Track List:
01.Lucifer’s hammer
02.Queen of the dead
03.To darkness eternal
04.Black sun-black mass
05.Persephone
06. Devilhead
07. Demolition queen
08. The plague and the fire
09. We disappear
10. A damned apparition
11. Glamour
12. Delirium
13.Hymns to damnation
14.Fallen angels
Sinceramente estoy un poco decepcionado con estos neoyorkinos, Virgin Steele. Me esperaba mucho más de una banda que lleva en la palestra desde 1981 y con una discografía tan extensa, intensa y contrastada. Lejos han quedado los grandes álbumes The Marriage of Heaven & Hell (1994 y 1995) o The House of Atreus (1999 y 2000), complejos, majestuosos y hasta épicos. Han dulcificado tanto el estilo, se han alejado tanto de ese Power Epic, está tan diluido el Power Heavy Metal en la marabunta de la sinfonía que este Nocturnes of Hellfire & Damnation me ha resultado sumamente blando y lejano. No entiendo como algunos pretenden compararlos con los Manowar, agua y aceite en el mismo recipiente, puede que ambos vocalistas, David y Eric compartan algunas frecuencias, pero los de Auburn son o mejor dicho eran mucho más acerados. Tantas influencias del Blues, de Progresivo y de Hard y por qué no decirlo, de buscar nuevas fórmulas, a veces no hacen una buena combinación con el Metal.
Bajo el sello Steamhammer/SPV, será lanzado otra vez con tres formatos distintos y con tres carátulas distintas, el cd estándar con portada de una gárgola, un doble cd, uno de ellos un bonus, con la del ángel y los vinilos con un esqueleto. Todos con buenos gráficos pero típicas. Así que compra triple para los supercoleccionistas, atentos al 17 de junio que saldrá en Suecia y Noruega, el 19 en Alemania, resto de Europa el 22 y finalmente para EEUU y Canadá el 23.
Cuando el cantante David DeFeis, único miembro original desde el 81, habla sobre las letras de estas catorce canciones, lo hace con pasión y sentimiento, la línea conductora está en torno a los problemas de las relaciones humanas, cósmicas, con la naturaleza…., pero no os engañéis, este no es un disco conceptual, aún deberían haberle dado muchas más vueltas a la composición para sentirlo así. Acertaron claramente con la poderosa ambientación de The Black Light Bacchanalia (2010) pero aquí se ha diluido eso como un azucarillo en agua, porque aunque Lucifer’s hammer comienza resultona entre tanto rugidito y las guitarras tan bajas, pierde mucho.
Y como felino perdido en la selva, empieza Queen of the dead, más cortante, desplegando riffeos cabalgando al trote y con un punteito caluroso. Pero es que To darkness eternal comienza igual, ¿se habrá comprado un gato y está aprendiendo a comunicarse con él?, un minuto de música expectante con David casi recitando con ganas, dan paso a Black sun-black mass, que sube un peldañito en la temperatura del Metal pero que estribillo previsible y coros adormilados la deslucen. Mejor es Persephone, subiendo con ganas según avanza desde ese inicio en acústico, dando paso a un corte muy rodado y de seis cuerdas más presentes.
Comenzamos el tramo, 3,2,1…. Derrapamos hacia la izquierda con la difusa y aburrida Devilhead salvada por un buen solo, continuamos a fondo con la más cañera Demolition queen, bebiendo de las profundidades del Hard, tiramos de freno de mano con la pausada y plomiza The plague and the fire, curva por el interior con la rockera y enrollada We disappear, pasamos un túnel con la penumbrosa y conceptual A damned apparition, punta y tacón con Glamour, muy acolchada en teclados y variada en ritmos y melodías, rozamos con muro en el medio tiempo (lento) Delirium, salvada por un sentido solo de guitarra, el motor empieza a fallar con la insulsa Hymns to damnation, picando piano y asentando esa voz hasta que a 700 metros de la meta llega el fatídico “trata de arráncalo David” con Fallen angels, otra baladita pretenciosa con la que finalizamos el disco y carrera.
Es excesivamente blando comparado con anteriores trabajos pero al menos es variado. Canciones más pesadas y melancólicas se alternan con otras apuestas enérgicas y agresivas, pero son las menos. Lo mejor es el sonido tan nítido y pulido y lo que menos me ha gustado es la sobre actuación de DeFreis. Lo hace como siempre, registros agudos y sensación metálica, pero ahora cada dos por tres nos saca un gritito Disney que la mayoría de las veces no viene al cuento. Se notan las tablas en esas cuerdas vocales pero no termina de convencerme. En la zona media de la credibilidad tenemos a las guitarras, que sacan algunos riffs intensos, al bajo y teclados participativos o a la batería en su papel de líder de la base rítmica, pero me falta algo más a estas alturas y no es pasión, ¿quizás magia?, porque las melodías tampoco es que sean adictivas.
Todo seguidor de Virgin Steel debiera escuchar este disco, pero anticipo que no va a encontrar un trabajo espectacular, ni tampoco de los muy buenos, lo dejaría en algo más que aceptable. Demasiadas lagunas que rompen el ritmo y provocan soñolencia y varios medios tiempos sin sustancia por mucho que se empeñen en enmascararlo aunque lo hacen bien, así que la media de mis variables a puntuar da 6 puntos sobre diez. Un saludo metálico a todos.
Line-up: David DeFeis – vocals Edward Pursino – guitars Josh Block – bass, guitars Frank Gilchriest - drums |
Virgin Steele Online:
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