Hasta última hora no estuve seguro de poder ir a este concierto por razones laborales, pero por suerte los que tenían que trabajar conmigo decidieron tomarse el puente y esto me dio la opción de estar allí. ¿En el puente? ¡No! en la Sala Mon.
Llegamos justo cuando el concierto comenzaba con “Midnight Moses”. La banda funciona como si no hubiera un liderazgo. Los cuatro músicos al frente que se van moviendo mientras el nuevo batería mantiene su posición.
Continuaron con “Evil” y “Make Some Noise” mientras John Corabi nos daba las gracias por estar allí y nos preparaba para una noche festiva. La sala estaba repleta lo cual me dio mucha satisfacción. Como dice Marco Mendoza en la entrevista que le hicimos a propósito de este viaje, muchos hablan de ellos como una banda nueva pero son músicos veteranos de mucha experiencia.
Arrancó “Rise Up” y le siguió “Dead and Gone”. También resulta un placer ver a los músicos en el desempeño de sus funciones, como diría un notario. Marco Mendoza empuja con sus cuerdas mientras David Lowy aparenta tocar unos solos más discretos que los de su contraparte, Doug Aldrich. A propósito de ello, a Doug aquí se le ve mucho más suelto en las improvisaciones que en ocasiones anteriores cuando lo vimos con Glenn Hughes y Whitesnake. Y es que ahora se trata de su banda y todos dan rienda suelta a sus personalidades.
“What Goes Around” sonó magnifica mientras que “Resurrected” levantó el ánimo de una audiencia que ya desde el inicio se mostró entregada. Mendoza toca el bajo con los dedos, sin embargo tiene muchas púas que va lanzando al público. Fue precisamente él, tocando con Thin Lizzy en el Hellfest, quien lanzó la púa que atesoro con cariño hace ya unos siete u ocho años.
Corabi anunció al nuevo batería y cuál fue mi sorpresa al saber que era nada menos que el bestial Deen Castronovo. Desde el inicio a cada rato sentía en las canciones alguna ligera variación rítmica, pero lo achaqué al directo. Con la presentación de Deen comprendí todo. Además, es un magnifico cantante, tomando el micrófono para cantar “Join Together” al finalizar “Last Time I Saw the Sun”.
Prepararon un pequeño set acústico y Corabi anunció que cantaría una pieza de su disco en solitario. No le sigo la carrera a John y no conocía “Set me Free”. Y es que desafortunadamente conocí a este músico cuando intentó sustituir a Vince Neil en Motley Crue y el resultado no me satisfizo. Esta noche sentí no haberle prestado más atención a su pasado.
Mucha alegría nos dio escucharlos tocar la versión del clásico de Rod Steward, “Maggie Mae” y cerraron este momento con “Let it Be” alumbrados solo con las linternas de los móviles de la audiencia a petición de Corabi.
La electricidad regresó en pleno con “Burn it Down” donde Castronovo demostró su fuerza una vez más, seguida de “All the Same” y “With You And I”. Aun sabiendo que la audiencia madrileña es corta a la hora de comprender en inglés, Mendoza habló poco, pero este fue uno de los momentos que lo hizo, cuando presentó a la banda.
Para cada músico escogieron un pedazo de un tema clásico, y en medio de la adrenalina no recuerdo a quien se le dedicó que, pero se escucharon momentos de “I Love Rock and Roll” de Joan Jetts y “Rock and Roll All Nite” de Kiss.
Pero esto no era para nada el final. El grupo siguió adelante con “Leave me Alone” y una versión muy alegre del clásico de The Rolling Stones, “Bitch”. No me parece para nada negativo que la banda haga versiones, al contrario, esto no la desmerece. Lo comentó porque ya en la parte final y luego de sonar “Song and a Prayer” y “Long Way to Go” volvieron a The Beatles con “Helter Skelter” la que para algunos es la primera canción de heavy metal de la historia.
La banda se marchó pero todos sabíamos que dan dos horas de concierto a puro sudor, así que regresaron para tocar la pieza más graciosa que tienen y todo un éxito, “México”. Cuando pensábamos que esto se acababa, decidieron cerrar con “Highway Star”, con las guitarras de Doug y Lowy haciendo las partes de teclados de manera intercalada y Aldrich haciendo los solos de Blackmore. Sin intentar imitar a Deep Purple, la banda toma esta pieza como un tributo más que como una versión.
Magnifico concierto, aunque The Dead Daisies habían estado aquí hace seis meses, mucha gente regresó porque sabía que habría sorpresas, y es que es así como va creciendo la legión de fans. Muchos años les deseo a la banda que trabaja durísimo para subir la inmensa escalera hacia el reconocimiento y el éxito. Dos horas y 23 canciones después, estábamos más que pagados. Y a ti te recomiendo si no los has visto que vayas antes que se tornen mainstream y los tickets cuesten cien euros.