Solo por ver a Megara este día valió
Nos comenta nuestro amigo Marcos Rubio, principal organizador del Leyendas, que siempre escribimos mucho y no le da tiempo a leérselo todo. Ahora para complacerlo trataremos de escribir lo menos posible. No sé yo, ¡eh!
Este año se celebran catorce ediciones del Leyendas del Rock, un festival que algunas publicaciones han catalogado como el más cañí de España, algo a lo que no le encuentro mucho sentido. Hubo menos venta de entradas y explicaré mis suposiciones durante esta crónica, pero lo que para la organización del evento puede haber sido un mal trago, para mí fue placentero pues estuvimos los que teníamos que estar, no hubo personal de relleno. El periódico de Villena informa que fueron 14 000 personas. El año pasado La Heavy de Mariskal ponía 15 000 almas en el lugar.
Los conciertos del miércoles, que hasta hace un par de años o tres eran gratuitos, ahora han ido aumentando de precio y este año eran de 7 euros más gastos. En taquilla creo que diez euros. Ver a ocho bandas por 10 euros es todo un lujo, aunque siempre hay los habituales caraduras que se quejan. Desde Made in Metal les dedicamos una cariñosa patada en el culo. Solo ver a Megara, la banda española más joven del cartel, ya vale más que eso. Nuestra posición es que se debería eliminar el día “gratis”, aunque tiene a favor que permite a muchas personas curiosas y vecinos de las zonas aledañas a cercarse a ver algo diferente.
En la parada del autobús lanzadera me encontré a dos hermanos ya de una edad madura, mientras uno le rezongaba al otro que no llegaría al concierto de Sabbath Judas Sabbath. Llegamos a tiempo. Está claro que Mark Rivera, líder de Helstar puede llegar al color de las gargantas de Dio y Halford con facilidad. Un set en el que alternaba una canción de Sabbath y una de Judas. La banda al completo con otro nombre y no tocaron piezas posteriores a 1984 (“Holy Diver”). Cerraron anunciando que al día siguiente estarían de nuevo como Helstar, y de ello hablaremos en su momento.
Megara dejaron el listón muy alto. No solo en cuanto a presencia escénica sino por lo rotundo de sus canciones y la puesta en escena, incluyendo una coreografía con un toque cyberpunk y cerró con parte de la imaginería de su videoclip, “Bienvenidos al Desastre”, y anunciaron lo que será su concierto más grande hasta la fecha, a inicios del próximo año.
En cuanto a Burning Witches, una agradable banda suiza de chicas, que tocaron un heavy metal tradicional. Estrenaban vocalista, Laura Guldemond, a quien le va muy bien el alias de “Maiden of Steel”, una de las composiciones de la banda. Repitieron “Holy Diver” de Dio.
José Andrea y Uróboros nos invitaba: “Bienvenidos al Medievo”. Comenzando con “Matar al Rey” y con su habitual alarde de garganta. Su interpretación vocal no fue perfecta, pero si visceral y cargada de sentimientos. Una sola intención a Mago de Oz con “El que quiera entender que entienda”, aunque José no necesita tocar nada de su banda madre para seguir adelante y esta tarde lo demostró.
Lo bueno que tienen Los Barones es que la sangre nueva le ha dado a los temas un toque más moderno y activo. Sherpa canta como si en vez de haber pasado cuarenta años hubieran pasado cuatro días, además le pone mucho más sentimiento y piezas como “Siempre Estás Alli” cobra mucho más sentido. Delante de mí bailaban dos mujeres imponentes, lo cual me permitía descansar la vista y alternar entre el escenario y ellas. Hermes Calabria va a cumplir setenta años y golpea la batería como si fuera mi hijo, dándole a la sección rítmica un empuje del cual también carecen los hermanos de Castro.
Un chico llevaba en hombros a una joven que intentaba enjugarse las lágrimas durante “Siempre Estás Allí”. Al otro día la vi en la barra del camping y le comenté que la había visto llorar y que yo también había llorado, aunque quizás por razones muy distintas. Lo que no supe decirle en aquel momento es que estando frente a frente, no habría en el mundo nadie que pensara que podíamos tener algo en común, y que sin embargo existía en ambos el sentimiento por la música. Fue un concierto maravilloso. A las bellas féminas delante de mi si les di las gracias por lo bien que me había hecho sentir su sensualidad.
Medina Azahara es otra banda imbatible y fue cuando me di cuenta que de las ocho bandas seis eran españolas. Buena jugada por parte de la organización que así muestra ante curiosos lo saludable que está el panorama en cuando a creatividad musical, que no a resultados positivos. Cuarenta años llevan los Medina expresando sus “Palabras de Libertad” y aunque “Todo tiene su fin”, cuando oyes cantar a Manuel Martínez piensas que esa voz será así eternamente. Y si lo acompaña el desmadre guitarrero de Paco Ventura y el resto de los músicos, larga vida a esta banda.
Sin embargo creo que el concierto de Los Mojinos Escozios fue un poco aburrido por los excesivos parlamentos de El Sevilla, aunque hay quien piensa que los monólogos son el fuerte de la banda teniendo en cuenta que su repertorio esta trillado. Pues no, igualmente trillado está el repertorio de las otras diez mil bandas de rock y metal y no lo critican los mismos que se lo reprochan a los Mojinos. Al ir cerrando con “No vale paná” me di cuenta que era el grupo que más publico había congregado esa noche.
“Quizás porque estaban esperando a Obus”, diría alguien. ¡Pues no! Si bien todos conocen a Fortu, ya sea por rockero, ya sea por estrella de reality shows, el caso es que sin esa banda tan precisa y rotunda, esto no tendría el empuje que tiene. Rescataron “Esta ronda la paga Obús” que hacía algún tiempo no se escuchaba, y el resto fue cayendo una tras otra. La banda no se da respiro y Fortu habla poco aunque si hubo un momento de coros y de dirigir los gritos del público, pero el 90 por ciento del evento fue pura música. A las 2:30 a.m. nos retirábamos, con carga para jueves, segundo día del festival.
Como es costumbre de la casa, presentamos una muestra de la flora y fauna que conocimos en el festival. Lo que pasó el jueves lo puedes leer aquí.
¿Será el hermano menor de Devin Townsend? |