Desde hace más de un año el bajista Alberto Rigoni, amigo de esta web y de nosotros, nos comentó de su entrada a Bad As. Un músico inquieto y creativo con varios discos en solitario de entre los cuales destacaría el excepcional 'Three Wise Monkeys'.

Ahora Bad As entran de nuevo al ring con su tercer disco, Crucified Society salido hace ya casi un mes con Sliptrick Records. Lo primero que llama la atención es la voz de Mattia Martin, inspirado en Ronnie James Dio, que trasmite sentimientos junto a una música que incluye elementos tradicionales del metal con un toque moderno bastante marcado. 

La portada refleja a una sociedad que ellos definen como cyberpunk, pero que no es más que la sociedad actual, donde si alguien se cae en la calle, en vez de recogerlo sacas el móvil y lo filmas.  La canción titulo es la que da inicio al fonograma. Con un fuerte riff la letra habla de nuestro compromiso con las redes sociales y la importancia de coleccionar likes. La típica canción que te mueve los cimientos con su energía. Igualmente fuerte es la entrada de guitarra y bajo de “Endless Race”, sin embargo la banda aporta elementos armónicos vocales que aflojan el empuje pero mejoran la música que está lejos de ser una composición básica. Inspirada en el “Speed King” de  Deep Purple.

Tras dos andanadas tan retumbantes “Free Falling” le da a Rigoni un momento de lucimiento con una cierta alegría. Y comienzo a darme cuenta que también en la canción título a pesar de su fuerza hay alegría. También comenzamos a prestar atención a Alessio “Lex” Tricarico y su guitarra que lo mismo lanza un riff salvaje marcado por el stoner que atraviesa alegremente la pieza con sonidos mucho más jubilosos. “Divided” también tiene ese corte social donde lo exterior lo es todo en la persona. Una letra alocada con una música algo teatral.

Si piensas que “Mind Kind” es una pieza tranquila con esas notas de guitarra iniciales, tan pronto entra el agresivo riff se te pasa el susto. Marino De Bortoli es un batería inmenso y aquí lo demuestra bien. La letra habla sobre cielo e infierno y recuerda en algunos versos a Disturbed.  Continúan con “Freedom” con otra entrada al estilo Rigoni en lo que podemos definir como la composición más progresiva hasta el momento, con una complicada guitarra a la que sigue la batería de manera casi arrítmica. Una locura de canción, la verdad.

Con “Final Night” repiten la formula de primeras notas suaves antes del fuerte riff, pero aquí con algo más de melodías y unos coros de pregunta / respuesta muy efectivos. Me gusta de la banda que cada músico tiene su espacio y las composiciones lo respetan. Finalmente es “Believe” la balada donde una vez más se habla de la humanidad en su conjunto.

Tras la melancolía viene la alegría con “Truth”, que comienza como las canciones de grupos vocales de los años sesenta, mientras la música es una especie de rock and roll al que quizás le falta un pianito dándole a la misma tecla con insistencia para que tenga el aire de rock and roll.  A pesar de la sencillez no podía faltar un arpegio de guitarra. Una pieza que nos recuerda el “Three Wise Monkeys” una vez más, y es que está también la ha escrito Alberto.

La influencia púrpura regresa con “Blackened Tornado”, una canción con timbres Hammond pero con una línea vocal agresiva y de poco sosiego. Mientras Mattia canta, las notas de teclados de fondo te llevan a sentirte intranquilo. Un cierre que te deja pensando en la música y su forma de trasmitir sentimientos.

Una banda de las que posiblemente no se hable en todo el mundo pero quien la conozca sabrá que se trata de músicos de primera línea haciendo canciones llenas de secretos y energía.