Escrito por Tony González
Ha sido toda una sorpresa y una alegría que finalmente Tony Martin haya regresado de alguna manera, esta vez con disco en solitario. El vocalista más criticado de Black Sabbath, a pesar de los imponentes discos en los que participó (cinco discos de estudio), como 'Eternal Idols', 'Headless Cross' y 'Tyr'; está de nuevo aquí y su voz sigue siendo la misma de siempre. La hoja promocional comienza diciendo algo así como: “después de quince años de silencio…” y tal parece que no ha abierto la boca en todo ese tiempo pues la voz suena igual que en 1987.
Curioso que, al mismo tiempo, Tony forma parte de la Magnus Rosen Band, quien a su vez puso el bajo en este disco de Tony Martin. Una colaboración en ambos sentidos. Al mismo tiempo, el guitarrista Scott McClellan participó en la composición junto a Tony, de algunos de los temas. Esto se aprecia claramente y hasta puedes apostar en cuáles si y en cuáles no, pues la diferencia es evidente.
Y aquí están las diferencias. Es un disco muy variado musicalmente hablando y los riffs al estilo de Tony Iommi tienden a resaltar, no solo porque los haya, sino también por asociación. No me hubiera molestado si así fuera, pero Tony Martin demuestra que quiere alejarse de la larga sombra de la banda en la que lo conocimos y apostar por su marca personal. Más bien, con la inicial “As the World Burns” pensamos que las canciones estarán marcadas por la influencia de Judas Priest, pero con “Black Widow Angel” el riff nos recuerda a los Sabbath más modernos. Aquí Magnus Rosen hace un pequeño, pero para nada discreto solo de bajo.
Martin cantan bestialmente y “Books of Shadows” es la muestra de que tampoco ha dejado de escuchar música, con ese toque de modernidad. El primer cambio radical dentro de estas cambiantes pistas de sonido lo trae “Crying Wolf” con un ligero aire mediterráneo que aporta la guitarra acústica y el estilo vocal donde Tony extiende la vocalización. Interesante repetición del uso de orquestaciones con “Damned by You”, esta vez con un violín presente en otra canción que, inevitablemente, nos lleva a comparar con sus trabajos anteriores, aunque ese corte del riff jamás lo hubiera hecho Iommi. El batería Danny Needham se destaca aquí con unos breaks que parecen algo atropellados, pero funcionan.
“No Shame at All” tiene un riff puro Black Sabbath, y hay momentos en los que me imagino que la canción muy bien pudo haber sido extraída de alguno de los descartes de los discos de los años noventa como también me ocurre al escuchar “Nowhere to Fly” una pieza que comienza lentamente hasta crecer con un pesado andar muy agradable. “Passion Killer” es otra que tiene un riff moderno, pero precisamente es la que no acabo de cogerle el punto en sus cambios de ritmo.
“Run with the Devil” agrega energía, nos hace correr como su título, pero si no tuviera la voz de Tony Martin, no sería la interesante canción que es. Para “This is Your Damnation” el cambio vuelve a ser radical, en una pieza con aires sureños que, por la forma de interpretarla Tony, nos recuerda al “Devil Went Down to Georgia” de Charlie Daniels, en una canción producida de manera cruda. La pieza título cierra el disco, y si bien al iniciar nos esperábamos una de esas canciones heavys que comienzan lentamente, nos sorprenden, aun así.
Un disco magnífico, unos músicos interesantes y un Tony Martin glorioso. Una pena que el marketing no sea tan fuerte, porque este disco podría llegar muy lejos.