Primera Jornada
Viernes 6 de marzo 2020
Casa de Cultura de Burlada
La noche del 6 de marzo sería para recordar, una noche de viernes en la que las noticias sobre el coronavirus estaban en boca de todos pero nadie podía augurar las consecuencias de algo que sonaba todavía lejano. Esa noche las dos grandes promesas del blues rock, Jared James Nichols y Laura Cox tocarían en el mismo escenario y les acompañarían Wolf Jaw.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer el festival tomaría el nombre de “Nosotras / Gu Emakumeok”, sería la cuarta edición en este sentido, y estos pesos pesados de la guitarra eléctrica se encargarían de abrir el primer día. Al día siguiente serían los Tahures Zurdos de Aurora Beltrán los protagonistas de la velada.
Originalmente bautizados como The Bad Flowers, los ingleses Wolf Jaw darían el pistoletazo de salida a un festival cargado de rock y blues, guitarras y decibelios de sobra. La banda nacida en las Midlands de Reino Unido comenzaría con un sonido atronador a pesar de ser un power trío. El octavador de la guitarra de Tom Leighton y el bajo distorsionado de Dale Tonks llenarían la Casa de Cultura de Burlada de acordes y solos como si de una banda más numerosa se tratara.
Sonarían temas de 'Starting Gun' pero sobre todo de su último trabajo, 'The Heart Won’t Listen'. Las reminiscencias del blues añejo están presente en la propuesta de esta banda del “Black Country”, una propuesta que recuerda a esa evasión que bandas como The Black Keys pretenden hacer para sonar de forma diferente y, en este caso, de manera contundente. Prueba de ello fue su interpretación de “Hear Me”, single de su último trabajo, que representa la esencia del grupo más cercano al rock duro de Birmingham que al blues pantanoso de Luisiana.
Lograron convencer y animar a la audiencia desde el primer momento, a la vez que cumplir con el respetable para abrir boca, en su set de poco más de media hora, antes del primer plato fuerte de la noche, Laura Cox.
La intro de Rob Zombie al son de “Mars needs women” sería la señal de que era el turno de los de Francia. Después de haber presentado en directo su último disco, 'Burning Bright', en París a finales del año pasado, quedaba hacerlo rodar por el resto del mundo y era hora de volver a Pamplona (o cerca de ella) una vez más. Esta vez Laura nos daría un “Hard Blues Shot” con la nueva compañía de Marine al bajo. Una sorpresa para la gran mayoría de los que asistimos.
Aunque la base de su música bebe del blues, el resultado sobre el escenario se torna en hard blues y hard rock, al mismísimo estilo de los australianos AC/DC del que la parisina es una gran fan, de ahí su The Australian Way. Se nota sobre todo porque su música, al igual que la de los de Angus Young, gana sobre las tablas.
Comenzarían recordándonos su primer disco con temas como “If You Wanna Get Loud” y nos embarcaríamos de lleno en 'Burning Bright' con canciones más pausadas como “Last Breakdown” o “Looking Upside Down”, para retomar sus inicios con “Barefoot in the Countryside” dobro en mano. Corte en el que pudimos comprobar que la elección de la nueva bajista tiene un plus y ese no es otro que el apoyo en las voces, algo que se echaba en falta.
De los sonidos country volveríamos a las sonoridades más heavy rock de su nuevo trabajo con “Fire Fire”, su single “Bad Luck Blues, con un sonido ochentero vibrante a la vez que pesado y con As I Am en el que Mathieu sirve de refuerzo imprescindible a las cuerdas y siempre levantando el ánimo del público pidiendo palmas.
Como un nuevo relevo de Joan Jett, la francesa también supo atraer a un nutrido número de chicas a la sala, que merecía haberse llenado algo más, para constatar que el blues y el rock no es solo cosa de ellos. Tras las ovaciones previas a los bises, rematarían con el corte que da título a su primer trabajo y con su último single, “Freaking Out Loud”. Una canción que sonó más fresca que en la grabación vino a demostrar que los estilos añejos se pueden renovar al pasar, no solo el relevo generacional, sino al dejar que ellas también den la nota porque no tienen nada que envidiar al género masculino en lo que a artísticamente se refiere.
Jared James Nichols también es un asiduo a estos lares y se ha hecho con un gran número de seguidores por tierras vascas, no solo aficionados a las seis cuerdas sino a los directos llenos de energía. Una energía como la que se desprende cuando el de Wisconsin salta al escenario. Y es que se hace recíproca porque el público, como en el caso de Burlada, pasa a formar parte del show. La última vez que algunos lo pudimos ver fue abriendo para Glenn Hughes, desde entonces no ha parado. En esta ocasión descargaría, mayormente, temas de su disco de 2018, 'Black Magic' sin olvidar Old Glory and the Wild Revival e, incluso deleitándose con alguna versión.
Last Chance, Don’t be Scared y The End of Time serían las elegidas para dar un comienzo atronador en el que el público navarro se mostraría entregado, para frenar ligeramente con Threw me to the Wolves. Retomaría 'Black Magic' de la mano de “Honey Forgive Me” y, con “Can You Feel it”, se metería al público en el bolsillo haciéndolo cantar y yendo de un lado a otro del escenario aporreando su Gibson, especialmente construida para él.
Llegaríamos al ecuador de un concierto lleno de gente animada y sin parar de bailar y beber, gracias a la barra que se instaló en la casa de cultura, algo más que necesario en un evento de estas características, con “Now or Never” a modo de acústico, en la que su técnica de fingerpicking suena realmente delicada.
Del sonido crudo del blues de Mississippi, nos llevaría al más pesado con una versión de los buenos tiempos de los Black Sabbath originales, interpretando “N.I.B”. y, nuevamente, sin hacer decaer al respetable. El slide se movería a ritmo frenético por el mástil de Jared en “The Gun”, en la que el bajo de Baron Fox y la batería de Dennis Holm servirían de acompañamiento imprescindible en un tema con el que juega con la improvisación constantemente.
“Hardwired To Love You”, “Nails In My Coffin” y “Playing For Keeps” servirían para cerrar su set que no cesó de ser fotografiado y grabado con los móviles de un gentío que estaba encantado con el ambiente creado por un artista entregado a su audiencia. Sería entonces cuando Jared invitaría a Laura Cox y, a ritmo del mítico “Foxy Lady” de Jimmi Hendrix, se embarcarían en una breve jam que sonaría a duelo de guitarras. Un duelo en el que no habría ganador porque el arte no es ninguna competición, sino una forma de expresión, un hecho que muchos suelen olvidar.
Se notó una gran compenetración y afinidad entre ambos músicos que cantaron sendas estrofas de un tema que Laura suele interpretar normalmente en directo, y que para el de Wisconsin es más que familiar.
Concluiría con un clásico del blues rock y Jared y los suyos, al igual que harían las bandas anteriores, compartirían unos momentos con los asistentes sacándose fotos y charlando en la zona del merchandishing, dando un ejemplo de cordialidad y humildad que muchos artistas han olvidado ya. Y es que si algo caracterizaría a todos los músicos que participaron en este evento, no fue otro que la llaneza y la naturalidad para con el resto de público y técnicos. Técnicos que hicieron sonar lo mejor posible la casa de cultura ambientando con unas luces de escena de lo más apropiadas. Algo que se repetiría al día siguiente con Aurora Beltrán y daría más razones que nunca para que este festival, cuidadosamente organizado, se vuelva a repetir un año más.