30 de Junio de 2016, Bilbao (Bilbao Arena)
Su concierto de hace un par de años en esa gira de despedida que pocos se creyeron me pareció tan flojo que tuve un doble motivo para alegrarme de que, como en otros muchos casos, tan solo fuera un “engaño” a los seguidores de una banda a la que aún le pueden quedar más capítulos. En primer lugar, la nostalgia me invade cada vez que un gran grupo de esos con los que has crecido anuncia un adiós definitivo, con lo que aunque no les veamos en plena forma siempre se agradece tenerles en activo. Pero es que por otro lado tal sinsabor dejó su actuación del Azkena de Vitoria – Gasteiz que no pude menos de agradecer el poder desquitarme con otra oportunidad donde, tal vez, viéramos verdaderamente esa grandeza de una de las bandas de heavy metal más relevantes de la historia. Cruzaba los dedos.
No, esta vez ya no era la gira de despedida. Una vez dicho el adiós ahora la excusa era celebrar su 50 aniversario, si bien no creo que a los asistentes les importara demasiado el motivo. El caso es que Scorpions se dejarían ver en esta gira a su paso por la capital vizcaína en un recinto fantástico como es el Bilbao Arena de Miribilla, que días antes ya tenía colmado el aforo de pista. Así, el ambiente fue excelente para disfrutar de unas leyendas en vivo que esta vez nos sacarían a muchos esa espinita que se nos había quedado clavada.
No podemos hablar tan bien de Sabaton, banda que nunca ha estado entre mis preferencias y de los que me cuesta entender su éxito. Tal vez precisamente sea su sencillez lo que haga que sus canciones lleguen a la gente y conecten, pero lo cierto es que, bajo mi punto de vista, poco o nada aportan al heavy metal en la actualidad. Pero es que si además de eso tampoco tienen el día puede que incluso sus 45 minutos se lleguen a hacer largos.
Vestidos con pantalones militares y encabezados por ese particular vocalista siempre con llamativo chaleco, los guerreros suecos aparecieron en escena, sin llegar a transmitir la frescura de otras ocasiones. Desconozco el cansancio que puedan arrastrar y las circunstancias en las que talonearon a los alemanes, pero parecieron bastante faltos de fuelle para, al menos, hacernos entonar sus himnos de batalla.
“Ghost Divison” intentó comenzar con fuerza, pero con un sonido aún no excesivamente nítido aquello no termino de arrancar. Su nuevo “The Lost Battalion” tampoco engancha de la misma manera que sus temas pretéritos, aunque consiguieron que la peña coreara “Swedish Pagans” y estuvo un tanto vacilón Joakim Brodén haciéndose con la guitarra para “Resist And Bite” y arrancando con una pequeña broma con un desaliñado riff del “Smoke On The Water” de Purple. Se atrevió Joakim Brodén a corear esa melodía de “Wings Of Change”, pero no se marcaron tampoco ninguna versión de Scorpions, sino que nos brindaron “To Hell And Back”, antes de emprender el final con un “Primo Victoria” que siempre sirve de acicate para poner al personal a botar, pero creo que en este caso con la banda llegando un poco justa a ese momento y casi agradeciendo dar el relevo a los alemanes.
La expectación era máxima en el Bilbao Arena ante la llegada de Scorpions. Uno de esos grupos grandes que todo buen seguidor del heavy metal quiere ver al menos una vez en la vida, y que tras 50 años de trayectoria pisaban por primera vez Bilbao, seguro que dando la oportunidad a más de uno de verles por primera vez. Por eso, siempre es una alegría que una banda de este calado siga en activo, porque siempre hay cuentas pendientes con el adolescente que no hoy les vería por primera vez, con aquel que jamás tuvo oportunidad de desplazarse para verles en otros lugares e incluso con aquel que habiéndoles visto en múltiples ocasiones, y pese a tener ya sus años encima, durante un buen rato pasaría a sentirse nuevamente con ese espíritu rejuvenecido por canciones que han marcado su vida. Con esto no quiero encubrir la estrategia comercial de su gira de despedida, ni tan siquiera justificarla, pero viendo las caras del personal en Bilbao tras el concierto, y también antes del mismo, no creo que a la gran mayoría le pareciera nada mal poder tener esta oportunidad y disfrutar al máximo de unos grandes clásicos.
Porque Scorpions en este caso estuvieron a la altura de su leyenda para deleite de los presentes, ayudados por un espectáculo visual con una enorme pantalla que ocupaba todo el fondo del escenario a modo de gran telón vivo, donde se proyectaban imágenes de otros tiempos de la banda alemana y algunas de la imágenes recogidas in situ en directo con efectos que realzaban la espectacularidad del show. A ambos lados dos pantallas en posición vertical hacían que aquello se extendiera aun más allá de los límites de ese gran escenario.
Calló el telón y aparecieron los Scorpions con “Going Out With A Bang”, toma de contacto para encandilar definitivamente con “Make It Real” y ganarse al personal autóctono con una gran ikurriña sobre la pantalla con la sombra de los músicos delante de ella. “The Zoo” hizo que aquello no decayera con el vocalista comenzando a repartir baquetas tras tocar un cencerro de acompañamiento, aunque reconozco que tuve mis dudas sobre el triunfo final de la banda cuando a las primeras de cambio nos topamos con un “Coast To Coast” algo ralentizado que daba descanso a Klaus Meine, aunque se le pudo ver apoyar con una tercera guitarra desde un lateral del escenario en la parte final del mítico instrumental.
Un medley hiper rockero con “Top Of The Bill”, “Steamrock Fever”, “Sepedy´s Coming” y “Catch Your Train” tuvo su momento de gran brillantez, continuando con un sorprendente “We Bult This House” como una autoreivindicación de la banda en esta etapa tan avanzada de su carrera, queriendo que en pantalla pudiéramos leer su letra. Sin embargo, “Delicate Dance” pudo suponer otro pequeño bajón en los ánimos, si bien, se lució Matthias Jabs al frente de la plataforma que sobresalía del escenario. Curiosa la aparición de un desconocido segundo guitarra dando en este caso un descanso no solo al vocalista, sino a Rudolf Schenker, dejando que fuera su compañero quien acaparara todo el protagonismo.
Temí por el derrotero en el que podría caer el concierto cuando un nuevo medley de baladas tomaba el relevo, con los componentes recogidos en pocos metros cuadrados haciendo más intimo el momento y con Mikkey Dee tocando el cajón en los fragmentos “Always Somewhere”, “Eye Of The Storm” y “Send Me An Angel”, momento este último que me pareció de los más brillantes. Tanto o más a mi modo de ver que el propio “Wings Of Change” con el símbolo pacifista apareciendo en pantalla y tras el propio chaleco Klaus Meine. En todo caso uno de los momentos más añorados por muchos, aunque a veces hay canciones que a uno le resultan tan sobadas que se queda con la frescura que pueden tener otros clásicos menos trillados.
Llegado este ecuador de la actuación aquello tomaría unos derroteros bien diferentes que terminarían por decantar la balanza completamente a favor de la banda que dejaría una sensación prácticamente de plenitud en todos los presentes. “Rock & Roll Band” fue una nueva autoreivindicación, y “Dynamite” fue clave en el repertorio. Explosivo, rockero, rompedor y adictivo con una carrera final antológica de Rudolf Schenker de lado a lado del escenario. Precedió a un “Into The Fire” que ya ponía rumbo a los grandes clásicos por todos conocidos, con un solo de Mikkey Dee de un nivel alucinante. En ambos laterales de la gran pantalla veíamos su portentosa figura, con su propia sombra reflejándose al natural al fondo del escenario. El ritmo imprimido a la actuación por él la entiendo también clave en esta mejor versión de los Scorpions que pudimos ver esta noche.
Eso se notó en un “Blackout” rompedor, aunque también cabe destacar un “No One Like You” con Klaus Meine en un estado vocal envidiable. Con mucha más fuerza que en su concierto de Gasteiz de hace un par de años. Y para remarcarlo llegaría “Big City Nights”, uno de esos himnos que levanta recintos, con anecdótico lanzamiento desde el público de bandera española que inocentemente el vocalista se colgó de su hombro ante la pitada general. El final apoteósico con Schenker de nuevo como protagonista recorriendo el escenario solo aumentó la explosión de euforia del personal con el último estallido sonoro del tema. Anecdóticamente se inicio una guerra de banderas de lo más curiosa, con la bandera española cayendo primero en manos de Klaus Meine ante los pitidos del personal para luego llevarse a camerinos otra bandera. No me quedó muy claro si podría ser de la Comunidad Valenciana.
El interludio de amago de despedida que nadie se creyó se acompañó de sonoros oes que hacían retumbar el pabellón, con todo el mundo teniendo en mente dos temas de los que no pueden faltar. La balada por excelencia “Still Loving You”, con el final definitivo en esta batalla por conseguir que el vocalista se hiciera con una bandera definitiva, esta vez por fin una ikurriña que lució bastante más seguro que las anteriores; y uno de esos clásicos ineludibles del heavy metal “Rock You Like A Hurricane” que con todo a favor no fueron desaprovechados por los alemanes para sellar el triunfo en la capital vizcaína, aunque no dejaron de apuntalarlo con un espectacular final con Rudolf Schenker haciendo el molinillo sobre las cuerdas de su guitarra en diferentes puntos del escenario para deleite de personal. Alargando el final de un momento que no queríamos que llegara, el de la despedida de una noche para el recuerdo.
Cierto que cuando uno de los grandes del rock da el do de pecho todo tiende a sobredimensionarse. Es decir, que les hace falta mucho menos para que el personal exagere las sensaciones de un concierto, consiguiendo poner a todos a sus pies de una manera mucho más premeditada que una banda que se lo tiene que currar con canciones que no han alcanzado ese grado de leyenda. Tal vez en la euforia de todos hubiera un poco de eso al final de la descarga, pero tampoco con esto quiero quitar el valor real a lo vivido por el público presente en esta gran cita, que pudo disfrutar de una leyenda viva de medio siglo de andadura en un estado de forma por el que muchos no hubiéramos apostado antes del concierto. Así que a aprovechad mientras dure disfrutando de cada oportunidad de estas como si fuera la última, por si acaso.
Publicado Originalmente en www.lamiradanegra.com