Después de haber almorzado me encamine hacia el recinto del Hellfest para ver a Sacred Reich que, como es sabido de todos los que han visto al grupo, se caracterizan por cierto sobrepeso y una música igualmente pesada interpretada con furia y velocidad, poniendo a gozar todo el respetable. Originales de Arizona, llegaron con su thrashmetal, que ahora se está llamando groove. Mientras la gente volaba por encima de las cabezas del tumulto, la banda destacaba temas como “War Pigs” y “Surf Nicaragua”, donde el cantante se callaba en el momento el estribillo para que el público lo coreara.
Mientras esperábamos para qué nos permitieran pasar a hacer las fotos del concierto de Uriah Heep, estuve conversando con la fotógrafa acreditada del sitio web www.musiqueando.com y coincidimos con la grosera actitud de algunos de los fotógrafos que estaban presentes en el evento los cuales además de intentar ponerse de primeros, empujando a los demás, van por la vida pensando de que son lo más importante de este mundo, y que van a hacer la foto más premiada de la historia de la humanidad. No mencionaré los nombres de ninguno ni pondré ninguna imagen pues no se lo merecen, pero desde aquí desde este sitio quiero recordar a uno especialmente grosero, sucio, desagradable, asqueroso, maleducado, prepotente y caradura al cual le deseo que se le hayan fastidiado todas las fotos y se le rompa la cámara.
Uriah Heep intenta demostrar que no es un grupo que viva del pasado, intercalando en los inicios de su concierto algunos temas de su último disco Into the Wild, pero indiscutiblemente hay que tocar los temas antiguos por donde quiera que vayan ya sea porque lo piden quienes son asiduos a sus conciertos, ya sea porque los que nunca lo han visto que son pocos a estas alturas, desea escuchar las canciones de siempre. De esta manera sonaron temas antológicos como “Sunrise”, “Stealin”, “Gypsy”, “Easy Livin”. Bernie Shaw nos cuenta que el año pasado tocaron en 53 países pero que este año se cumplen tres de haber estado por última vez en Francia. Y por supuesto, Cuba les sigue faltando en la lista.
Después de este concierto tranquilo le tocaba el turno a Exodus, que indiscutiblemente después de casi 30 años están más fuertes que nunca. Comenzaron su concierto con “The last act of defiance” y sin dejar un segundo descanso continúan con “Riot Act”, que pone a la audiencia super adrenalinica, miles de personas cabeceando y unas decenas de ellos volando entre las manos del tumulto. Continúan con “And then there were blood” apenas seis de la tarde y con bastante calor. “A lesson in violence”, “Bonded by blood”, “War is my shepper” se suceden a extrema velocidad para no dar descanso ni a músicos ni a audiencia. Rob Dukes le pide al público que haga un inmenso mosh pit que recorra todo el escenario, y que si alguien se queda en el medio que lo aplasten sin compasión, y a continuación se lanza con “Toxic Waltz”.
Después de este concierto realmente violento se necesitaba un cambio de música, y eso fue lo que trajo Sebastian Bach, quien abrió con “Slave to the grind” para continuar con el single de su último disco, “Kicking and screaming”. Otro de los temas que tocó fueron “Piece of me” y “Eighteen and life”. Durante un momento preguntó si estábamos listos para el concierto de Guns and Roses, aclarando que no lo decía como ironía porque estaba convencido de que ellos son una gran banda. Continuaron con “Monkey business”, “I remember you” y “Youth gone wild”, y al finalizar Sebastián tuvo la gentileza de presentar a cada uno de los miembros de su banda y además decir donde había nacido y de qué banda provenían, todo un detalle.
Le tocaba el turno a Edguy, grupo que aprecié más bien de lejos, aunque disfruté del concierto, especialmente de temas como “Rock of Cashel”, “Nobody´s hero” y “King of fool”. Tobias Sammet es indudablemente uno de los mejores cantantes dentro del estilo del power metal, y esta tarde estaba especialmente dotado para cantar su repertorio, sin embargo debo hacer notar como aspecto negativo que hablaba demasiado entre canción y canción y a veces intentaba alentar a la audiencia con gritos dirigidos a una u otra zona del escenario que realmente lo que hacían era enfriar a la audiencia que lo que quería era menos muela, que además estaba hablada en inglés en vez de en francés, y más música.
Tras ellos entró al escenario Within Temptation. La banda ha vendido más de tres millones de discos así que todo lo que yo pueda decir aquí no son más que valoraciones subjetivas de alguien que no sabe nada de música. Sharon den Adel como vocalista carece de muchos matices, y va ofreciendo un concierto en el cual no explota para nada su sensualidad sino que más bien va desarrollando el estilo de belleza inocente y cándida, y durante todo el tiempo es la suavidad vocal y una limitada expresividad facial. Interpretaron temas como “Don´t tear me down”, “See who I am” y “Mother earth”, incluyendo el curioso baile de Sharon, moviendo las manos en un estilo semi árabe o flamenco y marcando con los pies pero totalmente fuera de compás. Fue un concierto muy tranquilo pero eso sí, con mucho público.
Todo lo contrario vino después con la entrada de Machine Head. Parece que yo soy el único tonto que sigue pensando que esta banda eran unos clones de Pantera. Si así fue en sus inicios, con el paso del tiempo han hecho una propia carrera y son hoy por hoy un grupo de multitudes. La banda es como dice su propia canción unos “Ten ton hammer”, apabullantes, que dejaron a la gente extenuada con tanta descarga de adrenalina. Rob Flynn no para un momento de acelerar al público, arropado por un grupo que suena atronador y se encuentra en la primera linea dentro de su estilo musical.
Guns and Roses comenzaron su concierto a las 11:30 y debían tocar hasta las dos de la mañana. En este extenso concierto interpretaron muchos de sus temas antológicos, esos que siempre hemos querido ver como “Welcome to the jungle”, “Paradise city”, Mr. Brownstone”, “You could be mine”, “Rocket queen”, “Chinese democracy”, “Live and let die”, “Sweet Child o´Mine” etc. pero para cubrir tanto tiempo acudieron a múltiples rellenos que desde mi punto de vista hicieron del concierto un espacio de grandes altibajos. Lo que son fans de GnR habrán disfrutado muchísimo de esta noche mientras los que no son fans del grupo también habrán disfrutado de una buena música. Yo, que estaba en un punto intermedio, no pude terminar el concierto por el aburrimiento que éste me provocó. Para llegar a una de las canciones especiales, cuando no había un sólo de guitarra, había un sólo de bajo, o uno de batería, o uno de los tecladistas se explayaba en desvaríos, como el interpretar íntegramente “Baba O´Riley” de los Who. El colmo lo puso “Another brick in the wall”, ¡qué carajos hacen los GnR tocando esto! Al llegar “November rain”, que es una canción que ha pasado a través del tiempo y será escuchada por los siglos de los siglos, pero a la una de la mañana y en medio de un concierto al cual le faltaba una hora me resultó una exageración, no pude soportar más. En ese momento me acordé de las palabras de Sebastian Bach y pensé que él es un músico mil veces más honesto que Axl Rose. Bach se fue de Skid Row, hizo su propia banda y toca canciones de los Skid´s, las cuales suenan muy bien. Axl Rose continúa con un grupo del cual él es el único miembro original, y si bien los músicos que lo acompañan son muy profesionales a las canciones le falta el alma que necesitan. Me imagino el dineral que debe haber cobrado. En vez de un concierto tan largo y con tanto relleno hubiéramos agradecido uno más concentrado y directo. Toño, corresponsal de Costa Rica, me decía que le pareció un concierto magnifico y que el primer grupo que él vio en su vida fue Guns and Roses en el Madison Square Garden, sin embargo yo veía a la gente retirándose de aquella compacta multitud que los estaba esperando y con el paso del tiempo fue dejando espacios libres.
Pasé entonces por el concierto de Behemoth, la carpa estaba a reventar, todo el espacio interior estaba repleto y también habia gente fuera. Pude escuchar “Monster glory” y un par de canciones más y ver cómo la banda sacaba las antorchas para incendiar unos trastes que tenían delante. Fue un concierto totalmente pagano y muy disfrutable, que me arregló la noche y me hizo olvidar la decepción anterior.
A la hora de marcharnos, al pasar por la entrada /salida, pudimos apreciar un concierto de fuego, donde manipulando las llamaradas, un músico desconocido creaba sonidos, y con el humo que desprendían algunas mechas, los hacía pasar por unos tubos que brindaban un sonido grave, de una manera muy peculiar que dejó boquiabierto a más de uno.
Les dejamos aqui con una muestra del público asistente. Si deseas leer lo que sucedió el viernes, pincha aqui, y si ya lo leiste y quieres saber lo que ocurrió el domingo, pincha aqui
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