Escrito por Manuel Santín Valdés
Viernes 23 de Julio 2021
Culture Room, Fort Lauderdale
Florida - USA.
Una decisión colectiva de última hora nos había lanzado, de nuevo, a la carretera: Cuatro amigos apasionados y coleccionistas íbamos, otra vez, a degustar música en directo, algo que en estos tiempos convulsos se ha hecho cada vez más inusual. ¿El motivo? Ir a uno de mis lugares favoritos de South Florida (Culture Room) para ver al guitarrista Yngwie Malmsteen, donde comenzaría una gira de verano (junto a dos bandas más) presentando su nuevo álbum, ‘Parabellum’. Ya camino a Fort Lauderdale, inmersos en una atestada Autopista I-95, regresó de nuevo la lluvia, mi aliada infaltable en materia de conciertos, y aún hay quien piensa que éstas son imaginaciones mías…
Justo un par de horas antes había revisado rápidamente en la web quienes compartirían escena con el virtuoso guitarrista sueco. Par de nombres desconocidos, lo cual añadía un plus extra a mí habitual curiosidad por acercarme siempre a nuevas propuestas… Una larga fila para comprar los boletos retardó nuestra entrada al recinto, aunque pudimos ver brevemente a través de la puerta delantera derecha, el final de la primera banda, THE MIDNIGHT DEVILS, un trío de Nebraska formado por Sniper (guitarra), Sam Spade (bajo y voz) y el batería Jimmy Mess. De hecho, en diferentes momentos de la noche veríamos pasar entre nosotros a sus integrantes, espigados y con una imagen visual gamberra y fiel a su estética glam rock, digna de los mejores ‘80s en el Sunset Strip californiano…
Control de seguridad al entrar y las primeras cervezas fueron el preámbulo para adentrarnos, mascarilla facial incluida, entre los que ya colmaban el área frente al stage. Justo a las 8.40 pm se hizo la magia y apareció la música, a cargo esta vez de una banda de curioso nombre: PARALANDRA.
Formados en Springfield, Missouri, durante 2013 y con varias grabaciones editadas (un disco, dos EPs y varios singles), son en esencia una four-piece band con el atractivo de tener una chica, Casandra Carson, en la voz y guitarra, acompañada por su padre, el guitarrista Paul Carson y una sección rítmica muy ajustada (el drummer Dakota Watson y el hiperactivo bajista Sawyer Rikard). Y de hecho, mucha de su propuesta gira en torno a ella, vocalmente localizable (si quieres tener una idea rápida) entre Amy Lee y Lzzy Hale, aunque lo que vi en vivo fue… mucho más! Llevando su voz al límite en tonos bien altos y con una amplia gama de matices, se inserta muy bien en el contundente show escénico que ofrecieron esa noche (redondeado por un sonido y luces del Primer Mundo), recibiendo siempre una respuesta muy efusiva del auditorio…
Tocaron una hora, siempre logrando una conexión inmediata con todos los presentes a partir de un directo muy bueno y una Casandra en extremo comunicativa. Su música toma por igual del hard rock moderno como del metal alternativo, con algunas sutilezas post grunge (es cada vez más difícil encasillar a los músicos…) y sus canciones poseen una estructura compatible con las llamadas catchy songs, esas que te conectan de inmediato con solo escucharlas una vez. Para mí, son otro ejemplo más de esa visión enérgica, emocional y contemporánea del american hard rock, evidente en temas como “All Fall Down”, “Fortunate Ones” y “Back To Life”, por solo mencionar algunos, además de que sorprendieran a todos con el fragmento final de un clásico, “The Spirit Of Radio” (RUSH), que me hizo la boca agua!…
Para el cierre, su single “Love Will Win” y un tema aún inédito, “Spell On Me”, puro derroche de energía, pasión y esa adrenalina escénica tan habitual en los rock concerts… Desconocidos por mí hasta ese día, los PARALANDRA me gustaron mucho… y prometo no perderles la pista!
Casandra Carson – Vocal, guitar.
Paul Carson – Guitar, backing vocals.
Sawyer Ríkard – Bass.
Dakota Watson – Drums, backing vocals.
Los PARALANDRA habían dejado muy alta la temperatura dentro del Culture Room y en el intermedio hubo tiempo para retirar el set de instrumentos utilizado y ultimar detalles técnicos de sonido, mientras se veían vídeos en las pantallas de alta definición, aparecían otras cervezas y más personas continuaban llenando el local, muchos sin mascarillas, algo que aumentó mi preocupación, en tanto me ubicaba un poco más a la derecha, al perder mi lugar anterior (un par de metros más cerca) después de moverme a conversar brevemente con mis amigos…
Veinte minutos después y justo a las 10 pm, irrumpió con una fuerza inusitada la principal atracción de la noche. Ya el stage había adquirido una tonalidad rojiza con diferentes intensidades, la cual generaría una policromía visual de altos quilates al ser activadas sendas máquinas de humo en el borde delantero, que traerían además, mucha opacidad, calor y cierto hándicap para hacer mejores fotos. Y ese ímpetu sonoro correspondía a uno de sus clásicos, concebido en aquellos ‘80s donde todos descubrimos a Yngwie: “Rising Force” entraría como una tromba marina provocando el frenesí colectivo, personas apretadas junto a otras y muchos teléfonos en alto, filmando (como yo) o transmitiendo en vivo a través de las redes sociales, todo (luces, efectos, humo y un sonido muy alto) envuelto en una “atmósfera infernal” que le pondría los pelos de punta a cualquier escucha conservador que no supiera de que iba aquella historia…
Los primeros minutos sirvieron para corroborar que todo lo que había leído y visto en vídeos durante años anteriores… era cierto: Una presentación enfocada siempre en torno a su figura (es sin dudas, uno de los más importantes guitarristas de todos los tiempos), con una banda de soporte relegada a la zona central e izquierda del escenario, dejando todo el espacio restante (más de la mitad) para la explosividad escénica de Malmsteen, que incluso se movía también hacia aquel lado, sobre todo pegado a su parte delantera. Musicalmente virtuoso y con ese afán por la velocidad desmesurada que todos le conocemos, mantiene intactas (a sus 58 años) todas las características de un rock star (imagen, proyección y teatralidad, interacción con la audiencia) y se hace acompañar de una gigantesca pared de sonido (Marshall), sonido que pasado un rato… comenzó a molestarme!
Con un set-list compuesto por temas representativos de su extensa trayectoria (“Far Beyond The Sun”, “Evil Eye”, “Seventh Sign”, “Trilogy”), además de otros (“Wolves At The Door”, “Presto Vivace in C# Minor”) del nuevo álbum ‘Parabellum’ (salido ese mismo día), exponentes del heavy metal neoclásico tan habitual en su obra, la banda en su conjunto sonó meticulosamente engrasada, como era de esperar, dado el rigor técnico evidente en su música, con destaques para el tecladista Nick Marino (también con una voz notable), en tanto el bajista Emilio Martinez (backing vocals, además) y el joven baterista Brian Wilson (tuvo espacio para un solo al final del show) cumplieron con creces su rol dentro de una propuesta que evidentemente prioriza la figura del genial guitarrista sueco.
Hubo también espacio para melodías más sosegadas e intimistas, como la versión instrumental de “Like An Angel (For April)” y “Adagio”, ambas entre mis favoritas y de lo más bello que haya grabado Yngwie de por vida. Otra del disco nuevo y cantada por él, “Relentless Fury”, apela a estructuras mid-tempo orientadas al AOR con mucho guitarreo vertiginoso, en tanto también intercaló “Star-Spangled Banner” como era de esperar, siendo ovacionado y mostrando él su agradecimiento hacia el país donde vive hace mucho tiempo.
Ya para final, moviéndome yo al lado derecho (¡pues el volumen tan alto me aturdió!), vendrían otros clásicos: Una acortada “Smoke On The Water”, ahora con mayor cantidad de humo e intensidad rojiza, la muy coreada “You Don’t Remember, I’ll Never Forget” y para el cierre, “Black Star” y “I’ll See The Light, Tonight”, regresándonos a aquellos primeros discos que lo catapultaron inmediatamente al estrellato.
No pensé nunca que iba a ver a Yngwie Malmsteen en directo y tan cerca de mí. Es un músico espectacular y aunque no soy el clásico die-hard fan, sí he seguido su carrera a lo largo de los años. Con su nuevo álbum, creo que ha regresado a su tradicional sonoridad y nivel creativo, más allá de la fallida experiencia (para mí) que fue su disco anterior (‘Blue Lightning’), donde se aventuró a tocar blues rock y no creo que sea recordado por ello cuando pase el tiempo…
Yngwie Malmsteen – Guitar, vocals.
Nick Marino – Keyboards, vocals.
Emilio Martínez – Bass, backing vocals.
Brian Wilson – Drums.