Polideportivo de Villena, Alicante. Miércoles 9 de agosto
Como cada año, la cita era ineludible, y allí estuve justo a tiempo para ver a Death & Legacy. Sin comer ni acercarme al hospedaje, fui a verlos porque quería saber si la banda era capaz de reproducir la magia oscura que hay en sus discos. Y sí, a pesar de la claridad del día, Hynphernia puso todo su empeño en que la maldad flotara bajo los rayos del sol. Venían presentando su nuevo disco, “D4rk Prophecies”, que aún no hemos podido escuchar y que, al parecer, suena igual de rotundo y acerado que el resto.
Terminando el concierto me fui al hospedaje, regresando a tiempo para enfrentarme a Decapitated y encontrar que los comentarios acerca de los japoneses Hanabie y los mongoles Uuhai eran muy diversos, yendo desde los que los definían muy positivamente hasta los que los marcaron como versiones económicas de Baby Metal y The Hu.
Decapitated abrieron con “Cancer Culture”. No es la banda que quiera impresionar con sus movimientos en escena, sino con la fuerza de su música, que fue escalando en energía de manera progresiva, llegando a la cima muy pronto. “Nine Steps”, “Never” e “Iconoclast” mostraron todo el poderío de la banda. La primera de ellas, con su ritmo semi tropical engarzado entre los rugidos de la bestia, es de una pegada admirada por los masoquistas del metal extremo. Concierto intenso.
Entre la audiencia, había quien no sabía que Paul Di Anno iba a cantar desde su silla de ruedas, pero el micrófono puesto a escasos sesenta centímetros del suelo era la prueba evidente de ello. Di Anno, después de tantos años de lucha en su carrera musical, no merece la más mínima crítica. Sí, es cierto que desentonó vocalmente y a veces olvidó algún verso, pero considero que es lícito que viva cantando las canciones de los dos primeros discos de Maiden y nosotros la podamos disfrutar con la voz original, aunque el resto de los músicos estén ahí por la diversión y la gratificación más que por el deseo de ser fieles a estas composiciones nota a nota. Especial regocijo provocó la interpretación de “Phantom of the Opera”, y no quisiera pensar que es porque Ghost la han versionado en su más reciente producción. Por cierto, uno de los guitarristas de la banda fue visto después con una chica de buen ver. ¡Regresaron las groupies! Pues muy bien, basta de mojigatería disfrazada con pretextos pueriles.
La próxima banda era Ugly Kid Joe, a quienes me ilusionaba escuchar. Su guitarrista decía, que Bruce Dickinson, Sepultura, KK’s Priest eran grandes leyendas del rock (oyó decir que estaba el cantante de Maiden y trastocó el nombre) y que ellos eran leyendas pequeñas, pero todo el que haya vivido los noventa los recuerdan como la cara más amable y divertida del grunge con piezas como “Neightboor” y “Everything About You”. De hecho, la camiseta de la banda con esta inscripción fue muy vendida en la zona del merchan. Presentaban su nuevo disco, “Rad Wings of Destiny”, alegre título que recuerda al clásico “Sad Wings of Destiny” de Judas Priest. Y hablando de clásicos, la sorpresa fue la presencia del guitarrista Andreas Kisser de Sepultura tocando con ellos el “Ace of Spades” de Motorhead, de energía electrizante.
Sepultura estuvo firmando discos y demás, y tomado para cada fan al menos un minuto. Me resultó asombroso que Andreas Kisser me recordara de su viaje a Cuba, donde colaboré en la organización y lo entrevisté para El Punto Ge, fanzine que hacía junto a Jorge Luis Hoyos “El Satan”, una leyenda viva del underground metalero cubano. Los hermanos Cavalera acaban de sacar con Nuclear Blast regrabaciones de sus discos “Morbid Vision” y “Bestial Devastation”, mientras los Sepultura presentan un setlist donde, aunque se mantienen clásicos como “Territory” y “Roots Bloody Roots”, abrillantan sus nuevos discos con canciones de “Quadra”, y “Kairos”. Fue toda una sorpresa que Andreas, luego de saludar a la audiencia y recordar los malos momentos vividos por el COVID, arremetiera con “Propaganda” y esos versos premonitorios que dicen: “Don't, don't believe what you see. Don't, don't believe what you read. No”.
Me gusta que Warcry sea punto fijo en el Leyendas, creo que han estado al menos quince veces, aunque Víctor sí ha estado en todas las ediciones. Sin material nuevo que presentar, su concierto se basó en canciones que todo el mundo corea, disfruta, y hasta tiene como parte de la banda sonora de su vida, como “Tú Mismo”, que incluye un verso que forma parte de mi filosofía de vida, o “Quiero Oírte”. Dos canciones que ganan al fan a la causa de su música, aunque sé que muchos tendrán entre sus favoritas a otras piezas, pues se trata de una banda que forma parte del ADN metalero español para todo el que tenga de 10 a 50 años y ame nuestra música.
La gente esperaba a KK’s Priest más por ver a Tim “Ripper” Owens que al propio KK, y aunque arrancaron con “Hellfire Thunderbolt”, y “Sermons of the Sinner” más “Brothers of the Road” sonaron como trombas, donde la respuesta de la audiencia alcanzó mayor impacto fue con los clásicos, a partir de “The Ripper”. Owen cantó con su habitual afinación perfecta, al punto de asombrar, y mantuvo el fuelle hasta el cierre con el clásico “Victim of Changes” donde estuvo al 110 por ciento. Escuchando este concierto, veo el camino que va tomando el rock y el metal clásico, el mismo que ha tomado toda la música que es eterna, desde los clásicos del siglo XVI hasta el jazz del siglo XX, donde personas que estuvieron o no en los grupos originales, toman parte de ese repertorio para hacerlo suyo en el formato de versiones que al mismo tiempo son originales. Y no me parece mal, luego de haber escuchado esta noche “Burn in Hell”, canción del "Jugulator" que jamás Judas Priest volverá a tocar (a menos que ocurra algo extraordinario) y que KK’s Priest interpretó con una fuerza que hizo retumbar el suelo del polideportivo de Villena.
Cerraban la noche otros clásicos de toda la vida, pues, aunque se llamen Riot V, tocan los temas de siempre, como el abridor “Thundersteel” de 1988 y que da título al disco que produjo el propio Mark Reale, cuyo nombre es un homenaje del Leyendas al escenario de “arriba”. Este es otro ejemplo de lo que podríamos considerar un grupo de versiones de una banda de los setenta que al mismo tiempo es esa banda y que lo hace quizás mucho mejor que como podrían hacerlo los originales. Sobre todo el vocalista Todd Michael Hall, quien está al nivel de cualquiera de los seis cantantes que han pasado por la banda, incluyendo a John “The Tyrant” Conklin, quien tiene una voz tan grandiosa como el propio Hall. Una avalancha de clásicos que incluyeron “Fight or Fall” y “Flight of the Warrior”, dos ejemplos de lo que sigue siendo el power metal americano.
Resultó interesante que los organizadores del Leyendas pensaran en poner desde el primer día un cartel impresionante. Ya solo esa noche valía el precio de la entrada. Los precios de otros productos me parecieron algo caros, sobre todo el de los bocatas a siete euros, pero no lo digo en son de queja sino de simple comentario. Las luces, para algunas bandas, son un desastre, con una semi oscuridad incómoda y el abuso de cortinas de luces rojas y azules, algo que casi que ya es característico del evento. Los pros y los contras de la personalidad de cada evento multitudinario.