LD: Muy buenas tardes, Mr. Gillan. Un placer estar hablando con usted hoy. Deep Purple ha sido la banda sonora de mi vida y usted uno de mis grandes héroes musicales, por lo que considero todo un honor el poder compartir con usted estos 30 minutos de conversación.
IG: Muchas gracias, un placer para mí también.
LD: Ya que no tenemos mucho tiempo, y a pesar de que me gustaría hacerle muchas más preguntas, le propongo que nos centremos en el nuevo álbum Now What!, si le parece bien. Ante todo, felicidades, es un disco extraordinario, del que he disfrutado cada uno de los temas. Creo que es el mejor álbum de toda la etapa Morse, e incluso me atrevería a decir que es el mejor desde “Perfect Strangers”.
IG: Muchísimas gracias.
LD: Pues mi primera pregunta es ¿Por qué ahora? Llegó un momento en el que muchos de nosotros pensábamos que el grupo no estaba ya interesado en producir material nuevo, ya que los conciertos estaban generalmente basados, en por ciento muy alto, en los temas clásicos de la banda. Y justo ahora aparece este excelente trabajo en estudio…
IG: Pues la verdad es que no había existido durante mucho tiempo un gran interés en grabar material nuevo. A cada rato nos sentábamos en un bar y conversábamos sobre el asunto: “¿Debemos hacer un disco nuevo?” y siempre la respuesta era la misma: “A lo mejor el año que viene.” Nos la pasábamos tan bien en los conciertos, que no sentíamos la necesidad de meternos en un estudio. Por la manera en que la banda ha evolucionado y el entendimiento que tenemos entre los músicos sobre el escenario cada noche, nos encontrábamos con un reto nuevo cada día. Y siendo honesto, tengo que admitir que en el fondo de nuestras cabezas existía también un cierto nivel de aburrimiento con la industria musical como tal; un negocio que nos parecía un tanto caótico y del que ya no se obtenían resultados satisfactorios de ninguna manera. Pero tuvimos una charla con Bob Ezrin, en Canadá cuando vino a visitarnos en febrero de 2012, y el resultado de esa conversación fue tan interesante que de hecho fue el catalizador que nos metió de nuevo en un estudio. Comenzamos a hablar acerca de la manera en que solíamos ser, no musicalmente, sino de la manera en que solíamos trabajar en aquellos tres primeros álbumes conmigo y Roger “In Rock”, “Fireball” y “Machine Head” y la libertad que teníamos para crear. Y es que la música ha evolucionado y nuestra banda ha preferido dejarla pasar antes que encorsetarse en esos tres minutos y medio obligatorios para la radio. Y Bob nos dijo: “Recuerden que ustedes son fundamentalmente un banda instrumental, con un muy buen cantante, pero fundamentalmente instrumental.” Así que intentamos que las canciones se adaptaran a nuestra música, en lugar de intentar que nuestra música se adaptara a las canciones. Intentamos volver a sentirnos libres y expresivos como solíamos ser, y dejar que la música se desarrollara para que las canciones surgieran de una manera natural. Y eso nos abrió los ojos en el sentido de decir. “Si es así, eso lo cambia todo” Así que terminamos en Nashville con un montón de buenas ideas y empezamos a dejar la música fluir. Fue maravilloso ver esas ideas evolucionar con total libertad. Así que creo que el lograr zafarnos de las restricciones y de las expectativas del negocio de la música, fue la clave para volver a meternos en el estudio.
LD: ¿Y por qué escogieron a Bob como productor? Teniendo a Roger en el grupo, que ha producido excelentes discos ¿Era una necesidad tener un productor ajeno al grupo?
IG: Yo tengo un alto grado de respeto por Roger Glover, obviamente, pero no creo que alguien desde dentro del grupo pueda tener la objetividad que se necesita para trabajar con Deep Purple. Es imposible si eres un miembro de la banda. Además, nosotros tenemos una cierta manera de hablar con mucho cuidado y diplomacia entre nosotros. Debido a nuestra naturaleza, y por el hecho de ser personas muy diferentes, con distintos puntos de vista políticos, sociales, con distintos orígenes, nosotros intentamos mantener cualquier tema polémico alejado de nuestras conversaciones. Es la única manera de mantener nuestra relación si compartes seis o siete de meses de gira cada año. Y esto por supuesto no es una buena política cuando estás haciendo música. Ahí quieres que se hable de todo para que el proceso se desarrolle de una manera armónica. Y esa es otra de las razones por las que necesitas un productor desde fuera del grupo, alguien que sea capaz de decir: “Alto, eso no sirve, hagámoslo otra vez” o “Muy bien, pero creo que podemos sacarle más a eso” Y Bob tiene esa autoridad debido a su carrera como productor y todo lo que ha logrado en ella, pero también tiene autoridad como músico, ya que es un excelente pianista. Nosotros fuimos a ver a la Orquesta Sinfónica de Nashville tocar con él la primera noche que llegamos a la ciudad. Le respetamos mucho como músico y además puede tocar música clásica, jazz, blues, rock, la misma aproximación que nosotros tenemos a la música, en cualquier tarde cuando nos ponemos a tocar. Así que técnicamente, musicalmente y por su experiencia y edad, Bob está tremendamente cualificado para trabajar como productor con Deep Purple.
LD: Mi siguiente pregunta tiene que ver con el proceso de composición de las canciones. He visto en el disco que Bob aparece como uno de los miembros del equipo de compositores. ¿Cómo fue el proceso creativo? ¿Cómo se les incorporó Bob?
IG: Bob estuvo siempre ahí. Le hemos dado crédito porque estuvo ahí, en el mismo sentido en que Ian Paice estuvo. Déjame explicarte cómo funcionaba originalmente lo de los créditos en las canciones. Al principio solamente se les daba créditos a quien escribía la melodía, y a quien hacía la letra, fuera la misma persona o personas diferentes. Y así era tradicionalmente. Deep Purple fuimos los pioneros absolutos en derribar esa antigua barrera y acreditar a todos los miembros del grupo por igual. Desde que Roger y yo nos incorporamos a la banda, no sólo como músicos, sino como parte del equipo de composición, nos dimos cuenta que lo fundamental en la canción siempre es la música, y que por lo tanto no tenía ningún sentido que el baterista, por ejemplo, no estuviera reconocido como autor, si ha estado ahí desde el principio, desde el nacimiento de la idea y ha contribuido a darle su forma final, tanto como el guitarrista, el organista o el bajista. Así que comenzamos a compartir los créditos desde el principio, y cuando Bob se involucró, estuvo ahí desde el principio, en cada ensayo, cada día, y con su mano en el timón nos guió. No en ninguna dirección que fuese particularmente positiva por sí misma, pero nos mantuvo alejados de problemas. Y sé que esto puede parecer raro, pero es que eso fue muy importante. Porque se puede perder mucho tiempo trabajando líneas y explorando cosas que al final demuestran que no estaban justificadas, y creo que él tuvo la visión de percatarse de todo eso y lograr mantener las canciones dentro de los límites que les correspondían. También contribuyó con alguna frase, o cambió alguna palabra “Ian, ¿por qué no cambias esta línea?” y yo lo hacía. Con la música pasó lo mismo, así que en lugar de cuantificar cuanto había contribuido, que pudo a veces haber sido sólo una nota aquí, o una frase allí, le incluimos como parte de todo, y creo que eso también contribuyó al espíritu de equipo.
LD: Lo primero que se aprecia cuando se escucha el álbum, o al menos es lo que siento yo, es una gran sensación de libertad interpretativa. A veces incluso rayando en la improvisación. ¿Fue esto concebido así desde el principio? ¿Era un objetivo predeterminado que existiera ese tipo de atmosfera en el disco? ¿Es así porque las canciones están concebidas para ser interpretadas en directo?
IG: Si. Bob nos dijo “Ustedes lo hacen cada noche en el escenario. Siempre improvisan. Yo he ido varias veces a verlos y anoche fue completamente diferente a la vez anterior. Las canciones pueden ser las mismas, pero nunca son lo mismo.” Incluso Pavarotti me dijo una vez que el sentía celoso de nuestra libertad de improvisación. Que él había escuchado “Smoke On The Water” seis veces y nunca había sonado igual. Y sin embargo él no podía hacer eso con ninguna de las arias que interpretaba, y que si lo intentaba, los críticos y los fans lo crucificarían. Nuestras improvisaciones en el escenario pueden durar dos minutos, o seguir por veinte. Así que Bob nos dijo que quería capturar eso mismo en el estudio, así que se sentó y nos alentó a que lo hiciéramos, a la vez que nos guiaba para que no nos desviásemos del camino que nos habíamos trazado. Esta es una de las características que no tendría el álbum de no haber sido por Bob.
LD: El otro aspecto que me ha impresionado del disco es el sonido. El sentido de la producción en general es similar al “Perfect Strangers”, pero hay a la vez un cierto aire setentero en él. El sonido de los teclados de Don Airey es increíble, un sonido moderno pero que nos recuerda a los teclados de Jon Lord en los 70, incluso su voz me recuerda por momentos, por ejemplo en “Blood From A Stone” o en “It´ll Be Me”, a la voz en el “Who Do We Think We Are” de 1973. ¿Esto fue parte del diseño de la producción del disco o simplemente sucedió así?
IG: De lo de mi voz sonando como en 1973, no me había ni siquiera percatado. Jajaja.. Yo simplemente canto lo que puedo, como lo siento. Con las canciones, nosotros comenzamos a trabajar en ellas todos los días al mediodía, y trabajamos hasta las 6 de la tarde, Cada día. Era como ir a la oficina. Nos tomábamos una taza de té, y comenzábamos a tocar. Simplemente nos poníamos a hacer un Jam. Al cabo de dos o tres días teníamos un par de buenas ideas para empezar a crear. Nadie se trajo nada pre-escrito al estudio; todo emergió de las sesiones de Jamming. Entre todos. “Ese es un buen riff”, o “esa es una buena secuencia de acordes” o “ese es un buen ritmo”. Así que los grabábamos, y luego al día siguiente lo trabajábamos a ver si se podía convertir en una canción, si necesitaba algún cambio, alguna modificación, si se le podía agregar una línea vocal, si había alguna otra idea que pudiese funcionar como una sección diferente en el medio… Nunca íbamos con una idea preconcebida “hagamos una canción así o de esta otra manera”. Es que eso ni siquiera forma parte de nuestras conversaciones. Es increíble, y a la vez algo chocante, que cuando hacemos las entrevistas después que ha salido el disco y hablamos con los periodistas, como se asume y se interpreta la manera en que hacemos una cosa o lo otra, de manera preconcebida en el estudio. Para nada es así; no somos tan listos. Simplemente vamos al estudio a tocar, como hacemos cada noche. Agregamos un poco de control y dirección, o mejor, eliminamos la falta de dirección. Y eso es todo.
La diferencia en este álbum está en el sonido. Déjame decirte algo desde un punto de vista personal: yo nunca he quedado satisfecho del todo con la calidad del sonido de los discos de Deep Purple, con la excepción del “Made In Japan”. Siempre he quedado ligeramente decepcionado con el resultado final de cualquier álbum de estudio. Algunos fueron muy buenos, pero nunca perfectos. Otros fueron realmente horribles. Y lo que quiero decir es que no lograban que sonaran importantes. Y por nuestra forma de ser tan introvertida, por nuestras personalidades, no hemos sabido ser lo suficientemente grandilocuentes en el sonido. Y necesitábamos a alguien que dijera “Ustedes tienen un sonido glorioso, realmente impresionante en el escenario. Hagamos lo mismo en el estudio”. Por lo que estoy totalmente convencido que este es el disco de Deep Purple con mejor sonido de todos. Este disco está muy por encima de todos los demás que hayamos hecho, en términos de sonido.
LD: ¿Han recibido algún comentario sobre el álbum de alguno de los ex miembros del grupo, Blackmore, Coverdale, Hughes…?
IG: No, yo al menos no he escuchado nada. Bueno, yo no estoy en contacto con Ritchie desde el día que nos divorciamos. Eso ya es parte del pasado. Le deseo la mejor de las suertes, en todo lo que se proponga y en su vida, pero obviamente ya no estamos en contacto. Seamos honestos, el día que Ritchie se fue, ese día salió el sol para todos los demás en el grupo. No, no sé qué reacción habrán tenido. No he recibido ningún comentario, pero no lo esperaba tampoco.
LD: Hablando ahora un poco de las canciones del disco, si tuviese que seleccionar mis temas favoritos entre todos, uno de ellos sería sin duda “Hell To Pay”. Sin embargo, no estoy muy seguro como interpretar la letra de la canción. ¿Está concebida a partir de algún evento social o algún personaje específico? ¿Tiene algo que ver con la inestabilidad social que sacude al mundo últimamente?
IG: Mis canciones siempre están relacionadas con algo, o parten de algo que las inspira, ya sea recientemente o del pasado. Cuando yo era un niño conocí a este tío que era lo que le podíamos llamar un revolucionario de sofá. Todos hemos conocido a alguien así alguna vez. Gente que se pasa la vida hablando de revoluciones, planificando revueltas, manifestaciones, pero que nunca estaban ahí cuando sucedían. Cuando empezaba la pelea, siempre estaban en casa, a una distancia segura. Y esta va de un revolucionario de sofá llamado Two-Tone Eddie. Ese fue un nombre que le dimos, no su nombre real. Siempre intentando encender la mecha, pero sin llegar a entender de lo que se trata una revolución. Uno de esos comunistas que beben mucha cerveza, se fuman una pipa y así pretenden arreglar el universo.
LD: Otro de mis temas favoritos es Vincent Price. ¿Por qué decidieron dedicarle una canción? Si no contamos a Mitzi Dupree, este es la única canción de Deep Purple con el nombre de una persona famosa, real, como título.
IG: Déjame explicarte como sucede. Durante el proceso de creación, antes de que se escriba una palabra de la letra, la canción recibe un título de trabajo. Para algunos músicos es No. 1, No. 2… Nosotros escogemos títulos de acuerdo a como nos suene la música. Luego, inmensa mayoría cambia cuando se escribe la letra. Alguna que otra vez, queda una con el título de trabajo, ya que luego no se nos ocurre ninguno mejor. Como ningún otro periodista me había preguntado por los títulos de las canciones, te voy a dar una información en exclusiva. En este disco hay tres canciones que mantuvieron su título de trabajo, y Vincent Price es una de ellas. Nosotros le pusimos así debido a la introducción que escribió Don, que es muy misteriosa y fantasmagórica. Y porque sonaba como la banda sonora de una peli de terror. Roger y yo, ambos hemos trabajado en algún momento con Vicent Price. Luego resulta que un día tomándome una cerveza con Roger en el bar nos pusimos a bromear y a preguntarnos: si pudiéramos hacer una película con Vincent Price, de terror, en los 60, ¿qué elementos incluiríamos? Y empezamos a enumerarlos: Puertas que crujen, vampiros, zombis, vírgenes para sacrificar… y nos reímos tanto que a partir de ahí surgió la letra de la canción, que conservó el título de trabajo. Fue maravilloso. Las otras dos canciones del álbum que mantuvieron su título de trabajo fueron “Weirdistan” y “Uncommon Man”.
Fotos tomadas de la web.