Jueves 19 de mayo de 2016
Kafe Antzokia (Kutza Beltza)
Bilbao.

Una de las visitas más aguardadas en la agenda por los puristas del hard rock, era la que iban a protagonizar los californianos Little Caesar. Se presentaban por primera vez en la capital vizcaína donde llevaban atrincherados unos días de visita e intentando recuperarse de una bronquitis que puso incluso en duda la celebración de su concierto.

Los angelinos son la representación en su máximo exponente de la esencia más auténtica y noble que representa el rock más genuino, ese estilo que sigue su propia senda sin importar lo más mínimo cualquier tendencia que pueda estar de moda. Surgidos a finales de los ochenta de mano de Ron Young, quien había currelado hasta entonces de portero de un club nocturno, solo lograron mantenerse en activo un periodo de cinco años. Quizás por motivos  estacionales llegaron algo tarde a la eclosión musical de principios de década que permitió forjar auténticos legados a muchas bandas de la zona y hacerles pegarse de bruces contra las nuevas tendencias como el grunge que siguieron el relevo en los noventa. Momento en el que Ron Young probó suerte con The Four Horsemen o Manic Eden que contaba con músicos del calibre de Adrian Vanderberg, Rudy Sarzo o Tommy Aldrige. La banda retomó su aventura una década después para poco a poco labrarse una trayectoria digna musicalmente de cualquier grande.

A la hora estipulada y con puntualidad británica Ron Young y sus secuaces, hacían aparición en un escenario que terminaría por quedárseles pequeño. Especialmente por la inclusión al mástil de Alex Kane ampliamente conocido en sus visitas por Euskadi de mano de Marky Ramone varias ocasiones y más recientemente con Richie Ramone. Actitud Ramoniana que quedaría patente con su indumentaria y talante sobre las tablas. Una guindilla en escena.

Debido al estado físico de la banda, se vieron forzados a reducir y redistribuir parte del repertorio que tenían ideado para esta noche. Comenzaron de mano de “Gods Creation”  desplegando todas sus cualidades musicales y demostrando una grata cercanía que fue correspondida por una sala que se agolpó adelante para fusionarse con la banda y darle todo el respaldo que pudieron necesitar. A continuación un bloque compacto formado por cortes fulgurantes como la indomable “Rock’N’Roll State Of Mind”, la pegadiza “Hard Times”, la festiva “Hard Rock Hell” o la espectacular “Down and Dirty”.  La bronquitis no achantó a Mike “Pharoah” Barret quien no se escondió a la hora de contribuir con sus solventes coros. El imperturbable bajista se incorporó a petición de Ron Young hace un año, ambos se conocían de su periplo en The Four Horsemen. Hubo tiempo para esos momentos melosos, donde aprovecharon para imprimir sentimiento con “I Whish It Would Rain”. Recuperaron rápidamente el brío con “American Dream” manteniendo esa potente energía. Muchos nos preguntábamos como era posible que Ron Young estuviera enfermo cantando a ese nivel. Habría pasado desapercibida su bronquitis para el 99% de los presentes, de no mencionarlo.  Lo que si se vió afectada, es la duración del repertorio que habitualmente llega a las casi dos horas y comprimieron el repaso del catálogo, esquivando varios cortes exigentes de voz, que deberán esperar a próximas visitas.

Desplegaron su cuidada artillería final, iniciando el remate de mano de la inevitable “Redemtion”, erigiéndose Ron Young por méritos propios como un versátil y competente cantante, a pesar de seguir luchando contra sus propias inclemencias.  Rescataron de su homónimo “Little Caesar” el corte “Cajun Panther” a modo de grata sorpresa y subieron el volumen al máximo con “Crushed Velvet”, la jaranera “Rum and Coke” y la directa“Real Rock Drive”. Iba llegando el momento de echar el cerrojo pero reservaron un broche de altura con “Dirty Water” y “Sick and Tired” que casi parecían una declaración de intenciones, tras lo acontecido. En el tintero quedaron cortes grandiosos, y muchas ganas de más. Un breve bis con el que cumplir el guión y satisfacer a sus incondicionales. Como casi siempre lo bueno, si breve, dos veces bueno.

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