Tracklist:

1. Crossing the Final Gate
2. Sailing Far Away
3. Welcome to the New World
4. Rome
5. I'm the Loneliness
6. Persephone's Dance
7. Flame on Flame
8. A Way to the Stars

Si fuéramos seguidores ciegos de las modas y lo políticamente correcto, habríamos sacado esta reseña ayer, Día Internacional de la Mujer. Y es porque Walk in Darkness es el proyecto de Nicoletta Rosellini, además vocalista de Kalidia, quien aquí desarrolla sus propias ideas logrando crear una banda de gothic metal misterioso y algo depresiva. 

Pero como luchar por los derechos no es una moda de un día, hemos esperado para que no se nos confunda. Los muros de Facebook están llenos de poemas, aforismos e ideas de quienes ya hoy se olvidaron del tema. Walk in Darkness está aquí para recordar a la mitad del planeta que la otra mitad existe. Nicoletta, con su magnífica voz ha combinado de manera personal la oscura melancolía del gótico con el metal más agresivo. Las letras son melodramáticas, sombrías e inspiradas en temas épicos.

Este es su segundo disco, y a la banda le ha tomado exactamente un año presentarlo, después de su debut,  In the Shadows of Things. La banda comenta que su música es espontánea e improvisada, moderna, antigua y como consecuencia, eterna.  Una opinión que no compartimos del todo.  Las canciones tienen ese aire lento y cargado, y en los momentos más agresivos, las guitarras y la fuerza de la batería está en un discreto segundo plano para que la voz sea en todo momento la que trasmita las ideas.

Las composiciones trasmiten mucho sentimiento y hay verdaderas piezas maestras, donde destaca sobre el resto “Rome”. Si es cierto que nos hubiera gustado algo más de brillo en la producción de los instrumentos, la idea de la banda ha sido otra, la de destacar el mensaje vocal. No solo el de la Rosellini, sino también en de las voces masculinas que se le contraponen ya sea en “Crossing the Final Gate”, “I'm the Loneliness” u otras.

También nos dice la banda que quiere mantenerse alejada del “comercio mainstream” y por ello han decidido permanecer de incognito, trabajando en el más absoluto anonimato.  Ni siquiera caretas como las de los “nameless ghoul” de Ghost. Aquí no hay fotos de la banda ni nada similar. 

Los músicos desde su anonimato representan el lado más oscuro de las profundidades desconocidas en el espacio físico diario. El objetivo, según la banda, es mantener solamente la dimensión metafísica de la música.  Decisión que respeto, pero no entiendo mucho. Algo así también hizo en su momento Mekong Delta, pero a largo plazo no funcionó.  Si presentan su música en directo, veremos cómo se las arreglan.

El disco fue grabado, mezclado y masterizado en los Virus Studio por Alessandro Guasconi. La caratula es de Carlos Fides (Evergrey, Almah).

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