Tracklist:
1. Overture 2:13
2. Nevermore 5:30
3. Underworld 5:48
4. Without You 5:51
5. Kiss Of Fire 5:09
6. Charon 6:06
7. To Hell And Back 9:23
8. In My Darkest Hour 4:22
9. Run With The Devil 5:38
10. Swan Song 7:29
11. Legend 6:29
Una de las noticias más esperadas de este 2015 finalmente se ha hecho realidad, Symphony X presenta nuevo trabajo de estudio, su título es: “Underworld”.
Como esta es mi primera crítica de un disco suyo haré un poco de historia de la banda… Todo comenzó en 1994 cuando Michael Romeo (guitarra), Michael Pinella (teclado), Jason Rullo (batería), Thomas Miller (bajo) y Rod Tyler (voz) decidieran formar el grupo Symphony X. Ese mismo año llegó su primera demo y su debut homónimo tras el cual Tyler salió de la banda. Su reemplazo fue Russell Allen, un cantante nada conocido pero que contaba con una gran voz, así, un año más tarde “The Damnation Game” continuaba el legado de la banda demostrando más repertorio al de su predecesor.
En 1997 vio la luz su primer hito, “The Divine Wings Of Tragedy”, con el que ponían un listón muy alto en la escena internacional, un disco más progresivo y experimental que cuenta con mucha variedad musical y grandes momentos vocales. De nuevo, un año después, la continuación temática llegó con “Twilight In Olympus” (esta vez sin Rullo, sino con Thomas Walling), que si bien era una muy buena continuación no llegaba al nivel del anterior. Aun así es un disco que con el paso del tiempo se ha ido revalorizando y hoy día tiene mucho peso en “Underworld” como ya veremos.
En 2000 se produjo la reentrada de Jason Rullo y el cambio en el bajo por el actual Michael LePond. En estas fechas llegó el auge y principal punto de inflexión de la banda, “V: The New Mythology Suite” fue muy criticado por ser demasiado experimental y atípico, lo cierto es que es uno de sus mejores discos y me atrevo a decir que es el causante de que la gente se diera cuenta de que esta banda existía en las sombras. A partir de aquí Symphony X cogen vuelo y empiezan a girar por países que no habían pisado hasta entonces. El culmen de este desarrollo se denota en “The Odyssey”, de 2002, con la que finalizan la etapa mitológica. ¿Qué mejor forma que con uno de los dos libros más importantes del género?
Una nueva etapa fue abierta y yo me refiero a ella como “la manera desesperada de llamar la atención de todo el público mundial”. Aquí se desarrolla una música que nunca antes se ha escuchado en el que cada disco es mejor que el anterior.
Cada cuatro años un disco, “Paradise Lost” aterrizaba con “Set The World On Fire” en un Split con los grandes del progresivo, Dream Theater y su “Forsaken” en 2007 con los que hicieron gira conjunta y tuve la suerte de verlos como mi primer concierto, con 17 años. La musicalidad era impresionantemente superior a “The Odyssey” de principio a fin. Todos nos quedamos con la sensación de que ese nivel era insuperable. Pero estábamos equivocados, porque en 2011 escuchamos “Iconoclast” en su edición doble y nuevamente dijimos lo mismo. Después de verlos en directo tocando el disco al completo junto a DGM y Pagan’s Mind, nada puede ser mejor.
Ahora, “Underworld” está en nuestras estanterías y nuevamente comienza una nueva etapa, al menos así lo veo yo y es cómo os voy a contar en la crítica. Esta vez ha llegado el momento que toda banda tiende a alcanzar en su carrera cuando no pueden crear nada nuevo, y es hacer su música volviendo a los orígenes sin perder las ideas más actuales.
Entramos en el disco junto a “Overture”, de aspecto orquestal e instrumental ya conocido en la banda ya sea por canciones como “Iconoclast” o “The Walls Of Babylon” orquestal y con claras reminiscencias a “Oculus Ex Inferni” de “Paradise Lost” aunque sin llegar a su grandiosidad. De la misma forma, enlaza con “Nevermore”, en la que predomina el estribillo con guitarra y teclados al unísono seguidos de un ritmo rápido y bastante parecido a otras entregas anteriores. El sonido es muy bueno, todo es perceptible muy bien, la producción es igual a los dos anteriores. Seguimos con “Underworld” y la agresividad de la voz de Allen casi termina por alcanzar el registro gutural. En el aspecto musical destacar el sonido del teclado retomando las ideas originales del “The Damnation Game” por el que entonces apenas se les conocía. De ritmo puramente power melódico me encanta la parte limpia de Allen en la que vuelve al estilo antiguo. El otro aspecto, como es habitual, son los solos de guitarra y teclado de Romeo y Pinella, como siempre adaptándose perfectamente a la canción.
“Without You” ya pudimos escucharla junto a “Nevermore” en su single y ¿qué podemos decir al respecto? Típica balada de la banda con guitarra acústica y la voz de Allen sin rasgarla demasiado. La parte central es “Paradise Lost” en todos los sentidos, el solo, el bridge instrumental con piano y la acústica de acompañamiento en la que me atrevería a decir que las notas llegan a ser iguales. Una buena y bonita canción que no baja el nivel para nada.
Más power en “Kiss Of Fire” que llega como una exhalación y tras la pausa se desarrolla su estética. Aquí Allen canta con un registro más elevado y muy limpio salvo algunos momentos centrales. En este caso me recuerda a la época del “The Odyssey” por el sonido grave de guitarra en toda la canción y el uso de platillos de la batería que se mostraba por ejemplo en “The Turning”. “Charon” en cambio baja levemente el nivel, no quiere decir que por ello sea una mala canción, lo que pasa es que da esa sensación porque recuerda bastante a “Twilight In Olympus”, en concreto a “Church Of The Machine” y “The Relic”, canciones que tienen un buen argumento musical pero en la mezcla final no logran cautivar como las demás. ¿Puede significar esto que éste puede ser el talón de Aquiles de la banda? En el caso de “Charon” el solo es realmente bueno porque varía no solo la guitarra, sino el ritmo de batería.
Pasemos a la siguiente, la más larga del disco con casi diez minutos, “To Hell And Back”, que nada más ver el título me acordé del temazo de Saxon, aunque en este caso poco tiene que ver. Aquí nos encontramos con una primera parte medio tiempo a la antigua que toca varias canciones de su discografía y de discos distintos, como se puede distinguir por el cambio de sonido en el teclado y evolución de la batería. Este es el tema más progresivo, la segunda mitad es más atrevida y el toque del “Paradise Lost” o Dream Theater se puede notar con solo escuchar la melodía. En conjunto es la canción que reúne esa idea que os contaba al principio de que la banda entra en una nueva andadura compositiva.
“In My Darkest Hour” es la nueva versión de “Serpent’s Kiss”, y no lo digo en el mal sentido de la palabra, sino todo lo contrario, porque ambas son muy buenas canciones. Lo digo solo porque su forma es idéntica, canción directa sin muchas filigranas y gran solo de Romeo, con cambios de velocidad en la batería y agradables al oído de los fans incondicionales. Otro gallo canta con “Run With The Devil” que aparenta ser otro bombazo power del disco pero a la hora del estribillo baja de intensidad incluyendo guitarra sin distorsión, es decir, todo lo contrario a lo que esta banda viene haciendo. Eso sí, el ritmo de batería es ejemplar para un tutorial de ese instrumento, Rullo se luce. Tras el break el ritmo a lo “Bastards Of The Machine” seguido de los solos de guitarra y teclado le dan fuerza para no desprestigiar demasiado este tema. Un punto de vista a parte es comparar esta canción con el rock progresivo clásico, con el cual llegamos hasta Rush, es decir, si Rush hicieran metal serían Symphony X.
De nuevo las reminiscencias a “Twilight In Olympus” llegan de la mano de la otra balada, “Swan Song”. El teclado es inconfundiblemente igual que en “Through The Looking Glass”, el que no vea eso no puede decir que es fan acérrimo de la banda, pero no se queda ahí, la canción es un claro guiño a “Lady Of The Snow”, tema que no tuvo mucho apoyo y que con esta “versión” buscan retomar esas ideas con un sonido más actual. El resultado es evidente, Pinella, Romeo y Allen vuelven a demostrar sus habilidades conjuntas en estudio. A mí me ha gustado. El final del disco se produce con “Legend”, tema que sinceramente no me esperaba, pero que tampoco es tan raro de encontrar de vez en cuando en su discografía. Canción vigorosa y directa como lo fueran “Rediscovery” o “Revelation”. Su ritmo es esencialmente power con toques progresivos y hard, nuevamente el teclado cambia de efecto para dar uno más actual y personalizado. No sé si os pasa a vosotros pero con este estribillo final se ponen los pelos de punta, y eso me pasa pocas veces.
En general el disco es bastante bueno, se nota la falta de originalidad y el haber redondeado más algunos temas, lo cual le baja algo la nota. Pero la original portada, producción, composición, vuelta a los orígenes y en concreto centrándose en el disco que menos apoyos recibió hacen de esta propuesta una nueva entrega en la que ponen toda la carne en el asador para conseguir los mejores resultados posibles. Totalmente recomendado este “Underworld”, que para mí entra dentro de mi top 3 del año ¡y en primera posición!.
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