Aunque el festival comenzaba el viernes 17, el jueves al amanecer me encaminé hacia Avenida de las Américas, para tomar la guagua que me iba a llevar a Bilbao desde donde salía el autobús que me llevaría al Hell Fest. Llegué a Bilbao sobre las dos de la tarde, y allí me encontré con Juan Raúl, quien me invitó a almorzar, después estuvimos conversando un rato en su casa, y sobre las nueve de la noche nos encaminamos a la terminal de autobuses para buscar el transporte que me llevaría al festival. A las 10:00, ya estaba allí la guagua y Arthur, el organizador del viaje. Aunque me iba solo, en ningún momento me sentí me sentí triste, desde que llegamos a la estación, algunos se acercaron a saludar a Juan Raúl, preguntándole por qué no iba. Todas esas personas me aceptaron como amigo, y siendo todos amantes del metal, existía entre nosotros una cierta amistad o, como se diría de manera artística, unidos por una sola idea. Pasamos por el aeropuerto a recoger a unos muchachos que venían de Canarias, y de ahí seguimos viaje durante toda la madrugada. Cerca de las nueve de la mañana ya estábamos en Clisson buscando el lugar exacto para llegar a donde se iba a celebrar este macro festival.
Viernes 17
Llegamos al lugar una media hora antes de que abrieran las puertas. La mujer policía que estaba en la misma, no conocía otro idioma que el francés, y los que estábamos en la guagua, ninguno sabía expresarse en ese idioma, de forma tal que nos entendiéramos con claridad. Junto a un grupo de jóvenes y con el objetivo de tenerlos siempre cerca, acampé fuera de la zona oficial. Y ahí me dirigí a la tienda negra donde encontraría mi acreditación. Fue la primera vez en mi vida, que la acreditación estuvo correcta, y el trato fue muy cortés.
Acercándome al Mainstage 2, comenzaban los chicos de Suicide Silence. Si Gollum existiera en la vida real, de seguro que estuviera en una banda de metal. Esa fue la idea que me transmitió el vocalista de Suicide Silence, Mitch Lucker, con su tez pálida, con su delgadez, con sus tatuajes, y con la impresionante forma que tiene de alternar la voz gutural la voz aguda. Eran las 11 de la mañana, y este grupo ya había puesto al público muy caliente, el mosh pit estaba violento, y muchos cuerpos comenzaban a volar en dirección al escenario. Al final entendí con este grupo lo que es el concepto de deathcore: combinación de partes rítmicas con guitarreos de precisión quirúrgica, y todo lo demás que le pone Suicide Silence. Smeagol de seguro estaría en una banda de otro tipo, esta era la banda de Gollum.
Y ahí me fui rápidamente a la Rock Hard Tent, acordándome de Ariel Vasallo, que no me perdonaría si me perdía a Malevolent Creation. Efectivamente, otras de las bandas fundadoras del death metal de La Florida, a pesar de que sus inicios fueron en New York. En esta mañana podríamos ver a su vocalista fundador Brett Hoffman, y entre el resto de los músicos, venía también la sección rítmica que grabó su disco debut, The Ten Comandment. El grupo sonó muy compacto y confiado, pero pienso que lo temprano de la hora malogró un poco su actuación.
El día estaba malo, desde el punto de vista climático. Comenzaba a caer algunas gotas, y decidí acercarme a mi tienda para buscar un chubasquero. Los acontecimientos ocurridos durante el resto del día me demostraron que fue una decisión acertada. Al regreso me encaminé hacia el Mainstage 2 para ver a Dagoba, ya que sus grabaciones me llaman mucho la atención por las complicaciones técnicas que en ellas se aprecian. Efectivamente, el hecho de que Dagoba son franceses, no fue la causa del gran apoyo del público, o quizás no fue la única causa. La banda se presentó con mucha confianza en sí mismos, con su metal de tendencia industrial, y su vocalista alternando también la vocalización clara y la rasposa. La actuación fue soberanamente impactante, y el público reaccionó con una fuerza imponente. Otra banda más a tener en cuenta.
Terminando su actuación, pase al Mainstage 1 a ver a Alter Bridge, una recomendación de mi amigo Porra. Si bien la actuación de este grupo fue mucho más tranquila, ya que la música era la más suave que hasta el momento se había escuchado, el grupo brindó un concierto de respeto. La voz de Myles Kennedy es bastante parecida a la de Chris Cornell. Interpretaron muchos temas incluidos en su DVD Live from Armsterdam, lo que me facilitó el ritmo de actuación.
La lluvia apretaba, y como eran las 2:30 de la tarde, decidí ir a buscar algo de comer y zampármelo con tranquilidad en mi casa de campaña. No sé si fue una elección buena o mala, lo que si se que al terminar de comer me entró sueño y me recosté de unos cinco minutos mientras aflojaba la lluvia. Un duende francés se aprovechó de mi sueño y me detuvo el reloj, de forma tal que, donde yo pensé que me había dormido media hora resultó haber sido hora y media. Salí corriendo hasta la Terrorizer Tent para ver a uno de mis músicos favoritos, Scott Ian, con The Damned Thing... pero llegué tarde. Había una imponente multitud, y por mucho que intenté acercarme, quedé en una esquina del escenario, donde las bocinas me tapaban el hipotético puesto de Scott. Desde sus días en Anthrax, y luego en S.O.D, y otros proyectos donde ha trabajado, como el disco de Pearl, he seguido su trayectoria. Considero injusto que un músico que haya sido un pilar importante dentro de un grupo trascendental para la música, como lo fue Anthrax, estuviera tocando hoy, a esta hora, y en este lugar. Mientras intentaban acercarme más, terminó su actuación y me quedé sin fotografiar a Scott Ian, y ni siquiera logré verlo sobre el escenario.
Estaba tan confundido con la hora, que pensé que era otro grupo el que estaba viendo, y me posicioné para ver a los próximos en tocar, pensando que eran The Damned Thing, pero no; la realidad se puso frente a mis ojos cuando vi que los que se preparaban para tocar eran los stoner de Eyehategod. Y hubiera quedado más tiempo de no ser por los continuos problemas de sonido, y la posición de su vocalista que parecía tener cierta sobredosis etílica, por lo que decidí regresar al Mainstage 1, acordándome de mi amigo Alain Acuña, para ver a los legendarios The Cult.
Sonic Temple, con Bill Duffy en la portada, y Ceremony, son dos de mis discos favoritos de todos los tiempos, así que no podía perdermelos para apreciar mi mismo el hecho de que Ian Astbury se mantienen plena forma. Es un grupo que le hace honor a su nombre, ya que es, indiscutiblemente, un grupo de culto. Con miles de personas disfrutando su actuación, se mostraron impecables.
No tenía intenciones de ver a The Exploited, un grupo punk, entre tantos otros que iban a tocar, no me llamaba especialmente la atención, sin embargo cuando pusieron el telón de fondo recordé ese impresionante disco que es el Beat the Bastards, y decidí quedarme frente al Mainstage 2. Con la salida al escenario de Wattie Buchan, cresta roja incendiaria, y los primeros acordes de las guitarras de Matt McGuire, la mente se me aclaró por completo y recordé aquel disco que tanto me impresionó, y que había grabado este grupo tan enérgico. Han pasado 15 años y la potencia sigue siendo la misma.
La elección se me hacía difícil, por una parte comenzaba a tocar Down en el Mainstage 1, mientras Vader lo hacía en el Rock Hard Tent. Lo único que desajustaba la balanza a favor de uno de los dos grupos era la presencia de Phil Anselmo. ¿Quién no quiso ver a Pantera en sus momentos de gloria? Y ya que no podemos verlos más, al menos me quedé para poder ver a su vocalista. Aun así, suenan tan fuertes, tan imponentes, tan importantes; que su música te atrae como el candil a los insectos. No les negaré que, por primera vez en este día, mis ojos se llenaron de lágrimas. Por una pequeña parte, por haberme perdido a Pantera y a tantas otras bandas con las que incluso soñaba, y por la otra, grande, por todos aquellos, mis amigos que debían estar aquí y sin embargo están allá. Después escuché opiniones entre los asistentes, algunos de los cuales decían que Anselmo estaba borracho, y otros que había hablado demasiado. Yo le puedo decir que, aún así, el concierto fue magistral, y Anselmo es un frontman por excelencia, muy enérgico y mucho más delgado que en momentos anteriores. Horas después lo vi escondido entre el público, con una sudadera negra y su gorro casi cubriéndole la cara, pero a mí esa estructura ósea no se me despinta y, además, estaba acompañado por personal del festival, algo que no ocurriría si se tratara de un asistente común.
Al terminar Down me fui corriendo, con la oportunidad de ver aunque fuera, una canción de Vader. Sabía que llegaría a finales de su actuación, pero lo poco que vi, me convenció. Vader están entre los pioneros del thrash death metal europeo, y por otra parte fue de los primeros grupos polacos en trascender su nacionalidad. Nada de bichos ni parafernalia, la música pura y dura, y el público respondiendo con todo su corazón. Los dos últimos temas que tocaron, fueron versiones de otras bandas. En primer lugar fue una potente versión de Black Sabbath, del grupo del mismo nombre, y para cerrar, Raining Blood de Slayer. Dejaron el escenario hecho puro fuego.
A estas alturas de la tarde, ya estaba convencido de que Dios existe. ¿Quién si no, hubiera querido joder con el mal tiempo un evento que, precisamente, se llama Hell Fest? El día estaba nublado y se la pasó lloviendo, pero no como llueve en Cuba que cae un aguacero y se acabó; la lluvia en Clisson estuvo muy bien dosificada: a cada hora llovían 10 minutos. Llovía y nos poníamos el chubasquero, escampaba y nos lo quitábamos. A la tercera o cuarta vez, decidí ya quedarme con el chubasquero puesto. La temperatura era de 20°, y si bien es cierto, que 20° con sol es una temperatura agradable, 20° con lluvia y viento, es algo muy jodido.
Aún así, decidí llegarme al Mainstage 2 para ver a Meshuggah, y después contarle a todos ustedes y especialmente a Iosvani Milhet, el Zeppelin, vocalista de Hipnosis. ¿Pensaron alguna vez que tanta complicación técnica se podía tocar en directo? Pues sí, los Meshuggah demuestran que sí. Sus actuaciones son técnicamente inhumanas, y las guitarras de ocho cuerdas no están ahí de adorno. Tocaron varias canciones de Obzen, y de otros discos anteriores, y durante su actuación no hubo ni mucho mosh pit ni mucho hardcore, sino que más bien todos estaban con la boca abierta, y de vez en cuando cabeceaban en las partes más marchosas.
Alain Acuña de seguro quisiera ver a Iggy and the Stooges, pero yo tenía que ir a comer algo, para mantener mis fuerzas y disfrutar de lo que venía detrás. De lejos pude escuchar su actuación, que debió haber sido muy buena, cerrando con I wanna be your Dog, como no podía ser de otra manera.
Regresé a tiempo para posicionarme en un buen punto, y disfrutar de la actuación de Morbid Angel. Entre la humedad y el viento, había tremendo frío. La banda comenzó con el primer tema de su último disco Illud Divinum Insanus, y a partir de ahí desarrollaron un set de clásicos de su discografía. Son la esencia del death metal, y siempre pensé que sonarían mucho más fuertes si bien es cierto que en directo, Tim Yeung toca la batería de la misma manera que como se escucha las grabaciones, o sea, asombroso con el doble pedal, es un digno sustituto de Pete Sandoval. David Vincent es muy carismático y con pocos diálogos y mucha música mantuvo al público disfrutando con el grupo.
El plato fuerte de la noche era la actuación de Rob Zombie, quien venía acompañado de John 5 a las guitarras, Piggy D al bajo, y aunque había estado en el grupo hasta hace unos días, no venía con él en esta noche, para tristeza mía, que me hubiera gustado mucho ver, Joey Jordison, cuya fama no deja de crecer. En su lugar venía Ginger Fish. Tanto John como Ginger, habían estado juntos, y conformado la banda de Marilyn Manson, durante varios años, por un momento sentí la preocupación de que esta noche, Zombie llegara a sonar bastante parecido a Manson. Pero no fue así, si bien el sonido ha cambiado y suena muy diferente a lo que se escucha en las grabaciones, se mantiene el espíritu de Rob, y el espectáculo continúa siendo muy visual. El escenario lo adornaban posters de Frankestein y otros monstruos de películas, mientras encima del propio escenario se habían colocado tres bases metálicas de unos 50 centímetros de altura, que utilizaban los tres músicos frontales para destacarse más. Me recreé mucho con el sonido y el virtuosismo de John 5, que rompe con la estampa del súper guitarrista, ya que es el primero de ellos que se maquilla de manera teatral. Por su parte, Zombie dejó atrás parte de la parafernalia que utiliza en otros conciertos, pero no olvido, para nuestro deleite visual, el baile de las chicas en topless durante la canción Living Dead Girl. También interpretó dos temas del grupo que lo llevó a la fama, o que él llevó a la fama, y que, sobretodo Thunderkiss 65, causó un gran impacto. Zombie bromeaba con el público entre canción y canción, diciendo que él no sabía francés, pero esperaba que lo entendiera. Sin embargo, me parece que no lo entendieron mucho, a pesar de que algunos sí se reían con sus ironías. Fue un concierto espectacular, y muy aplaudido y bailado.
Le tocaba cerrar la noche del viernes a In Flames. Con un disco recién salido al mercado, Sound of a Playground Fading, salían a defenderlo con el mismo virtuosismo que han alcanzado. Musicalmente, es un grupo muy atractivo, con una música que tiene cierta complejidad, sin embargo en directo, lo contradictorio de su imagen con relación a la música me chocó bastante. Aquello que los seguían en su primera etapa donde se decantaban por un death metal melódico, ya los han ido abandonando con el cambio actual a un sonido más americano. Muchos se fueron a ver a Mayhem, y quizá yo también debía haberlo hecho, pero me quedé porque habiendo escuchado todos los discos de este grupo, y el último con especial detalle, me sentía atraído hacia la propuesta de la banda.
Antes de que terminaran, y como quería verlo todo, me fui corriendo hasta la Terrorizer Tent para ver a Monster Magnet, un grupo cuyos videos me han gustado mucho, y su música, apegada al stoner rock, me llama la atención. Sin embargo lo que vi fue decepcionante, aquella estampa de músico jodedor de Dave Wyndorf se ha perdido por completo, y en su lugar hay un gordo del mismo nombre, que se mueve a cámara lenta. Pensé que yo era el culpable, que al estar cansado, mojado, y ser cerca de las dos de la mañana, estaría viendo visiones, pero al otro día le pregunté a personas del público qué les había parecido, y sus criterios fueron muy parecidos a lo que escribo aquí. Ya de regreso en la tienda, vi los fuegos artificiales con los que cerró la noche del festival,
Si deseas saber lo que pasó el sábado en el Hell Fest, pincha aqui: http://www.rockencuba.com/conciertos-y-festivales/hell-fest-sabado-18-de-junio-2011