Crónica de la primera jornada del festival Koba Live Abadiño, viernes 21 de junio.
Había muchas ganas de visitar por tercer año consecutivo el acogedor municipio vizcaíno de Abadiño, para la tercera edición del Koba-Live, una vez más organizado por la asociación Sugaar Musika Elkartea. Un festival que hemos visto nacer, crecer y desarrollarse de forma bastante precoz en estas tres ediciones. Las dos primeras fueron de solo un día y gratuitas, en la segunda ya contaron con una banda internacional en el cartel y esta vez, pues son dos jornadas con 10 bandas en total, cuatro de las cuales son internacionales y pagando entradas.
Desde que se anunció el cartel hubo varias ofertas en los precios de las entradas y bonos para ambos días. También hubo mucha información en redes sociales y se implementaron varias estrategias de promoción del festival.
Ni la amenazante lluvia ni la coincidencia con otros festivales de renombre hizo mella en los Kobazales, que conociendo el buen ambiente que se respira en este festival, no dejaron de acudir a esta tercera edición. Siendo el viernes un día laborable, la primera banda no comenzaba a tocar hasta las 20:00 horas. Las puertas se abrieron una hora y media antes para facilitar el acceso.
El recinto estaba organizado más o menos como en ediciones anteriores. Como novedad una zona con 3 food trucks, cuyos precios me parecieron un poco caros. Se implementó una pulsera cashless para cargar dinero con la que se podía pagar en toda la zona del festival. Las barras con bebidas bien aprovisionadas y donde fue muy fácil y rápido pillar refrigerios. Supongo que la falta de sol y de calor conspiro contra el consumo de bebidas.
Diez minutos antes de la hora anunciada salían a escena los heavy-rockeros Ad Eternum. La banda salió con muchas ganas, pero le costó que el público se metiera en harina, supongo que por la hora y el ambiente plomizo que reinaba en un arranque que supieron solventar sobre todo con la entrega del vocalista Patxa que no paro de animar y no dudo en recorrer el recinto micro en mano mientras sus compañeros se encargaban de las partes instrumentales. Con Bobby el bajista que no paro de agitar melena.
En los 50 minutos de actuación visitaron sus tres discos publicados. Piezas como “Armagedon”, “Caballero Inmortal”, “Dogma” o “Chica Mala” para la que Patxa buscó la complicidad de las féminas presentes. Por supuesto, que despacharon otro de sus temas más conocidos: “Guardian entre las Sombras”. Patxa hasta repartió tragos de Jack Daniel, botella en mano a las primeras filas mientras tocaban “Jolly Roger”. La recta final con “Sigo Aquí” y “Rivel”, para la que lanzaron varios globos gigantes al público que se entretuvo golpeándolo de un lado a otro mientras terminaban su actuación.
Tras la pausa de hidratación tocaba ver a los gallegos, Dark Embrace, una de las bandas que me apetecía ver por qué nunca les había visto en vivo. Salieron a escena como un cuarteto, cantante, batería y dos guitarras. Es decir, sin bajista. Liderados por el cantante, Óscar Rilo, los Dark Embrace atacaron fueron contundentes desde el inicio con piezas como: “Personal Hell” (de su nuevo LP Dark Heavy Metal), “Never Seen The Sun” o la también “nueva”, “Life And Legacy”.
Un perfecto tándem guitarrero y una ampulosa batería que atronó en la poderosa “Let The Blind To See”, que fueron precedidas por otras dos de las nuevas “Life & Legacy” y la épica “Metal Is Religion” con ese organillo inicial que da paso a uno de sus temas más completos. Las cosas se ponían serias con “Metal Head Till I Die”, el corte que cerraba su segundo disco, The Call of the Wolves de 2017. Momento que aprovecharon ambos guitarristas para bajar del escenario y mezclarse con el público que formó una suerte de circle pit a su alrededor.
No éramos conscientes, pero el final estaba muy cerca. Cerraron su actuación con la pieza título de su más reciente trabajo “Dark Heavy Metal”, que termino de volver loco al personal, a esas horas ya totalmente entregado.
Tocaron poco, juraría que no llegó a 40 minutos. Hace ya varios años no tienen bajista, han decidido tirar así. Después del concierto tuve oportunidad de hablar con el vocalista Óscar Rilo y me dijo que había pistas de bajo disparadas, pero yo la verdad no las escuche. Me pareció que les faltaba algo a su sonido. Aun así dieron un buen concierto, que nos dejó con ganas de más.
Se acercaba el momento de ver en acción después de 13 años a lo Metalium, que tras el fallecimiento de su fundador, Lars Ratz en un accidente de ultraligero en Mallorca en 2011. La banda eligió el Koba para reaparecer con una alineación renovada, donde están los miembros originales Henning Base (voz) y Mathias Lange (guitarra), se completa con el portugués Bruno Nunes (guitarra) y los brasileños, Fabio Carlito (bajo) y Marcus Dotta (batería).
Una banda que gozo de reconocimiento en su momento, es decir, inicios de los 2000, aunque sin llegar a las cotas de popularidad que llegarían otros coetáneos. A la hora de su concierto fue el momento de más asistencia de este primer día de festival. Mucha gente se acercó a verles expresamente a ellos. No todos los días tienes la oportunidad de ver una banda volver tras años de parón. Allí estábamos con expectación esperando su concierto.
Sonaba una intro y salían a escena y soltaron uno de los clásicos de su disco debut, nada menos que “Fight”, un aplaudido inicio que continuo con piezas como “Dream Of Doom”, “Break The Spell” o “Metalium”, una auténtica gozada para sus seguidores. A la banda se le nota que están algo faltos de rodaje, pero se entiende, siendo este su primer bolo de este retorno que esperamos sea bien recibido.
No pensé que se atreverían con “Steel Avenger”, un tema superexigente para la voz de Henning Base, en el que claramente echaron mano de pistas vocales grabadas, que doblaban la voz de Base, que hizo lo que pudo. También usaron los coros grabados, que se notaron mucho, por lo mal que hacían mímica, juraría que eran los mismos coros de para la grabación de hace 24 años. Visitaron su LP debut con “Revelation” y “Metalians”, un par de temas ya con 25 años. Mathias presentó la banda en un ameno parlamento, para dar paso a “Odin Spell”, que atronó en la noche de Abadiño. Teclados disparados y un Henning bastante más cómodo vocalmente, con punteos de Mathias.
Se tomaban su tiempo entre tema y tema, prosiguiendo con “Years Of Darion” y “Eye Of The Storm”, técnicamente impecables. Me gustó como le pegaba el batería que llegó a tocar con el desaparecido Warrel Dane. Seguían desgranando temas de su discografía como: “Pain Crawls In The Nght”, “Rasputin” o “Cyber Horizon”que sonó muy digna.
El momento emotivo de su presentación llegaba con “Never Surrender”, un tema que grabaron en 2021 y que es un tributo a su fallecido compañero, Lars Ratz. Una sentida interpretación que fue de las más aplaudidas de la noche. Tras lo cual la banda se retiraba del escenario dejando solo al baterista, Marcus Dotta que nos ofreció un solo de batería que desemboco en su versión del “Smoke On The Water” de Deep Purple, que ya incluian en su LP debut de 1999. Para cerrar su presentación escogieron “Free Forever”. Dieron un buen concierto, aunque tendrán que engrasar más la maquinaria porque se notó la falta de rodaje.
La gran sorpresa del festival, al menos para mí y para muchos de mis amigos y compañeros, fue la presentación de los finlandeses, Bloodread Hourglass. No es que dudácemos de su carrera de 6 álbumes, es que apenas les conocíamos de unos videos de YouTube. Su carta de presentación por estas tierras no ha podido ser mejor. Ofrecieron un señor bolazo, con su combinación de Melodic Death Metal/Metalcore, con buena técnica y grandes melodías.
El sonidazo que consiguieron fue bestial, aunque les costó tres canciones alcanzarlo. Fue una presentación muy redonda en todos los aspectos, bueno, por poner una pega, las luces y el humo fueron jodidos para pillar algo en las tres canciones de las que dispusimos. Son un sexteto, voz, bajo, batería y tres guitarras. Con muchos samples y backing tracks que enriquecen su particular mezcla, donde sobresalen el buen gusto por las melodías nórdicas.
El vocalista Jarkko Koukonen presento algunos temas, pero lo justo, se dedicaron a machacarnos entre brumas con su metal moderno, que dejo con la boca abierta a más de uno, que pese a no gustarles estos sonidos, no les quedo otro remedio que rendirse ante semejante muestra de poderío. Como no conozco su discografía me limito a poner una foto del setlist que tocaron esa noche.
Una hora y media de concierto y reitero el sonido tan definido del que dispusieron, que sin duda fue el mejor de esta jornada. Eso influye mucho y vaya si convencieron. Una primera visita que ha sido todo un puñetazo en la cara, metal contundente y contemporáneo. Un perfecto cierre para una primera jornada del Koba- Live, nos marchamos cansados y con algo de frio pero felices por lo vivido.