solvencia que poco tendría que envidiar a nadie que fuese a pasar por el escenario de la Sonora en lo que restaba de noche.
La actuación de los Unbreath resultó casi tan corta como la que habíamos presenciado antes, introduciendo su versión de los Arch Enemy a modo de tributo y marcando de esta forma el punto de inflexión negativo. A pesar de que la aguerrida cantante tratase de alcanzar cada segundo del corte, se le atragantaba soberanamente y no parecía llegar cómodamente cuando era el turno del estribillo. El último tema que sucedería a la mencionada, sería por desgracia una continuación del “Nemesis”, con la banda sonando demoledora y su cantante tratando de recuperarse del anterior esfuerzo.
La fiesta continuaría con la tercera banda local del cartel, la que gozaría de más minutos y acabaría saliendo triunfal una vez que las luces pidiesen paso. Se podría afirmar a priori que Mercenary jugaban en otra liga, pero de esta manera no seríamos justos con lo que pudimos contemplar en la Sonora. Orion Child harían el camino opuesto a Unbreath para demostrarlo, de menos a más sería su comparecencia, comenzando pelín atropellados y terminando con toda la sala rendida a sus pies.
Emplearían su poderoso Power Metal para ello, fundamentalmente con los cortes de su primer “A New Dark Apology” y con un par de nuevas piezas que irán incluidas en su próximo trabajo. Mezclaban dentro de lo clásico de su propuesta, interesantes influencias con las que enriquecer la ecuación, sonando a veces como unos Evergrey luminosos o unos Symphony X en versión maqueta. También eran evidentes los paralelismos del conjunto con los cabezas de cartel de la jornada, ambos jugando la carta del mestizaje estilístico.
Pronto provocarían el primer pogo entre sus seguidores, con el segundo corte nada más y nada menos empujando con ahínco. Su cantante aportaba solidez, vociferando sin demasiado espectáculo, pero dando empaque a todo lo que entonaba. En la retaguardia, cubriéndole las espaldas, los coros y alguna que otra estrofa escogida, se encontraban uno de los guitarras y el teclista. Significativo era que concretamente a las teclas, contaban con Jonkol de los folkloricos locales Incursed, quien nos hacía recordar a Ensiferum cada vez que añadía su raspada voz a lo que allí se estaba cociendo.
El conjunto estaba dejándose suficientes muestras de oficio por el camino y trataban de estirar el momento todo lo que eran capaces. Para ello montarían un circle pit con uno de los temas más cañeros de su repertorio, convencidos de lo que habían venido a hacer y sin que se les pudiese achacar el no dejarse los huevos en el intento. La ilusión acabaría viéndose reflejada en sus caras, una vez se percataron de que habían cuajado un concierto notable, dando la cara frente a una importante formación internacional.
Precisamente esta sería la encargada de cerrar el mini-festival, los daneses Mercenary, un conjunto que hasta hace bien poco era prácticamente imposible de contemplar en suelo patrio. Yo tuve la suerte de toparme con ellos en un Metal Camp de hace años, pero nunca había sido capaz de repetir experiencia. Teniendo en cuenta por tanto, lo poco vistos que estaban las estrellas de la velada, a nadie extrañaría la ovación de gala que recibieron cuando pusieron su maquinaría a rodar. Lo harían con “New Dawn”, siguiendo el guion previsto y poniendo sin rubor el acento sobre su última creación.
Del Through Our Darkest Days rescatarían cuatro cortes, con el que da título al álbum colocado estratégicamente antes de tocar los bises. En lo referente al resto del repertorio escogerían “Soul Decision” del Hours that Remain, “Embrace the Nothing” y “The Endless Fall” del Architect of Lies y “Black Brigade” y “Through the Eyes of the Devil” del Metamorphosis. Los momentos nobles de la actuación, los que se encontraban en el centro y en los bises estarían adornados por piezas de su mejor obra, el impecable 11 Dreams del 2004.
El concierto de Mercenary no tendría de todos modos una historia demasiado fulgurante, como para extendernos en su relato. Sus minutos serían sólidos y efectivos, impactando con fuerza pero sin llegar a salirse en ningún momento del guion marcado. Obviarían en exceso los paréntesis estilísticos, atacando en casi todas las canciones los mismos patrones que hemos contemplado mil veces. Sonando bien, absolutamente contundentes, pero demasiado lineales como para que su propuesta noquease.
Basándose en once cortes tan solo, hubiese sido beneficioso que tratasen de introducir algún revulsivo por el medio, algún corte que girase sobre si mismo para llamar la atención y demostrar que pueden abarcar otros tiempos. En ocasiones recordaron a los Rage más progresivos, o a los Scar Symmetry de los últimos tiempos, con unas guitarras impolutas y la base rítmica haciéndonos botar la patata. Terminarían con “Firesoul” de manera eficiente y reservada, sin que la idea de volver se les pasase por la cabeza. Cumpliendo sobradamente, pero sin dejarnos exhaustos, se irían para Madrid los daneses Mercenary, habiendo hecho los deberes con buena letra, pero sin habernos robado el corazón en el proceso.