Magic City Casino, Miami
29 de Enero de 2022.
Fotos: Isaac Rodríguez (Entertainment Images).
En los últimos tiempos se ha hecho habitual que Facebook nos mantenga informados constantemente en materia de conciertos y presentaciones de todo tipo. Por ello desde hacía meses sabíamos del paso por South Florida de dos agrupaciones veteranas del classic rock generado en USA, ambas muy ligadas al esplendor creativo que marcó buena parte de los años ’70 aunque estilísticamente diferentes: Los archiconocidos KANSAS y THE MARSHALL TUCKER BAND (TMTB), una de las agrupaciones pioneras del southern rock, la cual siempre me pareció más cerca de los sonidos campestres que el resto de sus colegas.
La cita era, de nuevo, en el Magic City Casino, una instalación ubicada en el gigantesco Noroeste (NW) de Miami y relativamente cerca del aeropuerto internacional, por lo que como en ocasiones anteriores, tendríamos una cantidad apreciable de aviones descendiendo por sobre nuestras cabezas, algo que siempre me ha llamado (poderosamente) la atención…
Mis primeros recuerdos en torno a TMTB se remontan a los últimos meses de 1979 e inicios de 1980, cuando por la radio extranjera de Onda Media (MW) y Onda Corta (SW) escuché yo su música, fundamentalmente los temas “Can't You See” y “Heard It In A Love Song”, que han sido de sus éxitos más notables. Y siempre recuerdo que al copiar su nombre en aquellas libretas de música (mis amigos saben lo que digo…) ¡no sabía hacerlo! Entre la recepción sonora de no muy buena calidad (con ruidos e interferencias de todo tipo) y mi inglés incipiente, lo escribía más o menos como lo escuchaba. Ya después en los ‘80s con nuestro descubrimiento de la FM norteamericana, era habitual escuchar otros temas en emisoras de rock clásico e incluso de música country (que regularmente se captaban bien), algo que me llamó siempre la atención pues los diferenciaba de otras leyendas del rock sureño como THE ALLMAN BROTHERS BAND y LYNYRD SKYNYRD, en tanto leía algo de ellos en alguna que otra revista y enciclopedia que pasara por nuestras manos, detalles que marcaron a nuestra generación inmersa en el subdesarrollo…
Había llovido el día antes con la llegada de un potente frente frío que pronosticaba temperaturas muy bajas, así que todo el sábado tuvimos un viento fuerte del Norte y una sensación térmica que nos hacía sentir más frío. Llegamos al lugar unos pocos minutos después de las 7 pm (hora del comienzo) y ya se escuchaba la música en el gigantesco parqueo atestado de autos, en tanto comprábamos los boletos y entrábamos al lugar, igualmente con mucha gente de todos tipos y colores…
Inmersos actualmente en una Gira por su aniversario 50 (de Enero a Abril, con 35 conciertos pactados hasta el momento en 24 Estados de la Unión, compartiendo escenarios con veteranos ilustres como
Dave Mason,
THE OUTLAWS,
FIREFALL,
Bertie Higgins,
ALABAMA,
KENTUCKY HEADHUNTERS y los ya mencionados
KANSAS),
TMTB han tenido una larga trayectoria marcada por continuos cambios de alineación, la muerte de algunos músicos importantes y una extensa discografía (más de veinte discos) de la cual conozco solo algunos títulos y que me he dado el gusto de revisar en estos días, donde puedes encontrar un híbrido de southern rock, country, blues, folk y cierta aproximación al jazz en sus habituales jams, donde la improvisación y los solos han estado siempre presentes.
De la formación original queda solo el vocalista Doug Gray, quien a sus 74 años tiene un rol musical prácticamente secundario (así lo veo yo) aunque sea el dueño del nombre de la banda. Cantando algunos temas y tocando la pandereta, le ha cedido el protagonismo al guitarrista (y también vocalista) Chris Hicks, un músico que pasó por los OUTLAWS además de tener discos en solitario y que sin dudas aporta aquí el ímpetu de una lead guitar que este tipo de bandas siempre ha tenido.
Viejos clásicos como “Take The Highway”, “Running Like The Wind” y “Heard It In A Love Song” estuvieron en el set, tocados con sobriedad y sin muchos sobresaltos, donde destacaría además a Marcus James Henderson (piano, saxo, flauta y voces), también asumiendo parte de los solos dentro del sonido colectivo, completado por
Rick Willis (guitarra, voces), el bajista
Ryan Ware y el batería
B.B. Borden. Otra de mis favoritas, “Ramblin'” (de su primer disco, cantada a dúo entre Doug y Chris), fue de los puntos más calientes del show con esa esencia blues rock guitarrera, como del mismo modo “Dog Eat Dog World” (pertenece a la obra de Hicks en solitario), con las guitarras en una cuerda más cercana al hard blues…
Para el cierre, la bella “Can't You See” (indudablemente su himno más recordado y también de su primer álbum, editado en 1973), coreada por la audiencia y quizás un poco extensa, pero así funcionan las cosas cuando una canción ha trascendido el paso del tiempo y la gente quiere escucharla y cantarla una y otra vez…
Aproximadamente cincuenta minutos de concierto representaron, para mí, otra experiencia muy placentera ante THE MARSHALL TUCKER BAND, una banda que ni remotamente imaginé iba a ver algún día. Pero así es la vida, pensé, mientras el frío arreciaba y lo mejor de la noche estaba aún por venir…
Una vez que finalizara su presentación THE MARSHALL TUCKER BAND, una parte de los presentes comenzó a moverse: En busca de cerveza, para saludarse, hacerse fotos o lo que quisieran, mientras se escuchaba música (generalmente instrumental) y en escena el staff técnico ultimaba detalles, en tanto seguían descendiendo aviones sobre nosotros y el olor de la marihuana (que ya había aparecido mientras TMTB tocaba “Can't You See”) se esparcía por doquier…
Había bastante gente, a pesar del frío esa noche: Público generalmente adulto y mayoritariamente gringo, según pude ver (era evidente que así fuera), incluyendo personas limitadas físicamente (en silla de ruedas, una señora ciega con su bastón y acompañante, etc), algo que solo he visto aquí en conciertos de rock'n'roll, aunque quizás algunos con más tiempo acá opinen diferente. Justo a las 8.30 pm las luces mostraron una tenue tonalidad azul, preámbulo ideal para darle la bienvenida a una de las agrupaciones más grandes que han existido en toda la historia del Planeta Rock (es solo mi criterio…), mientras yo no me creía que… ¡estaba viendo en directo a KANSAS!
Durante los días previos y a pesar de mi escaso tiempo, estuve buscando información reciente de la banda, incluyendo el repertorio que han estado haciendo en conciertos, anteriormente postergados por el COVID-19 desde el 2020, cuando su extensa gira de promoción por el aniversario 40 del álbum
‘Point Of Know Return’ (iniciada a fines de 2018 y durante todo 2019) no pudo ser terminada. De aquellas presentaciones, editaron el pasado año
‘Point Of Know Return: Live And Beyond’, alimentando el mito y con fechas en USA para fines de 2021 e inicios de 2022, además de una próxima gira europea. Y lo mismo han estado haciendo conciertos tocando ese disco completo, que intercalando otras piezas de su amplia discografía, por lo que pensaba yo si habría espacio para algún tema de su más reciente álbum (muy bueno)
‘The Absence Of Presence’, editado en el 2020. Algo me decía que vería yo alguna sorpresa esa noche…
El clásico “Point Of Know Return” abrió la fiesta y era sin dudas, un manjar apetitoso! Manteniendo el fomato de sexteto y con el baterista Phil Ehart y el guitarra Rich Williams (ambos a punto de cumplir 72 años) como únicos miembros de aquella etapa gloriosa, tienen en el bajista y vocalista Billy Greer (desde 1985 en la banda y ya con 70 años, aunque no lo parezca) a un músico que interactúa con la audiencia, canta y hace segundas voces, aunque no sea el clásico frontman. El violín está a cargo (otra vez) de David Ragsdale, quien había estado durante los ‘90s en el grupo y retornó en 2006 tras el retiro de Robby Steinhardt (recordar que murió el pasado año), y que es indudablemente un músico todo terreno que toca además la guitarra. Completan la nómina el tecladista Tom Brislin (supe de él junto a YES en aquellas giras posteriores al CD ‘Magnification’, aunque pasó por la banda de MEAT LOAF, estuvo en recientes lineups de CAMEL y RENAISSANCE, además de trabajos para Dennis DeYoung, Deborah Harry y proyectos en solitario), llegado a fines de 2018 y Ronnie Platt como voz líder, piano y teclados, ya con 8 años en el grupo, aunque todos sigamos recordando al gran Steve Walsh…
No esperaba que tocaran “What's On My Mind” y “Two Cents Worth”, ambas de aquellos primeros años y con Platt alternando teclas y micro delante del stage, mientras Ragsdale hacía emotivos solos en la guitarra y el violín, respectivamente, y yo no le perdía ni pie ni pisada a Brislin, que no paraba de tocar, hacer algunos coros y moverse como un poseso. ¡Es sensacional el tipo! A lo largo del show lo vi tocar incluso como si el teclado fuera un instrumento de percusión, lo cual le otorga a los temas cierto aire diferente.
Par de piezas memorables, concebidas en la cuerda de esas suites tan habituales en el prog rock, vinieron a continuación y cualquier cosa que escriba ahora, está de más: “Icarus - Borne On Wings Of Steel” y “Song For America”, siguen demostrando, tras casi cinco décadas de ser creadas, que la buena música no entiende de modas, ni arribismos de ocasión. Es eterna, o al menos así pienso yo…
Escuchar en vivo esa belleza llamada “The Wall” (uno de mis temas favoritos de toda su obra), hizo que una mezcla de sensaciones y nostalgias de tiempos pasados afloraran de repente, recordando a tantos amigos en Cuba que de seguro estuvieran disfrutando (como yo) a tope con esta presentación, seguida por un segmento diferente con una tónica medio unplugged (voz, violín, guitarra acústica, bajo y piano) sin la presencia de Ehart, donde escucharía con mucho deleite “People Of The South Wind” y “Hold On”, piezas consideradas “menores” por fans radicales y puristas pero que a mí siempre me han gustado por lo hermosas que son, provocando de nuevo que me pusiera, extasiado, a cantar los estribillos y tararear sus melodías…
Era evidente que ahora llegaba “Dust In The Wind” y confieso que, aunque estoy un poco saturado de ella (son tantas veces…), la disfruté pues esta vez era en directo, terminando este set semi-acústico donde Platt lo hizo muy bien y el trabajo vocal (junto a Green, Ragsdale y Brislin) estuvo a gran altura, como era de esperar.
Ya con Ehart de regreso (muy sólido y competente, como siempre), regresaron al sonido eléctrico con “Cold Grey Morning” y “Sparks Of The Tempest”, par de temas no tan mencionados cuando se piensa en KANSAS y volvieron a sorprenderme con “Fight Fire With Fire” (¡hacía tanto que no la escuchaba!), de lo más mainstream y menos complicado que hayan grabado en más de cuatro décadas, lo cual agradecí y mucho, subiendo aún más el listón para el final con otro par de clásicos de su era dorada, “Paradox” y “Miracles Out Of Nowhere” (con Williams muy centrado en su guitarra), aunque todos sabíamos que faltaba una joya por ser escuchada…
“Carry On Wayward Son” cerró con broche de oro los aproximadamente 80 minutos que duró esta presentación de KANSAS, una de mis bandas favoritas de toda la vida, durante una noche gélida con mínimas de 45 Fahrenheit (unos 7 Celsius). Siempre soñé desde muy joven, con verlos en vivo (como a tantos otros), y de nuevo, tengo que decirles que otro sueño se ha hecho realidad. Larga vida a su música y espero que esta experiencia… vuelva a repetirse en el futuro!.