Jueves 9 de mayo
Kafe Antzokia, Bilbao.
El 9 de mayo en el Kafe Antzokia confluían un par de interesantes tríos que andan recorriendo Europa con sus respectivos Tours, por un lado los ácidos angelinos, The Shrine y por otro los cósmicos de San Diego, Earthless, una dupla de formaciones que consiguió una buena entrada para la noche del jueves en el botxo.
Yo no les había visto nunca A The Shrine, pero ya un par de amigos me habían hablado muy bien de ellos. Salieron a por todas, directos y letales, dando buena cuenta del nuevo EP, 'Cruel World', con el frontman Josh Landau, guitarra y cantante, con el pelo corto, ya no luce melena y su bigotito a lo Zappa, abrieron con “I Can’t Control it”, seguida de “Tripping Corpse” y “Distroyers”.
La excéntrica y espigada Corey Parks, que fue la primera bajista de los queridos Nashville Pussy, no paraba de moverse. Esta chica es una fiera y se los come por las patas, vaya maquina la tía. El sonido del bajo era brutal, la colega se puso a escupir cerveza, el primer buche me paso por encima de la cabeza, así que me aparte, luego siguió con agua y bebió a morro de una botella de vino, que más tarde le dio a una chica del público.
Su heavy punk caliente, mama de Black Flag y de Black Sabbath, con partes que recuerdan a la NWOBHM, hizo las delicias de muchos de los presentes, un público muy variado el de esa noche. Tocaron “Dance on a Razor’s Edge”, "Cruel World", "The Taste of Blood”, psicodélicos y punkarras, con algunas reminiscencias de los Thin Lizzy, pero también de los Motörhead. La Corey no dudo en bajar las escaleras un par de veces y meterse entre el público a tocar el bajo. Otras que despacharon con una energía del copón fueron: “Primitive Blast” y “Nothing Forever”. La ultima que tocaron ya no recuerdo cual fue porque aproveche para pillar una birra, pero se me hizo muy larga.
Llegaba el momento de ver sobre las tablas a Earthless, los jamers cósmicos de San Diego, se atornillaron al suelo bastante alejados del borde del escenario, el líder, Isaiah Mitchell un poco más cercano, pero esa distancia la acortaron con la avalancha de rock instrumental que desplegaron sobre la entregada audiencia bilbaina.
Nada más salir, se meten en faena con una “Urulu Rock” de su anterior LP 'From The Ages', ya sabemos que su estrategia es la improvisación y eso fue lo que mostraron en el Antzoki, casi media hora jameando sin respiro. El elegante batería Mario Rubalcaba y el melenudo bajista Mike Eginton, (con un bajo casi más grande que él), dieron el pulso necesario para que Isaiah nos dieses un baño guitarrero difícil de olvidad y si no estás muy "entrenado", difícil de aguantar. Una pieza que dura 16 minutos le dieron la vuelta y doblaron el tiempo en un eterno solo que te deja en las nubes, sin porros de por medio.
Las luces al servicio de la sicodelia, multiplicaban el efecto, acto seguido la pieza que da título al nuevo álbum “Black Heaven”, otra que no es corta precisamente, y a la que por supuesto le agregaron su dosis de improvisación, es uno de los cortes con gancho y riffs pegadizos. Otra de las nuevas “Electric Flame”, en la que canta Isaiah Mitchell, queda bien, ya sé que muchos les prefieren instrumentales, pero este contrapunto con la voz le da un toque de frescura al material del trío que por su naturaleza llega a resultar repetitivo. Luego llegaba otra cantada del nuevo CD, hablo de “Gifted By The Wind” con esas reminiscencias Hendrixianas, y momentos grooveros. La entregada audiencia disfruto de lo lindo con el delirio de punteos que ofrecía Isaiah Mitchell sobre la acolchada base rítmica de sus colegas. Material fumetero, nada recomendado para los no iniciados, ni fumados.
Por cuestiones de horario tuve que marchar y no vi el final, pero para ser sinceros ya me fui más que servido de tanta exaltación del jam. Según me contaron, la última que tocaron fue ”Violence of the Red Sea”, en total fueron 85 minutos de concierto.